Por: Francisco Manrique.
Finalmente se firmó el acuerdo con las FARC. Por esta razón, en las próximos semanas, me propongo oír la letra de la canción de Julio Iglesias: a veces SI y a veces NO porque refleja el estado anímico de los colombianos en relación al Referéndum que se se realizará el 2 Octubre. Con este proceso se deben cerrar las negociaciones con las FARC, después de seis décadas de desastre. Durante este periodo, estaremos siendo bombardeados por la propaganda de los dos bandos, que están impulsando posiciones antagónicas, y que han divido en dos a la sociedad colombiana.
Los medios de información estarán publicando encuestas todos los días, mostrando el estado de ánimo de la gente a medida que avance la campaña, y se aproxime la fecha para la votación. Y como una montaña rusa, veremos la continuación de la película que empezó con la reelección de Santos y la oposición de Uribe en el 2014.
Y si no hay un viraje contundente por parte los partidarios del SI, el común denominador de ambos bandos, seguirá siendo el uso del MIEDO, como el principal motivador para conseguir el voto de la gente, a favor o en contra de los acuerdos de la Habana. Una decisión que debería de ser más racional pero inspirada por una emocionalidad positiva de futuro, dados los antecedentes de violencia y muerte que la preceden, va a terminar siendo muy pemocional, porque a muchos colombianos, como seres humanos, les cuesta desprenderse de su pasado.
Lamentablemente y paradójicamente, como se ha planteado todo el proceso desde sus inicios, la gente confundida, verá la votación como la validación de uno u otro de los dos dirigentes políticos, que cazaron una pelea a muerte en medio de un proceso de paz. Además de ser muy grave que esto ocurra así, es muy triste. Por cuenta de los odios que separan a estos personajes, es bastante probable que volvamos a repetir la historia que se quiere superar.
El problema de la dinámica del MIEDO, lo acabamos de ver en los resultados del referéndum en la Gran Bretaña, donde este factor dinamizó una respuesta irracional de mucha gente. Durante el proceso, que se vivió en ese país durante varios meses, se despertaron otras emociones muy negativas como el odio hacia quienes se consideran diferentes. Dinámicas similares ya las hemos observado en nuestro medio, lo cual es lo menos conducente, cuando se están buscando crear las condiciones que nos permitan vivir en paz a los colombianos.
Por las razones anteriores, es imposible sustraerse del debate por el SI y el NO, que abrió la Corte Constitucional en Colombia, al darle luz verde a la figura del referéndum. Como bien lo expresó la presidenta de esa institución, es la posibilidad de que el pueblo se manifieste a favor o en contra de los acuerdos firmados con las FARC. No es una votación a favor de la paz o la guerra, como desafortunadamente se ha planteado el debate hasta la fecha.
Lo que se estará aprobando o no, es si una mayoría respalda los resultados de más de cuatro años de difíciles negociaciones con el grupo guerrillero más antiguo de AL. Este fue el camino que escogió Santos, quien fue el Ministro de Defensa de Uribe. Durante los ocho años de ese gobierno, se golpeó fuertemente a ese grupo subversivo, pero no se le derrotó.
La experiencia de Santos a cargo de ese ministerio, y las movidas propiciadas por el mismo Uribe al final de su mandato, buscando un acercamiento con las FARC y el ELN, muy seguramente motivaron a Santos en la decisión de buscar la negociación con estos grupos subversivos. Esta posición era compartida por muchos altos mandos de las Fuerzas Armadas, ya que era evidente que el Estado colombiano, no iba a poderlos derrotar por las armas, mientras subsistiera el apoyo de Venezuela, no se legalizara el negocio de las drogas, y hubiera una muy débil presencia institucional en las zonas marginadas de nuestro pais.
Cuando se llega a una negociación de esta naturaleza, como ha sido en la mayoría de los casos similares en el mundo, hay que entender que no es una rendición donde el vencedor le impone la condiciones al vencido. Por más que le duela a muchos, los acuerdos a los que finalmente se lleguen a firmar en la Habana, son el resultado de enfrentar nuestra realidad. Son lo menos malos, dentro de las diferentes opciones posibles, por parte de un grupo negociador que hicieron su tarea capitalizando las experiencias pasadas.
Ahora bien, que era una decisión riesgosa y controvertida, pues claro que si lo era. Así como también lo será la implementación de lo acordado, donde estará el mayor riesgo hacia adelante. La razón: la debilidad de las instituciones del Estado, así como el saboteo de los enemigos ocultos del proceso. Debemos de prepararnos para unos años de alta incertidumbre y de muchas sorpresas. Para superarlas, se necesitará un liderazgo político que no se vislumbra en la actualidad.
Según analistas informados, al final del Gobierno de Uribe, quien hoy lidera el NO, se ofreció a estos mismos grupos guerrilleros, y a sus homólogos los paramilitares, cosas que eran más riesgosas y controvertidas si se quiere, a las que hoy se estarían firmando con las FARC.
