El presidente de China, Xi Jinping, nunca ha ocultado su afición por el fútbol y desde que asumió su mandato en 2013 la Superliga local vive una expansión histórica que ha encontrado en Sudamérica un atractivo mercado.
De los 84 futbolistas extranjeros que juegan en el campeonato asiático, 32 son sudamericanos.
La base la conforman los 22 jugadores brasileños que ya constituyen la mayor colonia de la Superliga china. Un potente inicio de 2015 disparó al gigante asiático como el país que más dinero ha invertido en los equipos del Brasileirao esta temporada, según los datos de la web especializada en fichajes Transfermarkt.
A sus 23 años, Ricardo Goulart fue el mejor jugador del pasado campeonato brasileño para la revista Placar. Sus 15 goles con el Cruzeiro le valieron su debut con la ‘canarinha’ y que el Guangzhou Evergrande pagara casi 18 millones de dólares para que eligiese como destino a China en un momento clave de su carrera.
Ahogados por deudas de más de 4.000 millones de reales (1.216 millones de dólares al cambio actual), los clubes brasileños han encontrado un alivio a sus convulsas cuentas en los casi 34 millones de dólares que, según Transfermarkt, han desembolsado las entidades chinas en Brasil.
“Existe una nueva etapa en el fútbol chino con la entrada del capital de grandes empresas y hasta de gobiernos locales en los clubes. Es muy difícil que un equipo brasileño pueda competir con una oferta china”, dijo a la AFP el abogado Marcos Motta, asesor legal en grandes operaciones del fútbol brasileño como el traspaso de Neymar y con experiencia en el mercado asiático.
De China a la Seleçao:
Tres de los cinco artilleros del Brasileirao que finalizó en diciembre juegan ahora en China: el boliviano Marcelo Moreno, flamante fichaje del Changchun Yatai y que logró 15 tantos con el Cruzeiro, el argentino Hernán Barcos, que cambió el Gremio por el Tianjin Teda, además del propio Goulart.
Sus salidas se suman a las de la estrella argentina del Fluminense Darío Conca hacia el Shanghai SIPG, y la del internacional Diego Tardelli, que partió en enero del Atlético Mineiro rumbo al Shandong Luneng.
La apuesta, de momento, no le ha salido mal al exatacante del ‘Galo’, que al comienzo del mes se convirtió en el primer brasileño convocado para la selección mientras milita en un equipo chino. “Ahora Asia está fichando a jugadores con experiencia y China se ha transformado en el nuevo ElDorado. Esa es la historia del fútbol actual y tenemos que adaptarnos”, afirmó el seleccionador de Brasil, Dunga, sobre la convocatoria de Tardelli para los amistosos contra Francia y Chile, aunque finalmente no jugará por lesión.
Con casi 30 años, el responsable de los dos tantos contra Argentina en el último ‘Superclásico’ -que se jugó por primera vez en Pekín- siguió los pasos del que fuera su entrenador en el Atlético Mineiro en la conquista de la Copa Libertadores-2013.
Apenas seis meses después de levantar el trofeo más importante de su carrera, Cuca cruzó el mundo para ponerse a los mandos del Shandong Luneng, donde también juegan los brasileños Junior Urso y Aloísio, así como el argentino Walter Montillo.
“El nombre de Brasil aún es muy fuerte en China y eso convierte el fichaje de cualquier jugador brasileño o que haya jugado en Brasil como Conca -que hizo su carrera en Brasil- en mucho más popular”, afirma Motta, asesor del argentino en la negociación de su nuevo contrato.
Viaje de ida y vuelta:
Conca, que ya tuvo un paso por el Guagnzhou Evergrande entre 2011 y 2013, fue un pionero en un viaje que llegó a situarle entre los jugadores mejor pagados del mundo con un sueldo de 7 millones de dólares al año.
Tercera colonia de extranjeros en la Superliga china, cinco futbolistas argentinos juegan esta temporada en el gigante asiático. A ellos se suma el colombiano Giovanni Moreno, que llegó al Shanghai Shenhua en 2012 procedente del Racing de Avellaneda.
Para Erich Beting, director del portal Máquina do Esporte, la marcha de jugadores sudamericanos a ligas de menor nivel futbolístico es también un problema de los clubes locales, que no saben crear un entorno que les retenga.
“A veces el club sólo piensa en la actuación dentro del campo y se olvida de crear un arraigo para que el jugador no quiera salir. Es el caso de Jadson, el centrocampista del Corinthians, que tenía una oferta de China y al final decidió quedarse porque la familia insistió”, opina Beting.
Un proceso fuera del alcance de muchos clubes sudamericanos atrapados en una carrera contrarreloj por la viabilidad financiera. (AFP)
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