Informe especial sobre Colombia en septiembre del 2025 – Parte II

Por: Francisco Manrique. 

Bogotá, Septiembre 12 del 2025. 


Leer: Informe especial sobre Colombia en septiembre del 2025 – Parte I


Papel de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación en el cambio de la sociedad colombiana:

Pero aún más importante, Colombia necesitaba montarse en un modelo mucho más sostenible, de desarrollo para su sociedad. Esa era la oportunidad que había abierto el proceso en la Habana, que fue una buena disculpa histórica, para que la sociedad colombiana mirara con otros ojos su futuro y dejara de verse en el espejo del pasado.

En el primer mandato de Santos, entre el 2010 y el 2014, por primera vez se había propuesto una política de ciencia, tecnología e innovación (CTI). Era el reconocimiento de que estos tres temas estaban en el corazón de los procesos de desarrollo, de los paises más avanzados del mundo.

Tuvieron que pasar más de seis años, para que la caída de la economía y los nuevos acuerdos de paz, forzaran al Gobierno y a la sociedad, a enfrentar su realidad. Si Colombia no utilizaba el talento de su gente para aprovechar en serio una nueva política de CTI, habían dejado pasar una oportunidad de oro para cambiar la trayectoria histórica del país.

Uno de los entrevistados para este informe especial del Economist, recordaba la experiencia de un grupo de empresarios y rectores colombianos, reunidos en Harvard en mayo del 2010, cuando estaban explorando el camino de CTI para su país, donde un profesor de esta universidad les dejó el siguiente mensaje: “el mundo se está moviendo como un tren bala, si ustedes no se suben a él, así sea en el último vagón, los habrá dejado el tren de la historia”.

Otro mensaje poderoso de esa época que comentaba un participante: “trabajar con el conocimiento no puede consistir en encapsularlo; al contrario, es necesario compartirlo, enseñarlo y abrir la mente para escuchar otras realidades”.

Ya en el 2016, y en función de la visión de futuro que estaba en marcha, se había entendido que CTI era un impulsor muy poderoso, para lograr hacer el gran cambio que la sociedad requería. Se entendió que estos tres temas no eran solo una locomotora, como se les denominó en el primer mandato de Santos. Eran los rieles sobre los cuales se debería hacer la transformación del país, para resolver transversalmente muchos de sus problemas, y para que, como nación, ocupara una posición de relevancia mundial.

Aprovechando los vientos de cambio, se había generado un nuevo contexto para ver el horizonte y poder focalizar las apuestas necesarias para convocar el talento nacional e internacional y así poder avanzar. Dada la reflexión anterior, había llegado el momento de utilizar CTI al servicio de la paz y de la transformación del país. Esta decisión es hoy uno de los elementos que despiertan la admiración y la curiosidad internacional, porque atrajo el apoyo de muchas redes de expertos de diferentes partes del mundo, que se ofrecieron a hacer partícipes de este cambio histórico en Colombia.

Colombia ha hecho poco a poco la transición, de una historia de violencia e intolerancia, hacia una nueva narrativa más alineada con sus realidades, y con los retos de un país que se propuso ser un ejemplo internacional. Resolvió utilizar el conocimiento y el talento de su gente, promoviendo a las nuevas generaciones. También, recurrió al uso de redes internacionales, para atraer gente muy preparada, buscar ideas y tecnologías, que le han permitido moverse más rápidamente en la curva del desarrollo.

Ciudades como Bogotá y Medellín asumieron un liderazgo decidido para utilizar CTI y la Educación como motores para su transformación. La capital antioqueña había recibido una distinción internacional en el 2013. Bogotá, que había partido con retraso en esta carrera por el desarrollo, logró obtener un reconocimiento similar seis años después. Esto jugó un papel muy importante en esta ciudad para consolidar el proceso de apuestas inteligentes que se habían iniciado en el 2016.

Interesante los cambios en las zonas rurales de las dos regiones donde están las ciudades más importantes del país. CTI ha servido para tender los puentes entre esas dos realidades colombianas. La experiencia lograda, se está llevando a zonas marginadas donde el conflicto armado tuvo su mayor desarrollo por muchas décadas. El campo adquirió mucho protagonismo en la nueva narrativa que ha venido emergiendo.

