El arte perdido del debate democratico

Por: Francisco Manrique.

En una inspiradora conferencia en la Universidad de Harvard, el profesor y jurista Michael Sandel, hace una vehemente defensa para recuperar el arte perdido del debate y la argumentación democrática en su país. Sus reflexiones y ejemplos son totalmente pertinentes para el momento político en Colombia, donde también brilla por su ausencia, la calidad de los debates en los foros públicos.

A continuación comparto algunas de las reflexiones de la presentación de Sandel. Pienso que sus ejemplos sobre la justicia, en unos casos relacionados con unos temas sencillos, pero en otros con temas mucho más controversiales, muestran la importancia de un buen debate para iluminar situaciones que se ven fáciles, pero que en la práctica son mas complejas.

Según Sandel, lo que hoy se observa en la area a política en los Estados Unidos, es verdaderamente vergonzoso en relación  a las preguntas fundamentales de filosofía moral y la justicia que subyacen detrás de muchos temas críticos para la sociedad. Es muy raro que se articulen, discutan, o se defiendan las preguntas que se necesitan hacer, dado el enrarecido ambiente actual del entorno político. Cualquier parecido con Colombia es pura coincidencia.

En la práctica, se observa una gran dificultad para tener debates constructivos, y no apasionados, que son necesarios para informar e iluminar el camino que permita tomar mejores decisiones de política pública o impartir justicia.


debate discusión decisión

geralt / Pixabay


Para ilustrar su tesis,  recurre a lo que Aristóteles escribió sobre la moral y la justicia, porque puede servir para orientar las discusiones sobre estos temas. Según este pensador griego , la Justicia significa darle a la gente lo que merece. Pero aquí surge una pregunta: ¿pero quien merece que y porqué?

Sandel utiliza un primer ejemplo que puede sonar trivial. Si estuviéramos distribuyendo flautas, a quien se lo daríamos? Una alternativa sería dárselas a los mejores flautistas. Pero entonces la preguntas sería: ¿porqué? Una respuesta podría ser: porque esto beneficiaría a todos.

Pero Aristóteles daba una razón diferente: las flautas están hechas para que sean bien tocadas. Por lo tanto, para razonar sobre la distribución justa de una cosa, como la flauta en este ejemplo,  tenemos que discutir sobre el propósito que tiene en este caso la flauta, o  la actividad social que se realiza con ella.

El propósito esencial de una presentación musical puede ser producir una música excelente, pero este es solo un resultado colateral. Pero Aristóteles menciona que  hay que pensar el la naturaleza esencial de la actividad, y las cualidades que vale la pena honrar, admirar y reconocer cuando esta se realiza. Por esta razón, el entregar la flauta a alguien, no solo es para que lo disfrutemos, sino porque queremos honrar y reconocer la excelencia de los mejores músicos que tocan este instrumento.

Repito, este ejemplo puede ser trivial para algunos, pero es esencial para entender el concepto planteado por Aristóteles con relación a la justicia.

Para profundizar aún más sobre el tema, Sandel trae otro caso basado en una situación real,  que fue fallado en la Corte Suprema de Justicia.  Se trata de un golfista profesional con un problema circulatorio que le impedía caminar. Siendo un excelente jugador, demandó a la PGA porque no le dejaban utilizar un carro de golf en los torneos. Había opiniones serias en contra de darle la razón al demandante, aduciendo que un carro de golf, le daba una ventaja injusta sobre los demás golfistas en el campo de juego.

En el debate que se dio en la Corte, hubo una discusión sobre si caminar era una parte esencial del juego del golf. Para iluminar la discusión, se trajeron los testimonios de golfistas profesionales muy reconocidos, quienes apoyaban la tesis principal: el carro de golf cambiaba la naturaleza esencial del juego

Pero el fallo favoreció al demandante. La clave de la decisión por mayoría, fue la posición que asumieron los jueces sobre lo que era la naturaleza esencial del golf. No fue fácil llegar a esta conclusión. En resumen, la esencia del golf es llevar a una pequeña bola de un lugar a otro en el menor número de golpes posible, y por lo tanto, caminar no era fundamental para jugar golf. Solo hubo un disidente. Para esta persona, el objetivo del juego era divertirse,  y por lo tanto,  las reglas son arbitrarias y no son esenciales. Su posición no tuvo acogida por sus colegas de la Corte.

