Por: Xiomara Rojas Martínez.
El jefe negociador del Gobierno colombiano en los diálogos de paz, Humberto de la Calle Lombana, que hoy firmó el acuerdo de alto el fuego bilateral y definitivo con la guerrilla de las FARC, es un experto jurista que durante el proceso ha sido el rostro de la institucionalidad.
Nacido el 14 de julio de 1946 en Manzanares, municipio del departamento cafetero de Caldas, en el centro del país, De la Calle ha liderado durante 43 meses a la delegación oficial en La Habana y respondido en Colombia los cuestionamientos de los críticos del proceso de paz.
Con contundencia y una postura académica que a veces lo hace aburrido para el gran público, Humberto De la Calle, que también es columnista de prensa y autor de libros de derecho y economía, ha explicado hasta la saciedad que el acuerdo de paz que se negocia con las FARC es algo “realista” para que en el país “nunca más haya política con armas”.
Ese toque doctoral, que combina con su afición a la poesía, le viene de sus estudios de abogado en la Universidad de Caldas, donde se graduó en 1969, el primer paso para una dilatada carrera política en las filas del Partido Liberal, que le llevó incluso a ser vicepresidente de la República.
Su vida laboral la inició en Manizales, capital de Caldas, como decano de la facultad de Derecho de su universidad, y luego fue escalando posiciones en el servicio público, comenzando como Secretario de Gobierno de su departamento.
El salto a la gran política lo dio durante el gobierno del presidente conservador Belisario Betancur (1982-1986), periodo en el que estuvo al frente de la Registraduría Nacional del Estado Civil, organismo que organiza las elecciones en el país.
Humberto de la Calle – Magistrado:
Luego fue magistrado de la Corte Suprema de Justicia y en 1991, durante la presidencia del liberal César Gaviria, a quien es cercano, llegó al cargo de ministro de Gobierno, cartera cuyo nombre cambió luego por el de Interior.
Desde esa posición representó al Gobierno en la Asamblea Nacional Constituyente que en 1991 reformó la Carta Magna de 1886 y dotó al país de una más moderna.
De esa época data su experiencia en contactos con grupos guerrilleros, pues trabajó para facilitar la participación política de desmovilizados del Movimiento 19 de Abril (M-19), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y otros menores como el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Quintín Lame, de origen indígena.Con esa trayectoria pensó en aspirar a la Presidencia de la República en las elecciones de 1994, pero su partido acabó nominando a Ernesto Samper, a quien finalmente se sumó como candidato a la Vicepresidencia, fórmula que resultó ganadora.
Sin embargo, el escándalo desatado por la revelación de que dineros del cartel del narcotráfico de Cali entraron en la campaña de Samper lo distanciaron del presidente y acabó renunciando a la Vicepresidencia el 10 de septiembre de 1996, dos años después de asumir.
Tras un paso fugaz por la diplomacia como embajador de Colombia en el Reino Unido en la Presidencia de Andrés Pastrana, Humberto de la Calle volvió al país en 2001 como ministro de Interior y luego, fue embajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), durante el primer mandato de Álvaro Uribe.
Después de esas experiencias retomó su actividad privada en un bufete de abogados, sociedad que luego abandonó y en compañía de su hijo mayor se juntó con el español Garrigues, especializado en contratación mercantil y derecho societario.
Humberto De la Calle está casado con Rosalba Restrepo y tiene tres hijos: José Miguel, Alejandra y Natalia, de quienes dice que espera que no se dediquen a la política, actividad que considera un “mal que no se lo deseo a nadie”.
En septiembre de 2012, volvió a la vida pública cuando el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, lo llamó para liderar su equipo negociador de paz, donde a los 69 años de edad ha alcanzado la proyección que no tuvo en cargos más altos de la vida nacional. EFE
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