Por: Francisco Manrique.
En el Post anterior, La verdad sobre el estado de la Educación en Colombia – I Parte, las cifras y la situación descrita, desnudan una situación muy compleja que tenemos en la Educación en nuestro país. Años de descuido, y de no poder corregir problemas estructurales del sistema que tenemos, nos enfrenta con unas brechas inmensas que hay que superar.
Como pasó con los retrasos en la infraestructura física de nuestro país , que hoy el Gobierno está tratando de solventar con una inmensa inversión de más de US 25.000 millones, se ha tomado la decisión de volver a la Educación un pilar del Plan Nacional de Desarrollo, y a ocupar el primer lugar del Presupuesto Nacional. Con este esfuerzo se busca cerrar la brecha, en la formación de la infraestructura mental del país.
La pregunta clave es si efectivamente más dinero es la solución, no sólo para aumentar la cobertura, pero sobre todo la calidad y pertinencia de la educación. Por la información que he recibido, me queda la gran duda de si se están abordando los temas estructurales que son necesarios, para acelerar el proceso de cerrar la brecha creciente, que hoy nos separa de las naciones líderes en Educación en el mundo.
Para continuar con la radiografía que inicie en la semana anterior, hay otros datos que no se comentan abiertamente con la sociedad y que ocultan la verdad, sobre el estado de la Educación en Colombia.
¿Sabía el lector que en Colombia, el 42.4% de los jóvenes entre 14 y 28 años, ni estudia ni trabaja (NINIs)? (ElPaís, 2014). Según la proyección del DANE para el 2016, los NiNis serán la cifra astronómica de 5.400.000 personas. El desempleo juvenil alcanza el 15% y más del 50% de este, está en los sectores más vulnerables y con mayor afectación en la mujeres (falta de acceso e inclusión laboral ). Los jóvenes quedan capturados tempranamente en rutas formativas demasiado estrechas o terminales, limitando su empleabilidad futura y posibilidades de acceder a oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida.
El mensaje de fondo de la situación descrita es claro. La deficiencia en Competencias Básicas compromete el desarrollo de Competencias Laborales sólidas. Conforme a lo que señala la OCDE, en el 2013: a menor nivel de competencias básicas mayor es el riesgo de sufrir una desventaja económica. Junto con ello, los adultos en esta situación, tienen una mayor probabilidad de reportar una salud pobre y participar mucho menos en los grupos y organizaciones de la comunidad; en cambio, los adultos con altos niveles de competencias básicas, tienen una mayor probabilidad de sentir que tienen una voz, que puede hacer la diferencia en la vida social y política de la Nación.
Independiente del oficio que el individuo llegue a desempeñar, para su permanencia exitosa en el trabajo, es fundamental que sea competente laboralmente, lo cual pasa entre otras, por cubrir las brechas que arrastra en sus competencias básicas, desde su formación escolar. Este punto, planteado por la Dr Monica Figueroa, ex directora del área de calidad del Ministerio de Educación, me abrió los ojos sobre otra dimensión oculta del problema que no hemos visto, y cuyos efectos son dramáticos para la productividad de nuestra sociedad.
Entre el 2012 y 2013, el Banco Mundial realizó el documento titulado: Formando las habilidades para el empleo en Colombia mediante una investigación denominada STEP, en donde el punto de partida son los problemas latinoamericanos, en torno a la competitividad. Es una referencia muy valiosa que nos permite ver cómo nos comparamos con los demás países de la Region.
El primer problema serio es la caída del retorno sobre la inversión que la gente hace en su educación. Como lo muestra el estudio, hay una caída creciente en los diferentes niveles, desde el bachillerato, hasta la educación superior y de post grado.
En 1990 salir de bachiller era muy bueno, el ser profesional era excelente. 22 años más tarde, el cartón de bachiller no vale mayor cosa, como tampoco es suficiente terminar una carrera profesional. Como mínimo, se necesita tener una Maestría y experiencia internacional. Ahora bien, el costo de este proceso, para los salarios que se ofrecen, es cada vez menos atractivo para quien hace la inversión.
Para no hablar de quienes estudian un doctorado, que en nuestro país se consideran sobre calificados. Por esta razón, es más atractivo buscar oportunidades en el exterior. Estas personas no encuentran campo en el sector empresarial, pero además, sus salarios son bajos en las universidades, cuando se compara con al esfuerzo e inversion realizados.
Como consecuencia de todo lo anterior, no es de sorprender que las encuestas hechas a los empresarios, muestren que una de cada tres empresas, tiene dificultad en encontrar gente con las calificaciones necesarias para llenar las vacantes. Como consuelo, en Brasil esta cifra es del 68%. En los demás países, salvo el Perú, la cifra promedio se acerca al 35%. Lo interesante es que el 72% de las universidades dicen estar haciendo una buena labor, mientras solo el 42% de los empleadores dicen estar de acuerdo.
Otro dato muy disiente es el siguiente. La población ocupada en Colombia asciende a 21 millones de personas. Lo impresionante es que solo el 45% de las empresas entrevistadas, según el informe del 2015 del Concejo Privado de Competitividad, manifiestan que sus trabajadores tienen una formación inadecuada para el desarrollo de su trabajo.
Ahora bien, en la práctica todo lo anterior se ve reflejado en la productividad de la fuerza laboral de un país. Y aquí no hay sorpresas porque difícilmente podríamos pretender algo diferente, con las condiciones descritas hasta aquí. En Colombia se necesitan 4.5 trabajadores por cada un estadounidense. Solo México cuenta con un sistema para certificar las competencias laborales, que sería un mecanismo muy útil para poner en evidencia el problema que tenemos en la actualidad, y que afecta tan duro la productividad.
