Por: Francisco Manrique.
Cada día me impresiona el pesimismo que viene cogiendo más fuerza en la sociedad colombiana. Es una espesa nube que tapa el sol y cubre con su sombra todo lo que toca. La obscuridad que nos invade impide ver y valorar las cosas valiosas que hemos hecho, pero más grave aún, nos cierra los ojos para proyectarnos con confianza hacia el futuro.
Las consecuencias de este pesimismo creciente son muy graves en varias de las dimensiones de esta agenda, todas ellas críticas para enfrentar las nuevas realidades y los riesgos que hoy tenemos como país. Para lograrlo, se necesita una mentalidad muy diferente a la que hoy se está consolidando de pesimismo y desesperanza. La razón de esta situación es muy clara: hoy seguimos capturados por una narrativa que no hemos podido cambiar, pero que les podría dar excelentes réditos políticos a personajes como Uribe o Petro en los próximos meses.
Veamos un breve resumen de los inmensos desafíos de la agenda de cambio que tenemos hacia delante. La consolidación de los acuerdos con las FARC; el viraje que debe de hacer el aparato productivo ante las nuevas realidades competitivas en el mundo y el colapso del modelo económico dependiente del petróleo; los cambios urgentes en los frentes de la Salud, las Pensiones, la Justicia y la Educación. Y un punto cada día vez más importante: la capacidad institucional para enfrentar todo lo anterior y mucho más.
Cuando más deberíamos estar unidos para enfrentar positivamente las consecuencias de los acuerdo firmados con las FARC, a pesar de sus imperfecciones, hoy no lo estamos. La sociedad colombiana se encuentra profundamente dividida por el camino que Santos decidió para conseguir la paz.
Como resultado de esta falta de liderazgo político, se ha venido desdibujando aceleradamente lo positivo que se ha logrado. En los próximos meses, durante el año electoral que ya se inició, volveremos a ver con angustia como la historia del pasado se repite. La dinámica política volverá a ser capturada por la vieja narrativa de la guerra que ha personificado Uribe desde su primera elección en el 2002. Y una vez más, los grandes temas de la agenda del futuro del país pasaran al segundo plano.
Los comentarios anteriores me sirven de contexto para compartir con mis lectores algunas frases célebres de líderes políticos, la mayoría anglosajones. Todos ellos enfrentaron situaciones muy complejas en su época y en sus respectivas sociedades. Estos ejemplos también nos muestran el uso de la palanca del lenguaje, para invitar a sus conciudadanos a combatir el pesimismo, y construir puentes de confianza que les facilitarán su liderazgo.
Aún si supiera que el mundo va volar en pedazos, yo plantaría mi árbol de manzanas: Martín Luther King, Jr.
King es un líder reconocido que cambio la realidad de la situación de los miembros de su raza contando con el apoyo del presidente Johnson. “Yo tuve un sueño” es el más famoso discurso para romper el pesimismo de su gente, e invitarlos a construir con esperanza un futuro diferente. Su lucha le costó la vida pero dejó una huella que cambio el curso de la historia.
Yo soy un optimista . No tiene mucho sentido ser algo diferente: W. Churchill.
Churchill asumió la dirección de su país cuando enfrentaba el momento más crítico de su historia contemporánea ante los ataques de Hitler. En su famoso discurso por radio, invito a defender a Inglaterra aceptando el alto costo que todos iban a pagar. Combatió el pesimismo que se sentía por los avances de los Nazis en 1940, e inspiro la resistencia heroica de su pueblo que cambio la historia del conflicto.
Un pesimista es alguien que hace de las oportunidades un problema, un optimista es el que convierte los problemas en oportunidades: Harry Truman.
Truman heredó la dirección de su país después de la muerte de Roosevelt en medio de la II Guerra Mundial. Tomó la decisión más difícil de lanzar la primera Bomba Atómica en el Japón. Pero su liderazgo también sirvió para implementar el Plan Marshall y más adelante las Naciones Unidas. Estas iniciativas cambiaron el pesimismo que había invadido a una Europa destruida, después de casi cinco años de guerra, y de millones de muertos en la mayor destrucción de vidas humanas de la historia.
