Informe especial sobre Colombia en septiembre del 2025 – Parte I

Por: Francisco Manrique. 

Bogotá, Septiembre 12 del 2025

En esta semana se inicia el evento internacional organizado por el Gobierno de Colombia, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en el cual se expone la experiencia colombiana en el manejo del post conflicto, como un ejemplo internacional. Porque a pesar de las dificultades que aún subsisten, hay un gran interés por parte de las delegaciones de más de 80 países que se han reunido en Bogotá, para ver las lecciones aprendidas en el proceso.

Por este motivo, The Economist ha considerado oportuno hacer un informe especial sobre Colombia, que hoy muestra avances extraordinarios, que son un ejemplo para el mundo.

Antecedentes:

En 1999, Colombia se consideraba como un país fallido. Después de una transformación iniciada por los presidentes Pastrana y Uribe al comenzar el siglo XXI, las cosas comenzaron a cambiar en relación a un largo conflicto que había dejado miles de muertos y millones de desplazados.

Hace 13 años, el presidente de la época, Juan Manuel Santos, con el convencimiento de que sería imposible acabar con la guerra por la vía de las armas, tomó la decisión de emprender conversaciones de paz, con el grupo guerrillero más antiguo de Colombia. Su antecesor, Alvaro Uribe, lo había intentando durante ocho años, reduciendo su capacidad de daño, pero sin lograr su rendición.

Durante cuatro largos años se adelantaron conversaciones en la Habana Cuba. Finalmente, después de un proceso jurídico y político bastante complejo, se logró llegar a una serie de acuerdos para la desmovilización de las FARC. Han pasado nueve años desde que se firmó la paz, y la transición no ha sido fácil.

Como se había previsto, fenómenos de violencia como los experimentados en Centro América se reprodujeron en Colombia, pero a una escala mucho mayor. Sin embargo, gracias a la movilización, cada vez más dinámica, de diferentes grupos de la sociedad colombiana, hoy este país suramericano puede mostrar con orgullo, cómo aprovechó el proceso de paz y su manera de manejar creativamente esta oportunidad histórica, que se ha convertido en un referente para el mundo.

Construyendo el cambio:

¿Pero cuáles fueron las decisiones que se tomaron y que fue lo que sucedió para que se diera esta transformación?

Durante la última parte del proceso en el 2015, fue calando la idea de que el siguiente paso debería ser proponerle a los colombianos una visión de futuro, que le diera sentido al proceso vivido, y generará una tensión creativa liberadora de energía, cosa que efectivamente sucedió. Era imperativo invitar a la sociedad alrededor de un norte compartido, que les permitiera ver lo que era posible lograr, y crear un futuro que cuidar.

Un grupo pequeño de líderes del sector empresarial y educativo, provenientes de diferentes regiones del país, impulsó la importancia de contar con una visión inspiradora y retante que sirviera para construir una nueva narrativa para la sociedad. Estas personas estaban convencidas, que sin un norte común, iba a ser muy difícil inspirar a los colombianos para que aceptaran ser parte activa de los cambios requeridos. Se abrió una nueva emocionalidad y lenguaje para entender los cambios que se pusieron en marcha para abrir las puertas a la esperanza del futuro generando un mayor compromiso ciudadano.

Para la construcción de esta visión de futuro inspiradora se promovió, en todas las regiones del País, un ejercicio basado en la construcción de historias maravillosas de futuro desde los colegios; a su vez los niños debían repetir el ejercicio en sus casas, con toda la familia y así se fueron recogiendo sueños de futuro que empezaron a entusiasmar y movilizar a los ciudadanos para construir una nueva sociedad. La tarea de los medios fue recoger y visibilizar estas historias y la tarea de la academia, con el apoyo de estudiantes universitarios, fue identificar puntos en común en estos sueños que sin duda generaron un ambiente propicio para el cambio.

Recurriendo a su red de contactos, invitaron a otras personas a nivel internacional para conceptualizar las bases, que sirvieron para iniciar un movimiento nacional alrededor de la innovación, la educación, el desarrollo y la paz. Así nació la ecuación I x E = D + P que se convirtió en la gran sombrilla de un movimiento para construir una gran conversación sobre el futuro de Colombia.

