Es el traje de gala por excelencia en Marruecos: el caftán, esa prenda tradicional, es la máxima expresión de la elegancia, ha inspirado a grandes diseñadores como Yves Saint Laurent y se exporta ahora como producto de lujo en todo el mundo árabe.
Este vestido tradicional largo, que se acompaña generalmente con un cinturón ceñido llamado “hezam o mdamma” que puede ser de tela o de metal noble, es una ropa que se lleva en ocasiones señaladas, familiares u oficiales.
Los costureros y estilistas marroquíes han logrado adaptar el caftán a las últimas tendencias hasta adquirir cierta versatilidad, sin perder su carácter de “traje de ceremonia” por excelencia.
Y es que con el paso del tiempo el caftán ha ido consolidando su posición como prenda obligatoria en cualquier acontecimiento social y familiar (bodas o cumpleaños), en fiestas religiosas como el mes de ayuno del Ramadán o incluso en pequeñas recepciones entre amigos.
En importantes actos oficiales, dentro o fuera del país, las mujeres marroquíes lucen con suntuosidad su caftán como una muestra de máxima elegancia en inauguraciones, cócteles o recepciones diplomáticas. “El caftán ha sido siempre la base de nuestra vestimenta de gala que se ha ido modernizando. De una prenda que se llevaba principalmente en las bodas ahora se lleva en distintas ocasiones”, cuenta a Efe la costurera Saadia Rhoura.
Rhoura explica desde su taller en plena medina de Rabat que la demanda del caftán suele ser regular todo el año, pero alcanza su cúspide a partir de la segunda quincena del mes de ayuno cuando las clientas piden caftanes ligeros para el “aid” o la fiesta del fin de Ramadán, o en verano, momento preferido para celebrar las bodas.
El caftán tiene varios tipos, adecuados en cada caso a un contexto: aunque en general se trata de una única pieza de ropa, está también la “takchita”, un largo vestido con dos piezas superpuestas que requiere mucha tela para su confección y es considerado el más glamuroso.
Luego está la llamada “faracha” (mariposa), túnica larga o corta con mangas en forma de mariposa y adornada con perlas llevada en pequeñas recepciones o en reuniones más informales entre amigos.
Los estilistas más modernos se han atrevido incluso a “acortar” el caftán por encima de la rodilla, y ahora hay variantes para llevarlo combinado con un pantalón.
Según los modelos, varían también los precios, que pueden empezar en los 2.000 dirhams y superar los 10.000 (de 200 a 1.000 euros) dependiendo de la calidad de la tela, el diseño y la complejidad del trabajo que supone, pues en general las clientas prefieren los caftanes cosidos a mano.
Debido a su alto precio -recuerda Rhoura- algunas mujeres optan por alquilarlo para cada ocasión, pues una regla no escrita dice que no hay que volver a usar dos veces el mismo caftán.
Hacer un caftán es un trabajo complejo que requiere tiempo, además de la participación de varias personas: el que hace el diseño, el encargado de adornar o bordear la tela, el que hace la “sfifa” (hilo trabajado con seda que adorna la prenda en el centro, de arriba abajo) o el que hace el cinturón.
Así, las mujeres encargan su caftán según su gusto o las tendencias que van saliendo: las hay que acuden a su costurero con una fotografía para que “imite” en lo posible ese modelo, mientras que otras dejan que sea su sastre el que las inspire.
La diseñadora marroquí Naima Amaize explica que cada caftán que se hace es una prenda única que refleja la diferencia y la personalidad de quien la lleva.
Amaize cuenta que a veces interviene para cambiar la opinión de las clientas sobre el color o el diseño de un caftán. “Veo a la clienta y me imagino el caftán que le convendrá más, lo que le quedará bien”, subraya Amaize, quien dice que ella vela por mantener el carácter auténtico del caftán, pero eso no le impide seguir las últimas tendencias y los desfiles internacionales de moda para inspirarse.
Muselina, Georgette, satén duquesa y tejidos florales marcan las últimas tendencias del caftán y los colores que más se ven varían entre el amarillo, el verde pastel, el camel, el azul o el blanco.
Hace ya mucho tiempo que el caftán dio el salto a la alta costura europea desde que en los años sesenta el diseñador Yves Saint Laurent -un enamorado de Marruecos- lo incorporara a una colección.
Más tarde también inspiró a grandes de la moda como Oscar de la Renta, Kenzo, Jean Paul Gaultier o Christian Lacroix. (EFE)
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