El pesimismo nunca gano una batalla: Darwin Eisenhower.
Todos quisiéramos vivir en un mundo más tranquilo, pero no lo tenemos. Y si nuestro tiempos son complejos y difíciles, también lo son desafiantes y llenos de oportunidades: Robert Kennedy.
No hay límites al crecimiento porque no hay límites a la inteligencia, la imaginación y la capacidad de asombro del ser humano: Ronald Reagan.
Los únicos límites para lograr realizar nuestro futuro están en las dudas que tengamos en el presente. Los invito a movernos hacia adelante con fuerza y fé: Franklin Roosevelt.
Roosevelt rompió el pesimismo que invadió a su país, después de la crisis del año 29, cuando colapsó la Bolsa. Su programa “New Deal” cambio la visión de lo que debía y podía ser la intervención del Estado. Ayudó a generar las dinámicas que rompieron la profunda resección que afectó a su país.
Se nos ha enseñado correctamente que el coraje no es la ausencia del miedo, pero la capacidad de la acción a pesar de nuestros miedos: John McCain.
Yo estoy en política por la lucha entre el bien y el mal. Yo creo firmemente que al final el bien triunfará: Margaret Thatcher.
Los tiempos de los gobiernos son muy cortos y los de la delincuencia largos y azarosos. Entonces empecemos ya y no perdamos un solo minuto: Álvaro Uribe.
Le reconozco a Uribe lo que hizo en sus primeros tres años del primer mandato, que cambió la dinámica que traían las FARC con la ayuda del gobierno gringo. Pero le critico de fondo muchas de las cosas que sucedieron después. Su posición actual, le ha servido para dividir a la sociedad y fomentar deliberadamente el pesimismo como consecuencia de los acuerdo con este grupo guerrillero. Paradójicamente, Uribe buscó un acuerdo, al final de su segundo mandato, en condiciones aún más laxos que los obtenidos por Santos.
Me hubiera gustado poder encontrar más frases de políticos colombianos para mostrar el papel que juegan estas personas para fomentar, o frenar el pesimismo, que puede invadir como un cáncer a una sociedad. Los costos que el pesimismo produce y los riesgos de fomentarlo, pueden tener un impacto inmenso para todos.
Pero quisiera resaltar de nuevo tres problemas muy serios que nos produce el seguir fomentado el pesimismo: la incapacidad de valorar y reconocer los logros, colectivos e individuales, que hemos construido entre todos; la incapacidad para proyectarnos hacia el futuro con mayor seguridad; y la desconfianza que acompaña toda esta dinámica.
Espero que este blog sirva para generar una corriente que ayude a generar nuevas narrativas de futuro en Colombia para que podamos enfrentar con éxito los inmensos retos de la agenda que debemos desarrollar hacia adelante. Para hacerlo, deberíamos de recordar a Roosevelt:
Los grandes líderes políticos han mostrado pasión, empatía y una creencia inquebrantable de un mejor futuro. El pesimismo no forma parte de su mundo interior. Por esta razón, son capaces de inspirar a otros, despertar la pasión y la imaginación de la gente, para mostrarles el camino de lo que es posible lograr a partir de una visión colectiva del futuro.
PD: este Post lo escribí antes de las elecciones recientes de Francia donde fue elegido Emmanuel Macron. A sus 39 años, será el presidente más joven de la V República, porque supo conectar con las ansias de aire fresco y renovación moderada de millones de franceses, y se benefició del amplio rechazo que suscita el partido de su rival.
¿Qué podríamos aprender los colombianos de este ejemplo tan sorpréndete y esperanzador?
Londres y Bogotá: Del Brexit a la paz
El colapso desde adentro de la Cultura Occidental
El derrumbe parcial del Estado
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora