Universidad, construcción de paz e impacto social

Por: Juan David Cárdenas.

En días anteriores el Centro de Pensamiento para la Paz de la Universidad Nacional de Colombia fue reconocido por la Universidad de Pensilvania y su índice global de Think Tanks dentro de un selecto grupo de organizaciones, que surgiendo desde centros universitarios, contribuyen y tienen una gran influencia sobre distintos aspectos de sus países, regiones y entornos cercanos.

En momentos como el que atraviesa el país, donde todo parece indicar que nos acercamos a la firma de un acuerdo de terminación del conflicto con las FARC, las universidades adquieren un protagonismo central en los procesos de pedagogía, construcción de cultura de paz y acompañamiento a los procesos de reintegración, reconciliación y convivencia social. La influencia y ascendencia que tienen las instituciones educativas pueden ser factores de credibilidad y legitimidad muy importantes en la etapa del postconflicto y sus iniciativas serán determinantes para la consolidación de la paz.

Universidades como Los Andes y la Javeriana vienen implementando programas de postgrado relacionados con estudios de paz, resolución de conflictos y construcción de paz. La Universidad Nacional viene acompañando el proceso de paz desde sus inicios y de la mano de Naciones Unidas ha coordinado los distintos foros y encuentros temáticos y regionales que han alimentado la discusión en la mesa de la Habana y han permitido la participación de distintos sectores en el marco de las conversaciones para dar fin al conflicto armado.

A nivel regional distintos centros educativos vienen involucrándose con iniciativas de diversa naturaleza relacionadas con el acompañamiento a las víctimas, los procesos de restitución de tierras y reparación, entre otros, contribuyendo a dar legitimidad institucional a muchas acciones que de otra manera, quizás, no podrían prosperar exitosamente.

Esta tendencia nos muestra el camino que deben seguir las universidades pasando de únicamente “pensar la paz” a ayudar a “construir la paz”. El momento histórico requiere de gestos de grandeza e involucramiento de las distintas universidades en el proceso de paz. En un país con una crisis de confianza institucional permanente, las universidades son uno de los pocos espacios institucionales que todavía conservan un nivel importante de confianza, credibilidad y legitimidad a los ojos de la sociedad.

Independiente de sus proyectos educativos institucionales, sus valores y creencias, las universidades por su naturaleza racional, dialogante y deliberante, son las llamadas, desde lo público o lo privado, a ser abanderadas de la paz y la reconciliación del país. Está en sus manos una labor de enseñanza y pedagogía para la paz, que desde una mirada del pasado, el presente y el futuro, nos muestre a los colombianos las bondades de vivir en un país sin violencia, pero que también cuestione a los diferentes actores violentos, incluso el Estado, sobre sus responsabilidades, fomentando y posicionando debates y reformas institucionales que contribuyan a consolidar la paz más allá de la firma de unos documentos.

En esa misma línea, el gobierno actuando en consecuencia, debería fortalecer las universidades públicas como centros de pensamiento crítico y a la vez propositivo para que sirvan como un laboratorio de construcción de iniciativas de paz, e involucrar así mismo a las universidades privadas para que se involucran más directa y activamente con la construcción de paz trascendiendo las aulas y las paredes de los claustros universitarios.

El momento histórico esta dado para que las universidades se reconecten con la sociedad desde sus distintas labores de catedra, investigación y proyección social. ¿Están las universidades dispuestas y listas para aceptar este reto? Esperemos que sí. La sociedad colombiana les estaría eternamente agradecida.


 

 

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