La ciudad colombiana Medellín (noroeste) empezó a vestirse de colores para acoger a partir de mañana la edición 58 de la Feria de las Flores, que este año celebra la declaración de la cultura “silletera” como Patrimonio Inmaterial de la Nación.
Uno de los atractivos que preparan con esmero por estos días los silleteros, artesanos que cargan sobre su espalda enormes sillas adornadas con tallos de variados colores, es la cuarta edición de la serie de esculturas “los gigantes de flores”. “En esta feria esperamos recibir más de 2.000 visitantes diarios en los gigantes”, indicó Laura Escovar, asesora del despacho de la primera dama de la ciudad, Claudia Márquez.
Escovar reveló que una visita de Márquez a Valencia (España) influyó en la realización de este evento: “Allí vio unas vírgenes grandes en flores que pensó que podían funcionar para acercar al público con el silletero”, explicó.
Aunque el Desfile de Silleteros es el evento central de la feria, el día de la clausura, el próximo 9 de agosto, “los gigantes de flores” permiten vivir desde varios puntos esta tradición. “Todos pueden conocer el proceso de armado, disfrutarlo y hablar con los silleteros mientras trabajan”, destacó Escovar, quien añadió que este espacio de la feria “se vuelve cita obligada para los turistas”.
Ingenieros y silleteros trabajan desde hace dos meses en el montaje de estas figuras de cuatro metros de altura con las que la feria rendirá en esta ocasión un homenaje a los cinco carnavales más representativos de Colombia.
“Le estamos haciendo un homenaje a los patrimonios inmateriales que hay en nuestro país con figuras como la marimonda del Carnaval de Barranquilla y el Pirarucú de Oro de la Amazonía”, contó Fabián Atehortúa Hincapié, uno de los silleteros que participa en la construcción de las figuras.
Según explicó Atehortúa, 33 de ellos están realizando “el montaje flor a flor” en las estructuras metálicas que fueron diseñadas por expertos.
Para su construcción, 116.000 tallos de flores en 668 cajas llegaron al centro de exposiciones Plaza Mayor, donde los gigantes serán exhibidos durante diez días. Este montaje se encuentra en la última fase. Una vez llegan las flores, un grupo de artistas se concentra en cortarlas e hidratarlas, mientras que los decoradores empiezan a trabajar sobre los diseños.
Para los silleteros, cada figura que realizan expresa “sentimientos” y respeto por una tradición. “Venimos del campo y nos encanta hacer esto. Representa lo que tenemos por dentro”, agregó Atehortúa. (EFE)
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