Por: Francisco Manrique.
Duele en el alma leer titulares como el de este pasado viernes en el diario El Tiempo: “Los desafíos de la infraestructura ante los escándalos”. Es uno más de los muchos artículos sobre el tema de la corrupción, especialmente después de que estalló el escándalo de Odebrecht en varios países latinoamericanos, donde desafortunadamente Colombia hace parte de ese dudoso club al que no quisiéramos haber pertenecido.
Y afirmó que este no es uno más de esos artículos de prensa sobre la materia, porque lastimosamente “contamina” la iniciativa de infraestructura más importante en la historia del país. Pero también, porque afecta el buen nombre de funcionarios de muy buena trayectoria, y de empresarios importantes. Y para aumentar aún más el daño, y el inmenso costo para el país, se mina aún más la confianza en nuestra débiles instituciones.
Y comencemos por el primer efecto de este escándalo: el esfuerzo que se ha hecho en el diseño de las concesiones viales de cuarta generación (4G), para el desarrollo de la infraestructura vial de nuestro país. Lo grave, es que este esfuerzo se vea comprometido, a pesar de que Odebreacht no está presente en las obras que se han adjudicado bajo las nuevas reglas de juego, y que se diseñaron precisamente para corregir de fondo los abusos cometidos en el pasado.
El que está empresa, maestra de los sobornos, no este presente en estos proyectos, habla muy bien del trabajo del Dr Luis Fernando Andrade, Presidente de la la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). Bajo su dirección, se montó el nuevo esquema con el cual se estarán haciendo inversiones por más de US 15.000 millones en infraestructura, Con este monumental esfuerzo para nuestro medio, se busca dar un salto de garrocha para recuperar el tiempo perdido en un tema tan crítico para el desarrollo del país.
Con el tiempo y la ejecución acertada de las obras en los próximos años, se tendrá un veredicto final sobre los resultados logrados con esta nueva generación de proyectos. Por lo pronto, los comentarios de quienes conocen el tema a fondo, hablan muy bien de los avances conseguidos para destrabar los inmensos cuellos de botella que existían, así como también, del blindaje para evitar situaciones tan bochornosas como las que ocurrieron con contratistas sin escrúpulos en el pasado.
Ahora pasemos a los otros efectos que mencioné al comienzo del escándalo Odebrecht, por los cuales hay personas que también salen afectadas, así como el impacto en las instituciones del Estado.
A la luz de la destapada de la corrupción de Odebrecht en los Estados Unidos, se supo que está firma envío dineros para influenciar las campañas por la Presidencia en el 2014 en Colombia. En ese contexto de escándalo, ha quedado bajo sospecha de corrupción, la decisión tomada por la ex ministra de Transporte Cecilia Alvarez, de hacer una ampliación y no una licitación, para el nuevo tramo de la obra Ruta del Sol II, porque se se aduce que se hizo para favorecer a la familia de su compañera, la ex ministra de Educación Gina Parody.
Sin embargo, hasta la fecha no hay evidencia de actos dolosos por parte de estas funcionarias, que hubieran sido motivados por las dos firmas contratantes. Pero si finalmente salen absueltas de este lío, el daño a su buen nombre ya está hecho.
Pero hay otro costo muy grave que se deriva de esta situación. También ha quedado salpicado por asociación, el nombre del Dr Luis Carlos Sarmiento Angulo, que es el dueño del conglomerado financiero más importante del país, y de Corficolombiana, socia de Odebrecht en Ruta del Solo II.
Es muy desafortunado que la trayectoria empresarial sin tacha del Dr Sarmiento, haya quedado enredada por primera vez en una situación de esta naturaleza. No creo que él se hubiera imaginado nunca, que la decisión de asociarse con la firma más grande e importante de construcción del Brasil en su momento, iba a terminar en una contrato cuestionado en medio del más grandes escándalos de corrupción en AL.
Otro costo de esta situación ha sido la terminación del contrato desarrollado por las dos firmas. Estos es muy grave porque mina la confianza de las entidades financieras que están respaldando con sus fondos las obras de 4G. Pero además, paraliza una obra que iba marchando sin mayores problemas, y que terminó enredada por los bochornosos escándalos de corrupción en otros proyectos de Odebrecht en su país, Perú, Venezuela, Panamá y en Colombia.
Pero el impacto no para aquí. También ha quedado comprometida la rehabilitación del Río Magdalena, obra que no pertenece a los proyectos de 4G, pero que si es una de las iniciativas más importantes de este gobierno. Esta obra quedó en medio del huracán, porque la firma brasileña tiró la toalla para seguir adelante en su contrato, por problemas financieros derivados de los escándalos de Petrobras, que llevaron a la cárcel al presidente y dueño de la empresa.
En esta licitación, que yo sepa, no han salido todavía denuncias de corrupción en la adjudicación hecha por Corpomagdalena, pero no me sorprendería que las hubiera, dado el rosario de escándalos en todos los contratos donde Odebrecht ha participado. Esa es la marca de la otrora más poderosa empresa de construcción pesada de América Latina.
Yo mencionaba en un blog hace dos años, que, la desconfianza en el Estado Colombiano y su gran debilidad, son los dos más grandes retos que enfrentamos como sociedad, y que surgen de los permanentes escándalos que comprometen a todas su ramas. Pero como se ve en el caso de Odebrecht, también los empresarios tienen una inmensa responsabilidad por la degradación ética que vivimos en la actualidad.
Al hacer esta breve reseña, creo que le debe de quedar claro al lector, los inmensos costos que estamos pagando en Colombia, por la corrupción que ha acompañado la trayectoria de esta firma extranjera. En mi concepto, el más preocupante riesgo, es la contaminación por estos escándalos de los proyectos de 4G, cuando es claro como ya lo dije, que ninguno de ellos se encuentran comprometidos directamente.
Sin embargo, el peligro es real: se ha puesto en riesgo el excelente trabajo realizado hasta la fecha que ha permitido la adjudicado de proyectos multimillonarios sin problemas. Y es muy paradójico que esto suceda, cuando la razón del nuevo modelo de concesiones 4G, se diseñó precisamente para corregir los problemas de fondo de los modelos anteriores. Su diseño se prestaban para manejos indebidos que habían impedido que Colombia contará con la infraestructura vial, portuaria, etc., que es necesaria para mejorar su competitividad.
Cuando esfuerzos tan importantes, como el nuevo modelo de 4G, se pueden poner entredicho de esta manera, y cuando también es afectado el buen nombre y la reputación de funcionarios y empresarios de larga trayectoria, espero que se tenga una mejor perspectiva del inmenso costo que estamos pagando debido al cáncer de la corrupción.
Pero lo que es peor, las cosas buenas que se hacen se pueden desdibujar y estigmatizar, y la trayectoria impecable de las personas, quedan cubiertos por la siniestra sombra de la sospecha. Y más grave aún , se mina la confianza que es vital para el funcionamiento de una sociedad.
Pero eso no es todo: se le da un golpe más a la credibilidad, legitimidad y respeto, que sufre la institucionalidad como concepto. Es un peligro inmenso que se cierne sobre Colombia, porque se abre la compuerta a movimientos extremos que capitalizan el inmenso malestar que siente la gente del común ante los escándalos de corrupción.
Hoy, este tema se está convirtiendo en el caballitos de batalla de la campaña política que ya inició. El problema es que sabemos cómo se inicia una reacción airada de la gente, pero como lo muestra el caso de Trump, nadie pudo imaginar cómo terminó.
One Response to "El efecto Odebrecht"
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora
Pingback: Controlar la corrupción no es opcional - PCNPost