El ejemplo de las dos principales urbes colombianas, ha movilizado a sus pares en otras regiones del país. Una nueva base industrial y de servicios ha venido surgiendo, con propuestas muy innovadoras y con una capacidad muy interesante de oferta de valor en el mercado mundial. En el campo social, también Colombia ofrece hoy proyectos muy innovadores y de alto impacto en la sociedad, que hoy se ofrecen como servicios a otras regiones en el mundo.

La innovación social, que ha surgido en este ambiente tan propicio, ha permitido que aparezcan numerosas iniciativas emprendedoras que han aportado para ayudar a cerrar la brecha de la desigualdad. El gobierno local se ha apalancado en CTI y las propuestas de innovación social, para invitar la participación activa de mucha gente en la solución de los problemas de la ciudad y la región. Hoy Bogotá con Cundinamarca, son un ejemplo internacional en este campo, a la altura de Londres y Nueva York.

Estos últimos diez años han sido muy afortunados para los colombianos. Un sociedad que había estado anclada en su pasado, se ha permitido abrir nuevas conversaciones de futuro, mucho más pertinente a las necesidades del país y la realidad de la velocidad de los cambios globales. Habían resuelto hacerle caso a Mandela, quien en 1995 había dicho, “el pasado es el pasado, y ya nos llegó la hora para construir nuestro futuro”.

Papel de la innovación del sistema educativo en la transformación del país:

Contar con CTI como telón de fondo, y como un marco para tener conversaciones poderosas, hacia finales del 2016, le permitió a los gobiernos durante esta década, y a un grupo creciente de líderes colombianos, lograr que la transformación del sistema educativo fuera una política de estado. Esto le ha permitido a Colombia tener más foco para tomar mejores decisiones estratégicas y convocar a la población alrededor de un tema que los unía a todos. Se había entendido finalmente que la Educación debía jugar un papel fundamental en la transformación del país.

Se vio la importancia de que Colombia innovara su sistema educativo para contar con el capital humano, que le permitiera avanzar con fuerza en un entorno cada vez más globalizado e interconectado. Era evidente la importancia estratégica que tenía la calidad de la formación del talento del país. La sostenibilidad de su desarrollo dependía del éxito que se tuviera en ese esfuerzo.

Impactar el sistema educativo era ya un gran reto, porque había que hacerlo de manera integral a lo largo de toda la cadena de valor desde el preescolar hasta la universidad. No era posible dejar un solo eslabón suelto porque se comprometía el futuro de la transformación del país.

Para acompañar este gran esfuerzo, se decidió abordarlo junto con otras tres grandes tareas: Preparar desde la niñez; identificar y formar a jóvenes líderes y emprendedores; visibilizarlos y luego conectarlos, de manera que pudieran convertirse en los nuevos modelos de rol, que personificaran la narrativa que se quería construir. Se necesitaba contar rápidamente con una nueva generación que navegaba sin problema en el mundo digital, para que pudieran convertir esos sueños en una realidad.

Es interesante anotar que los colombianos entendieron la necesidad de desarrollar nuevas capacidades, mucho más pertinentes y alineadas con los retos de transformación social, política y económica , que se dispararon desde el 2016. Era necesario que estas capacidades estuvieran sustentadas en modelos mentales diferentes y en unos elementos culturales que le dieran vía libre a la transformación del país.

Por lo anterior, llama mucho la atención, que la transformación de Colombia se diera en un tiempo muy corto, y que permitiera la adopción de prácticas culturales de los paises más avanzados. Se entendió que los cambios en la cultura eran vitales para avanzar, a pesar de la dificultad que esto implicaba.

De nuevo Bogotá y Medellín dieron el ejemplo. En el primer caso, el contexto de los proyectos que surgieron en el Programa 2025 de escenarios, la CCB, CONNECT Bogotá, y Empresarios por la Educación, con el concurso de muchas otras instituciones, lograron ambientar el proceso en colegios y universidades, públicos y privados, para unirse decididamente . Medellin y Antioquia habían abierto el camino que permitió los avances que hoy se ven en este campo.


Martes 15 de diciembre, Parte III

Miércoles 16 de diciembre, Parte IV


 

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