Otro aspecto relacionado con el punto anterior, es “la doctoritis aguda” que padecemos los colombianos, con menoscabo de la formación técnica y tecnologica, que se necesita tener. Esta es la gran fortaleza de Alemania, donde un tecnólogo puede ganar más que un ingeniero, y donde un panadero puede ser un excelente “profesional”.
Ahora que la caída de los precios del petróleo ha desnudado la situación de la industria colombiana, una de sus mayores debilidades es la de no contar con la gente adecuada para aumentar su productividad y competitividad. La cantidad, calidad y pertinencia de la formación necesaria, son las variables críticas que hay que abordar para contar con el capital humano, que Colombia necesita para avanzar.
Para cambiar los resultados en la formación del capital humano, hay que tener en cuenta que hay varios paradigmas, que están impidiendo modificar la mala o baja calidad educativa que tenemos en AL. Tales premisas son a) mejorar el sistema educativo toma al menos una generación. Por tanto, cualquier cambio en la calidad educativa no se verá rápidamente y, b) para cambiar esta realidad hay que focalizarse en los primeros años de educación primaria, porque es allí donde se establecen las bases para alcanzar aprendizajes sólidos.
Pero también hay otra realidad que se suma. Cuando la educación formal de una persona termina, por lo general dejamos de hablar de sus competencias básicas pues dejamos de medirlas. Si estas fueron bajas, hacia adelante esto afecta sus oportunidades de trabajo mejor remunerado. Para las personas en estas condiciones, que estarán por muchos años en el mercado laboral, no van a ser beneficiadas de las políticas educativas que están más orientadas, a quienes entran al sistema educativo formal. Estos esfuerzos difícilmente tendrán un impacto significativo en el stock del mercado laboral compuesto por las personas con bajas competencias en las próximas décadas
Si queremos cambiar estos paradigmas y esta realidad, cuyos costos son enormes para la sociedad, no se debe esperar más para hacer el cambio. Como se puede deducir de todo lo anterior, el problema de las bajas competencias básicas, no sólo afecta las nuevas generaciones, sino también a quienes ya pasaron por el sistema educativo. Estas personas, que no se prepararon para “la educación para toda la vida”, son un serio problema que afecta a la población económicamente activa, porque tienen una deficiente preparación para enfrentar los desafíos que nos presenta el siglo XXI .
El panorama descrito representa un inmenso desafío que no se puede abordar de la manera que lo hemos hecho hasta la fecha. Los resultados nos demuestran que no funciona. Es necesario buscar formas nuevas apoyadas en la tecnología, que ofrezcan resultados en el corto plazo, y que permitan una gestión personalizada del aprendizaje, respetando los ritmos, la ubicuidad y disponibilidad de tiempo del niño, del joven, pero también del adulto laboralmente activo o en búsqueda de integrarse al sistema.
Ya existe experiencias en Colombia que han incorporado la tecnología para lograr resultados de alto impacto en poco tiempo, como es la plataforma Galyleo desarrollada en Chile, y que tuve la oportunidad de conocer muy bien. Sin embargo, la falta de continuidad, y la dificultad de adaptación al cambio del sistema tradicional, no permite lograr avances en grupos de estudiantes, que tienen lagunas de aprendizaje, independientemente sea del nivel escolar o terciario.
Para atender la necesidad de cubrir las brechas, existen INNOVACIONES que se han desarrollado mediante plataforma online, para diferentes ambientes académicos y laborales, con el fin de abordar las deficiencias de competencias básicas tanto en Matemática como en Lenguaje y habilidades genéricas. La experiencia con diferentes organizaciones y usuarios (instituciones de educación superior, escuelas, liceos, alumnos que trabajan), ha demostrado una mejoría sustantiva de los niveles de competencias de los usuarios, aumentando las tasas de aprobación, los niveles de aprendizaje, las habilidades para desempeñarse laboralmente y la satisfacción del usuario de las asignaturas atendidas, por estos sistemas.
¿Que más se podría hacer?
- El grado de bachiller debería venir acompañado de una certificación de competencias básicas.
- Certificación de competencias básicas para adultos suministradas por el Sena
- Promover las competencias que permitan la movilidad en la educación universitaria.
- Garantizar que la formación de maestros se ajusten a los nuevos lineamientos en las Escuelas Normales Superiores. Hoy esto no se está haciendo según me lo explicaron mis fuentes para este blog.
- Trabajar en la construcción de un nuevo paradigma:
- La transformación del sistema educativo se puede lograr en mucho menos tiempo. Para ello, se necesita una voluntad política y la participación de muchos actores de manera colectiva, como lo demuestra el caso de Cincinnati al que me referí en mi blog: Impacto Colectivo anterior en el mes de marzo.
- El cambio de la realidad educativa se puede hacer en todos los niveles
- Hay que usar la tecnología para apalancar el cambio a la velocidad que se requiere.
Espero haberle dado al lector una visión panorámica de la realidad que hoy tenemos en nuestro sistema educativo. Quiero agradecer a la Dra. Mónica Figueroa, y al Dr. Frenando Prieto, por los valiosos aportes que me hicieron y por la información que me entregaron para este fin.
Imagen en página principal cortesía de Africa en FreeDigitalPhotos.net
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