A mi juicio, lo que los colombianos vamos a decidir, tiene dos caminos. El primero, significa el mantener el estatus quo, cuyas consecuencias pasadas hoy se miden en cientos de miles de muertos y desplazados. O el segundo de ellos , es aceptar nuestra realidad, y entender que es menos riesgoso un acuerdo que no sea perfecto, a cambio de desactivar las armas de un grupo que el Estado no pudo vencer, y cuyos costos han sido enormes para la sociedad. Ese fue el camino que se tomó en el pasado con el M-19, el EPL, y otros grupos más pequeños. Aquí surgen varias preguntas: ¿porqué ahora no es buena esta alternativa? Y si no esta: ¿ entonces cuál? ¿Más de lo mismo?
Planteados los posibles escenarios que nos pueden esperar, vale la pena tratar un tema que ha pasado de agache durante todo el proceso de las negociaciones en la Habana. Ya mencioné que el MIEDO ha sido el gran protagonista de esta película. Sin embargo, como ha habido una pedagogía tan pobre durante todo estos años, en relación al verdadero significado de lo que está en juego, no se ha reconocido la legitimidad de esta emoción dada la historia que traemos los colombianos.
El proceso actual es único en el mundo por el reconocimiento del papel protagónico de las victimas en el desastre que hemos permitido los colombianos por tantos años. Eso está muy bien. Pero hay cientos de miles de “victimas” de un entorno donde el MIEDO ha sido un compañero permanente. Estas personas no cuentan entre las estadísticas del conflicto, pero sus miedos han sido y hoy son reales, y se les deben de reconocer como tales. Esto hay que reconocerlo, si la sociedad colombiana quiere sanar de verdad, las heridas de una historia que nos debe avergonzar a todos.
Ahora bien, la pedagogía que ha faltado en el proceso colombiano, tiene dos componentes que son en mi concepto muy importantes. Primero, ha faltado una orientación para que la gente entienda lo que siente pero sin quedar prisionera de sus emociones. Pero lo segundo, es fundamental el reconocer las dinámicas que generan las emociones, así como lo hice con el papel de los instintos en blogs anteriores. Veamos.
La emoción del miedo es propia del ser humano. Sobre ella no tenemos mucho control. Sentimos o no miedo ante diferentes circunstancias. Pero sobre lo que sí tenemos control es si nos enganchamos o no en un estado emocional de miedo permanente. Al hacerlo, estamos restringiendo notablemente nuestra capacidad de responder más racionalmente ante situaciones inesperadas.
Una manera de romper el ciclo vicioso que genera un estado permanente del miedo, además de de reconocerlo, de ver cuáles son los temores de las pérdidas que se esperan, es contrarrestarlo con otra emoción muy positiva como es la ESPERANZA. Para lograrlo, se necesitan líderes que orienten a la gente y les muestren la perspectiva de un mundo mejor, si y solo si, son ellos los protagonistas de esta construcción colectiva de futuro.
Para los escépticos, que pueden estar dudando de esta posibilidad, les recomiendo ver en YouTube la película “No” sobre el referéndum que se realizó en 1988 para evitar que Pinochet siguiera en la Presidencia. Había un inmenso pesimismo y resistencia dentro de la población, después de 15 años de dictadura. Había mucho miedo de las represalias del régimen, si votaban en su contra.
Los diseñadores de la campaña tenían el reto de movilizar a la población para que se registraran y tuvieran el valor civil de votar por él NO a la continuidad de la dictadura militar. Para ello, abandonaron la idea de utilizar el MIEDO, que si fue utilizado por el a Gobierno para derrotar a la oposición.
En una entrevista de Semana a Ricardo Tironi, quien fuera el coordinador de la campaña por el NO a Pinochet, mencionaba que el mayor reto, y el principal adversario a derrotar, era el miedo, el sentimiento de castración e impotencia que invadía a la población chilena.
La decisión, que fue muy controvertida dentro de la Coalición -movimiento de varios partidos de la,oposición contra Pinochet- fue vender la ilusión y la esperanza y no traer al presente los horrores del pasado, que lo único que lograban era reafirmar el miedo y la sensación de impotencia. Así nació el lema de la campaña: “La alegría ya viene”, con un mensaje muy optimista, acompañado “de una canción muy pegajosa” y del símbolo del arcoiris. Curiosamente este fue el mismo símbolo utilizado cinco años más tarde por Mandela en Sur África
Vale la pena leer este aparte de la entrevista: “Yo creo que los plebiscitos son eventos que marcan a una generación. En el caso del nuestro, creo que el discurso de esperanza que manejamos durante la campaña fue la base del escenario político chileno, por lo menos en los 20 años siguientes. Y también se instaló una cierta estética y cierto discurso, muy anclado a la experiencia del plebiscito. Este tipo de eventos no solamente son actos electorales, sino actos fundacionales”.
Insisto , como lo he hecho durante cuatro largos años, en los cuales he querido poner mi grano de arena al tema de la paz. Sin un liderazgo que invite a construir una nueva narrativa de esperanza para Colombia, el esfuerzo que se ha hecho habrá sido insuficiente. El riesgo de retroceder será muy alto, y se habrá perdido una oportunidad histórica para nuestro país. Y todos seguiremos escuchando la canción de Julio Iglesias: ” a veces SI aveces NO” mientras el tren del futuro lo vemos pasar sin subirnos a el…!!!.
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