En ciudades como Bogotá, que había concluido un ejercicio de escenarios para la región, se adoptaron muchas de las iniciativas que surgieron de este movimiento, y que le permitieron a los líderes locales impulsar unos cambios significativos. Instituciones como la Cámara de Comercio, CONNECT Bogotá Región, y Probogotá, con el concurso de universidades, empresarios y gremios, fueron vitales para que la capital del país fuera un ejemplo para el resto en ese momento histórico de transición hacia la paz. Los niños y los jóvenes de la ciudad fueron invitados a participar también a contar historias maravillosas de la ciudad y como habían participado en su realización.

El grupo se formó a finales del año 2012 cuando las negociaciones de paz con las FARC apenas empezaban. Y fue en ese momento cuando vieron con claridad que lo que sucedía en La Habana, era la oportunidad para confrontar a la sociedad colombiana con su papel en esa historia, de muchas décadas de violencia y muerte. En esa época surgió la idea de escribir entre todos una nueva narrativa para Colombia y más adelante la importancia de contar con un nuevo colombiano que la pudiera soportar.

También, fue la oportunidad de poner a andar los cambios que se habían pospuesto por muchos años. Sin embargo, no era una tarea fácil por la polarización que mostraba la sociedad en ese momento.

La visión de futuro que se comenzó a construir, y que tuvo sus inicios en los escenarios para Bogotá, proponía la vinculación de los niños y los jóvenes para promover activamente su liderazgo. También, buscaba darle más sentido a las reformas del sistema educativo, que se habían iniciado hace una década. Se quiso hacer mucho más énfasis en el papel que debería jugar la formación pertinente del talento humano de las nuevas generaciones, para sustentar el desarrollo del país en el largo plazo.

Era imperativo que la visión del cambio, le permitiera a la sociedad hacer la transición de una cultura violenta e intolerante, a una mas abierta al manejo de sus diferencias de manera productiva. El sistema educativo tenía en este campo una tremenda responsabilidad. Era necesario su vinculación para desarrollar una cultura que aceptara el riesgo de los cambios y promoviera el emprendimiento; incentivara la colaboración y los nuevos liderazgos; apreciara la diversidad e incorporara las nuevas tecnologías que ofrece el siglo XXI.

En cualquier caso, el reto de introducir cambios culturales, era una tarea monumental. Era necesario experimentar para lograr innovar en el sistema educativo, y así iniciar el cambio hacia un desarrollo sostenible, basado en la convivencia y el uso del conocimiento. Era vital que la visión de futuro incorporara el papel que deberían jugar los jóvenes, para promover su liderazgo. El énfasis debería estar centrado en las nuevas generaciones: los niños y los jóvenes.

Para un país como Colombia, hablar del futuro no era una cosa que fluyera con facilidad. De hecho, la propuesta tuvo mucha resistencia e incomprensión. Tradicionalmente en este país, las conversaciones habían sido circulares amarradas siempre al pasado.

Es interesante anotar el ejemplo de Bogotá, ya que fue fundamental para impulsar la iniciativa de una visión de futuro para el país. De hecho, el trabajo de los escenarios, replicado en todas las regiones de la geografía colombiana, fue una chispa muy afortunada. El ejemplo, había logrado introducir en el imaginario colectivo, la necesidad de contar con un norte hacia el cual focalizar los esfuerzos y darles sentido. Esto adquirió todavía más importancia en un entorno de post acuerdo con las FARC. Los medios de comunicación locales le dieron mucho apoyo pedagógico para la construcción de un nuevo lenguaje y espacios de conversación de futuro entre los ciudadanos y las instituciones, proceso que más adelante fue nacional.

El proceso de cambio que se comenzó a dar en Bogotá, y más adelante en el resto del país, tuvo como contexto un entorno económico muy complejo. La destorcida de los precios de los commodities, de los cuales Colombia había generado una gran dependencia, significaba un gran reto para ajustar el modelo económico del país. De nuevo Bogotá, había tomado la decisión de hacer unas apuestas de especialización inteligentes para acomodarse a una nueva realidad. Medellín lo había hecho hacía varios años, y esto le había permitido tener un reconocimiento internacional por su capacidad innovadora.


Lunes 14 de diciembre, Parte II

Martes 15 de diciembre, Parte III

Miércoles 16 de diciembre, Parte IV


 

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