Esta posición disidente es muy cuestionable. Si se aplica la teoría de Aristoteles que vimos para las flautas, las reglas de un juego son diseñadas para demostrar las virtudes y la excelencia que admiramos en quienes lo practican. Si no fuera así, no habría interés  por los resultados del juego. Sin embargo, en el caso del carro de golf, hay un debate pertinente acerca de lo que es una ventaja justa. Pero si este fuera el tema, la solución fácil sería darle carritos de golf a todos los competidores y la discusión quedaba clausurada.

Pero Sandel muestra, que lo interesante de este caso, es algo más profundo. Se relaciona con las habilidades que valen la pena honrar y reconocer en la práctica del golf. Con el tema del carro, se estaba  cuestionando las habilidades atléticas de un deporte, que es más sedentario, comparado con otros mucho más exigentes físicamente. Pero esta realidad no es fácil de reconocer por parte de los profesionales golfistas. La razón: porque no se les podría dar el reconocimiento que se les brinda a los grandes atletas y esto va en contra de su autoimagen. Así se explica su testimonio ante la Corte, acerca de lo esencial de caminar, en la práctica del  golf.

El ejemplo del carro de golf  ilustra la dificultad  en determinar que es justo sin confrontar lo que es la esencia de la actividad en cuestión, las cualidades y excelencias relacionadas que deben de ser honradas, y que son sujetas de reconocimiento.

Para seguir ilustrando el tema, Sandel muestra otro ejemplo mucho mas controversial: la discusión del matrimonio entre parejas del mismo sexo. Detrás de las posturas a favor o en contra, hay unos temas de justicia y moral muy importantes. Quienes se oponen dicen que la razón de ser del matrimonio es la procreación, que es el tema que vale la pena honrar y reconocer. Los que están en desacuerdo, tienen una postura muy diferente. Afirman que el matrimonio tiene el sentido de contar con la compañía de otra persona, con el compromiso de estar compartiendo de por vida la relación.

En estos casos que suscitan tanta controversia, Aristóteles tiene su punto de vista. Es muy difícil discutir acerca de la justicia, sin abordar primero el propósito de las instituciones sociales y  las cualidades que son valiosas de ser honradas y reconocidas.

Todos los ejemplos tratados por Sandel sirven  para dar luces sobre como se pueden elevar los términos y el nivel del discurso político. Hay una tendencia en aceptar que confrontar de manera muy directa los temas y las preguntas morales, en un entorno político difícil, es un receta segura para generar controversia, intolerancia y abusos. La conclusión sería que es mejor evitarlos, o ignorar las convicciones morales y religiosas, que la gente trae a los debates ciudadanos.

Sandel propone que hay una mejor forma para mejorar el debate, dentro de un marco de respeto mutuo: aceptar enfrentar directamente las convicciones morales que la gente trae a estos espacios. Esto es mucho más inteligente, que pedirle a la gente que los deje ocultos y no los vinculen en el tratamiento de los temas políticos. De esta manera se puede restablecer el arte del debate democrático.

En el momento político actual en Colombia, es fundamental mejorar el debate sobre  temas tan controversiales, como el de las relaciones de parejas del mismo sexo o el significado de la paz. Estos aspectos  se han convertido en unos debates muy complejos. En el primer caso, por la participación de los grupos Cristianos que se manifestaron masivamente en el Plebiscito de hace un año por el NO. En el segundo caso, por los intereses soterrados que se benefician del status quo.

Las recomendaciones del profesor Sandel, sobre cómo rescatar el arte perdido del debate democrático, nos caen como anillo al dedo en Colombia. Se abre el debate estimado lector….


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