Por: Jesús Anturi – Editor.
En el marco del aniversario número 50 de la universidad, destacamos los principales logros de la división de Humanidades y Ciencias Sociales en estos años de historia. Hablamos con su decano.
Aunque la prioridad de los fundadores de la Universidad del Norte, hace 50 años, estaba enfocada sobre todo en la formación de profesionales que lideraran los procesos de desarrollo empresarial e industrial que la ciudad en ese entonces demandaba, desde los inicios también pensaron en la necesidad de fortalecer las competencias humanistas de los profesionales. Así que cinco años después de la fundación, nació el programa de Psicología, que fue el precedente para lo que después se constituiría en la División de Humanidades y Ciencias Sociales, que además de Psicología, incluye los departamentos de Historia y Ciencias Sociales, Humanidades y Filosofía, Comunicación Social, y Economía.
Desde entonces, esta área académica tiene entre sus responsabilidades la labor de impartir los componentes de formación humanista en todos los pregrados y posgrados de esta universidad. Un sello que se ha convertido en característica común de sus egresados. En el marco del aniversario número 50 de la institución, conversamos con Alberto De Castro, decano de Humanidades y Ciencias Sociales sobre los principales retos del área, su proyección y los retos que afrontar en la actualidad.
¿Cuáles han sido los principales logros de la división?
Humanidades y Ciencias Sociales ha sido por mucho tiempo un líder a nivel investigativo. Cuando esta universidad todavía estaba posicionándose en investigación, ya la división investigaba y producía la mayoría de la investigación institucional. Siempre estuvo a la cabeza y fue pionera en desarrollo de programas de especialización, maestría y doctorado (el primer doctorado de la universidad y del Caribe fue el de Psicología). Por otra parte, el Centro de Investigaciones en Desarrollo Humano, CIDHUM, ha sido reconocido por Colciencias por su excelencia durante casi dos décadas. Durante mucho tiempo fue el único centro de ciencias sociales del país reconocido como excelente; además hoy somos uno de los dos referentes nacionales para el estudio de infancia y juventud. Hoy contamos con tres doctorados bien posicionados —el de Psicología, Ciencias Sociales y Comunicación Social, este último es el único de todo el país—, y uno que inicia a partir de este año, en Economía. Actualmente, estamos en proceso de formalizar un convenio con cinco universidades del exterior para realizar pasantías postdoctorales. Varios de nuestros profesores han recibido reconocimientos y premios nacionales e internacionales.
¿Qué decir de los pregrados que ofrecen?
Es una división que tiene todos sus programas acreditados, excepto el de Filosofía, que apenas lleva tres semestres. Destaco que Economía en varias ocasiones ha obtenido el primer lugar en el país en las Pruebas Saber Pro, lo cual es valioso para un programa relativamente nuevo. Estudiantes del programa de Psicología también se han destacado a nivel nacional en estas pruebas. Y el logro del programa de Comunicación Social de obtener la acreditación internacional por parte del Consejo Latinoamericano de Acreditación en Periodismo también es muy representativo.
¿Cómo se proyecta el área para los años venideros?
Tenemos que hablar de la proyección en varios sentidos. Dado el énfasis y la forma como se hace hoy en día la investigación, creamos una red internacional de postdoctorado en Ciencias Sociales y Educación con universidades latinoamericanas y europeas. Ahora nos proyectamos a alcanzar la acreditación de todas nuestras maestrías y doctorados, desarrollando procesos de doble titulación para los pregrados, es decir, le vamos a apostar muchísimo a la internacionalización. También vamos a apostarle mucho más al trabajo interdisciplinario. La idea es que las ciencias sociales comiencen a contextualizarse mucho más en las necesidades de las otras área del saber científico. Finalmente, nos concentraremos mucho en desarrollar proyectos de intervención o investigación que impliquen un impacto social explícito para la región.
¿Qué programas académicos piensan ofrecer a futuro?
En este momento estamos pensando un pregrado en ciencias sociales, que probablemente enfatice en antropología, la arqueología y la historia, porque es una área de investigación que estamos fortaleciendo. Adicionalmente, a mediano o largo plazo —ya que primero queremos consolidar el pregrado— pensaremos en un doctorado en filosofía, y vamos a reforzar el área de literatura. Estamos estructurando una maestría en Relaciones Públicas y una maestría en Economía en profundización. También abriremos una especialización en Arqueología vinculada a una universidad de Portugal. Asimismo, la maestría en Comunicación Social la vamos a reforzar con un área de énfasis en periodismo. Y estamos estudiando la apertura de una maestría en intervención psicosocial, dada la situación que se está dando en el país con el posconflicto.
En investigación, ¿cuáles temas quieren fortalecer?
La división es un referente a nivel nacional en el tema de infancia y juventud. Esa es un área que seguiremos fortaleciendo. Adicionalmente, ya estamos desarrollando proyectos en postconflicto y queremos que sean interdisciplinares. Las ciencias sociales no pueden estar de espaldas o ajenas al desarrollo tecnológico, al desarrollo administrativo o al desarrollo financiero, sino que deben aportar una serie de elementos críticos que permitan que cualquier disciplina se desarrolle apropiadamente en un contexto social determinado.
Hablemos de la labor que desempeñan en la universidad como los responsables de impartir la formación humanista en los estudiantes de todas las profesiones.
Ahí hay dos retos básicos: uno es que con las asignaturas de humanidades y de ciencias sociales se puedan desarrollar competencias en los estudiantes, competencias básicas institucionales, como la comprensión lectora, el desarrollo de la habilidad escrita, la expresión oral o el desarrollo del pensamiento crítico. El reto es que el estudiante aprenda contenidos puntuales al tiempo que desarrolla habilidades que le permitan de mejor manera aplicar el conocimiento aprendido en distintos contextos. Segundo, en las asignaturas que los permitan, les hemos pedido a los directores de departamento que profundicen mucho más el trabajo con el estudiante a través de casos prácticos. Es decir, que en esas asignaturas se evalúe el análisis de situaciones prácticas de la vida laboral y de la vida social, donde se entienda cómo la perspectiva personal ante esa situación permea, matiza, repercute sobre su desempeño laboral.
¿Es difícil llegarles a estudiantes de profesiones más técnicas?
Tenemos un reto social y cultural: los estudiantes que van llegando a la educación superior cada vez vienen con una descontextualización en un sentido histórico, social, político, económico y cultural. Para nosotros es un reto inmenso que estos estudiantes aprendan a ubicarse en el contexto en el que se encuentran, y sean capaces de pensar críticamente. Si estamos formando profesionales, la idea no es aportar a la sociedad personas con conocimiento técnico únicamente, sino con una capacidad para aplicar el conocimiento que tienen en distintos contextos, y para esto tienen que estar ubicados social, cultural, política e históricamente.
Nota publicada en UnNorte, publicación mensual de la Universidad del Norte, reproducida en PCNPost con autorización.
SOURCE: UnNorte
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