Algunos lo llaman guardián del legado periodístico de Gabriel García Márquez, pero Jaime Abello prefiere que lo consideren “un intérprete de la visión del maestro”, quien creó en Colombia la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) para contagiar su pasión por “el mejor oficio del mundo”.
“Todo empezó en diciembre de 1993”, cuenta Abello a la AFP vía telefónica, antes de inaugurar en Medellín un festival de tres días para entregar el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, el galardón que resume los valores con que nació la FNPI hace 20 años. Cuando recibió la llamada de Gabo, como llama a su mentor, Abello dirigía en Barranquilla el canal de televisión pública Telecaribe y no tenía idea de cuánto cambiaría su vida tras esa cena del Día de los Santos Inocentes con el Nobel de Literatura, fallecido el pasado 17 de abril a los 87 años. “Hay que hacer algo por los periodistas jóvenes’, me dijo”, recuerda Abello, y señala que esa “obsesión” del genio de Aracataca empezó a esbozarse aquella noche y terminó de plasmarse en el famoso discurso de García Márquez ante la 52a asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en Los Ángeles, en 1996.
Su objetivo era claro: generar un espacio de reflexión y encuentro generacional para impulsar un periodismo iberoamericano de calidad, y sobre todo, recuperar el ambiente fermental de las tertulias de otrora en las salas de redacción, esas que tanto había disfrutado el propio García Márquez como cronista de diversos medios. Abello no olvida el entusiasmo contagioso del escritor ya consagrado.
Durante meses trabajó con él y con firmas como Tomás Eloy Martínez y Joaquín Estefanía para dar forma a lo que se convertiría en la meca de muchos periodistas iberoamericanos: una institución educativa para estimular a reporteros, sin fines de lucro y en Cartagena de Indias, la ciudad a la que Gabo siempre quería volver. “No le interesaba nada que se pareciera a una escuela de comunicación social o a una universidad. De hecho, ni siquiera damos certificaciones de nuestros talleres. Lo que buscaba era propiciar un intercambio entre periodistas de distintos países y sobre todo, entre veteranos y jóvenes, donde los trucos y los conocimientos del oficio se compartieran”, dice Abello.
El reto de la “adaptabilidad estratégica”
Por la FNPI, que desde junio preside la viuda del escritor, Mercedes Barcha, han pasado ya más de 10.000 periodistas y las incertidumbres que la globalización y la tecnología impusieron al periodismo no han hecho más que fortalecerla como referente profesional en Latinoamérica, pero también en España y Portugal, dos países que según Abello, Gabo quiso incluir desde un primer momento.
El director de la FNPI sabe que para cumplir el mandato de Gabo de permanecer en el tiempo, la institución debe tener lo que define como “adaptabilidad estratégica”. Esto supone ofrecer programas que combinen sus cuatro líneas de actuación: la narración periodística, la ética de la profesión, la investigación de temas que afectan a las sociedades latinoamericanas y la preocupación por la innovación y por el aprovechamiento de los medios digitales. “El Premio Gabriel García Márquez refleja estos conceptos en sus categorías”, subraya Abello.
“Cuando el periodismo afronta tantos cambios, tantas limitaciones, a veces adversidades políticas, a veces riesgos personales y de seguridad, y muchísimas veces está mal pago, los premios son un estímulo. García Márquez decía siempre ‘No basta ser bueno, sino que se sepa'”, agrega. Además, apunta, los premios ayudan a visualizar nuevos caminos, autores y modelos. Por eso la entrega de los galardones incluye un festín de debates sobre periodismo, abierto a todo público y que puede seguirse en streaming.
“La fundación trabaja por la supervivencia de un periodismo con ideales de servicio público”, destaca Abello, quien a sus 56 años no siente nostalgia del periodismo que no ejerció para dedicarse a la FNPI.
“Al contrario, soy un privilegiado por haber recibido el encargo de García Márquez de interpretarlo, de usar su nombre, de velar por su fundación y de sacarla adelante. Todo esto es un honor que sólo me ha reportado satisfacciones. ¡Lo que yo me siento es contento!”, exclama.
Fuente: Alina Dieste, AFP
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