Bangkok una visión de futuro para Bogotá

Por: Francisco Manrique.

Hace muchos años, el socio de mi suegro solía decir: “cuando comienzo  a ver la Carrera Séptima en Bogotá como una vía ancha, ha llegado el momento de viajar al exterior”. Hoy yo cambiaría esa frase por otra mas actualizada: “cuando pensamos que no hay solución a los problemas de nuestra ciudad, se vuelve imperativo viajar”.

Con el comentario anterior, hace cuatro años escribí un Post sobre varias ciudades que visite en el Sur Este Asiático. Y quiero volverlo a utilizar, para retomar en este año mi Post semanal.

Lo quiero hacer  por dos motivos. El primero, porque acabo de regresar de un viaje por Thailandia e Indonesia, donde volví a visitar la ciudad de Bangkok. Pero el segundo motivo, porque mirando las noticias locales, me encuentro con la sorpresa de que hay una alta probabilidad que el Metro Elevado, no se pueda dejar contratado después de cuatro años de Peñalosa como alcalde. Esto sería un descalabro de marca mayor.

Como ya lo mencioné, volví a visitar a Bangkok después de mi última visita hace cuatro años. En esa época, la capital de Tailandia tenía 8.5 millones de habitantes. Hoy, la ciudad, con su área metropolitana cuenta con más de 11 millones. En términos de tamaño, se podría hacer un buen paralelo con Bogotá aunque en nuestro caso la población del área extendida es un poco menor.

Para quienes conocieron esta ciudad hace más de una década,  seguramente se quedaron con la imagen de una ciudad caótica por el desorden del tráfico y el caos de las motos que eran ya en esa época un gran problema, como el que se puede observar en otras ciudades como Saigón y en Hanoi.

Después de  haber superado una crisis económica que los afectó en el 2015, hoy el país a retomado su sendero de crecimiento. Y los militares que dieron un golpe de estado en el 2014, aún  mantienen el control absoluto del poder, a pesar de que se han anunciado nuevas elecciones en los próximos meses. El control militar le puso orden al desmadre de las manifestaciones que tuvieron paralizado al país, hace cinco años.

En este contexto general, la ciudad de Bangkok sigue mostrando un gran dinamismo. Los turistas que visitaron a esta ciudad en el 2017 fueron 29 millones, situación que se puede evidenciar por la romería de gente que se ve en su moderno aeropuerto. Vale la pena anotar el cambio  notable de su procedencia, que hubo en estos cuatro años. En la actualidad, la China se convirtió en el pais que más visitantes genera, y que se manifiesta en las ordas de chinos que han descubierto a este maravillosos país como destino turístico.

Pero el movimiento de la ciudad también se evidencia en los centros comerciales que se encuentran llenos de gente, y también de turistas de muchas nacionalidades. A finales del 2018 se inauguró el Centro Comercial más grande de ese país y uno de los más importantes de toda la región.


metro subway Bangkok

nuttanart / Pixabay


Con este milagro, que se dió en menos de quince años, han resuelto hasta ahora de manera eficiente, el problema de la movilidad de esta fascinante ciudad. La inversión que ha hecho el Gobierno para enfrentar este problema, hoy se ve reflejada en un sistema combinado de un modernísimo metro aéreo,  y una red vial que circulan por encima de la ciudad.

Al esfuerzo de infraestructura del Metro elevado, se ha sumado a una millonaria inversión para construir autopistas que también lo son, y que hoy atraviesan la ciudad en todas las direcciones. Esta alternativa, les ha permitido descongestionar el centro de Bangkok y acelerar la construcción de estas vías. Es mucho más fácil generar corredores viales aéreos, ya que los costos de adquisición de predios se reducen dramáticamente. Pero también, evitan obras muy costosas de viaductos subterráneos, que elevan significativamente el riesgo, el tiempo y la inversión requerida.

Como ha sucedido en otras mega urbes del mundo, la consecuencia de este esfuerzo, es que la gente utiliza menos el automovil y las motos para movilizarse. Las congestiones que yo vi hace dos décadas, y que recordaba con horror, han mermado de manera notable. Hay zonas más congestionadas, pero la velocidad en estos puntos críticos de la ciudad, es tres veces superior a la que hoy vivimos en Bogotá. Esta es la experiencia de quien se movilice por Bangkok en la actualidad y compare los tiempos de recorrido con el caos que hoy se vive en Bogotá.

Como se puede observar,  el caso de Bangkok demuestra que se puede realizar una solución integral y completa en los temas de movilidad, en un periodo de tiempo relativamente corto. Contrasta este ejemplo con lo que hemos vivido en nuestra capital.

Como lo mencioné al principio, el informe de la comisión del Consejo que se acaba de entregar sobre el Metro, hace una análisis del estado de avance de este proyecto, donde se ve con mucho temor que Peñalosa no logre dejar contratadas las obras. El inmenso riesgo es que llegue el siguiente alcalde y resuelva volver a cambiar el diseño, y Bogotá seguirá esperando una solución a sus problemas de movilidad.

Pero quiero hacer caer en cuenta de otra situación. Los 27 km del Metro que hoy se está trabajando, no solucionan sino una mínima parte del problema de movilidad de la ciudad. Según me explicaban, quienes hicieron unos estudios sobre el tema, se necesita tener como mínimo 100 km de Metro para sentir un impacto de verdad. En el Asía la solución de metros elevados ha sido acogida por las razones  que ya anoté. Y sin embargo, en nuestro caso, seguimos cuestionado y criticando, pero sobre todo, demorándonos una eternidad.

Y la otra consideración muy importante, es que Bogotá no tiene una construcción de vías importantes desde hace décadas. Y en este campo, las promesas de Peñalosa de resolver los corredores de conexión de la ciudad con la región, tampoco los va a entregar. Mientras tanto el parque automotor crece todos los años saturando las pocas vías existentes. Hoy la ciudad padece de una oclusión coronaria mayúscula y no se ve una solución estructural como se ha hecho en otras partes.

Por las razones anteriores, las vías aéreas como las de Bangkok, que también se ven en muchas ciudades del mundo, deberían de ser seriamente consideradas para nuestro caso. Solo la sumatoria de estos esfuerzos, más el desarrollo de Transmilenio, que se embolató durante las administraciones de la izquierda durante doce años, cumpliría con las expectativas de quienes hoy padecemos el infierno de la inmovilidad en Bogotá.

Y como comencé este Post lo termino. Es importante que los políticos que pretenden enfrentar los tremendos retos de movilidad en los próximos años en nuestra capital, deberían de viajar más para observar cómo otras sociedades si pudieron enfrentar exitosamente el problema como lo muestra el caso de Bangkok.


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