La verdadera enemiga

Por: Juan David Cárdenas.

El discurso tradicional en defensa de la institucionalidad siempre ha culpado al conflicto de la falta de desarrollo económico y social. En parte, esto puede ser cierto, en la medida en que muchos recursos, que podrían haberse invertido en solucionar la absurda brecha de desigualdad social imperante en el país, se han invertido sistemáticamente en el gasto militar.

Hoy, cuando el país está en medio de una negociación buscando terminar el conflicto con la guerrilla de las Farc e iniciando un proceso con el ELN, es válido preguntar si la verdadera causa del atraso social, la inequidad y la injusticia en Colombia se puede explicar únicamente en la violencia.

Basta con ver las noticias, y encontrar situaciones como la de la alimentación escolar, políticos que mienten sobre sus estudios, obras públicas que quedan mal hechas, servidores públicos que se apropian de nuestros impuestos, nominas paralelas, entre otros, para tener claro que hay un factor aún más profundo, estructural, incluso cultural, que hace de este país una sociedad políticamente inviable.

En tránsito, al menos es lo que se pretende, de una cultura de la guerra hacia una cultura de la paz, tendríamos que ver como un imperativo, aún más importante para la consolidación de un nuevo país, la transición de una cultura sociopolítica corrupta hacia una cultura de la transparencia y la moralidad pública.

La educación en el respeto a lo público, que no necesariamente debe verse como una defensa de un modelo estatista, es fundamental para avanzar hacia esa cultura de la transparencia y la moralidad pública.

Difícilmente podremos avanzar hacia la construcción de esa paz estable y duradera si no interiorizamos el valor de lo público y el objeto de la acción estatal en relación con los más vulnerables y afectados por el conflicto y la situación social y económica del país.

La verdadera enemiga del progreso y de la paz en Colombia es la corrupción. Históricamente las regiones han visto saqueadas sus arcas y los ciudadanos negados sus derechos fundamentales. Quizás esa sea la verdadera génesis de la conflictividad social en Colombia. Si no damos el tránsito hacia la cultura de la transparencia muy difícilmente podremos consolidar la paz como ,seguramente, la mayoría de colombianos quisiéramos poder disfrutar en algún momento de nuestra vida.


Imagen en página principal cortesía de Sira Anamwong en FreeDeigitalPhotos.net


 

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