El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en la recta final de un proceso de paz con la guerrilla FARC, sostuvo que acabar con más de medio siglo de conflicto será “una oportunidad de oro” para la lucha antidrogas.
En entrevista con la AFP, Santos destacó los beneficios de poner fin a la guerra contra las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) en materia de sustitución de cultivos ilícitos, fuente de financiamiento de los rebeldes.
He aquí un resumen de la conversación con el mandatario, que esta semana llevará a la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Drogas (UNGASS 2016) su nuevo modelo “más efectivo, duradero y humano” para enfrentar el problemas de las drogas.
¿El nuevo paradigma de lucha antidrogas que usted plantea supone legalizarlas?
No estoy proponiendo la legalización. Estoy proponiendo que cambiemos de enfoque, de prioridades. Porque llevamos más de 40 años en esta guerra contra las drogas y no la hemos ganado. Nosotros hemos avanzado en ir dándole a la marihuana permiso para usos medicinales. La legalización sólo se podrá cuando tengamos un consenso internacional. La legalización en países individuales es imposible de manejar. Se requiere un esfuerzo multinacional. Hemos sido el país que más costos y sacrificios ha hecho en esta guerra contra las drogas. Logramos vencer a los carteles más poderosos del mundo, pero seguimos siendo el primer país exportador de coca del mundo, y por eso tenemos la autoridad moral para solicitar un replanteamiento y eso es lo que estamos haciendo en la asamblea de Naciones Unidas esta semana.
¿El reto de la sustitución de cultivos ilícitos implica encontrar otros más rentables que la coca?
La gran paradoja es que sí hay cultivos mucho más rentables para los campesinos, porque los que se quedan con las utilidades son los intermediarios. Como las zonas donde se cultiva coca son zonas de conflicto, cuando el Estado ha querido llegar para hacer sustituciones ha tenido muchas dificultades. Cuando logremos firmar la paz con las FARC, tendremos una oportunidad de oro para llegar a esas zonas y ahí sí seremos mucho más efectivos en la sustitución de cultivos ilícitos.
Pero el narcotráfico no terminará tras la paz con las FARC
Eso es cierto, mientras haya demanda va a haber oferta. Y el negocio sigue. Por eso uno de los planteamientos que estamos haciendo es que encontremos la forma de quitarle esas utilidades exorbitantes al crimen organizado, que es lo que genera violencia, que es lo que corrompe. Pero al mismo tiempo, con la paz vamos a poder concentrar y focalizar nuestras fuerzas en contra de estas bandas criminales que van a dedicarse a reemplazar a las FARC en el negocio del narcotráfico.
¿Esa búsqueda de llenar el vacío de las FARC podría traer más violencia?
No, porque hemos aprendido a combatir esas mafias. Acuérdese que aquí había unos carteles que eran invencibles, decían los medios internacionales. El cartel de Medellín, el cartel de Cali, a todos los hemos vencido. Sabemos cómo combatir estas mafias. La consigna es concentrar fuerzas contra el narcotráfico y la minería criminal, que es otra de las fuentes de financiación de estas bandas. Y ya estamos comenzando. Al Clan Úusga, la banda más grande en este momento, en lo que va del año le hemos capturado casi 800 personas.
¿Está de acuerdo en bombardearlas?
Si la legislación lo permite, por supuesto. Es una discusión jurídica internacional: qué tipo de margen tienen los países frente a estas bandas con armamento muy poderoso.
¿”Otoniel”, el líder del Clan Úsuga, es el nuevo Pablo Escobar?
Le falta mucho. Él va a caer más pronto que tarde. Tenga la seguridad.
¿Y no va a aparecer otro?
Ese es el tema. El problema que tenemos no solamente en Colombia, sino en el mundo entero, es que uno va descabezando las estructuras, pero la demanda sigue, las utilidades siguen. Precisamente por eso estamos solicitándole al mundo replantear la lucha contra el narcotráfico. Yo no sé cuantos capos he puesto bajo rejas o bajo una tumba; sin embargo, a veces me da la sensación de que vamos en una bicicleta estática, haciendo un gran esfuerzo. Mira uno para la derecha, mira uno para la izquierda y uno está en el mismo sitio. Esto fue lo que me llevó a hacer un llamado para que el mundo se despertara y no asumiera la posición del avestruz, que más bien confrontara el problema.
¿Por qué aumenta el consumo de droga?
Ojalá tuviera esa respuesta. Nunca vamos a tener un mundo libre de drogas, como no vamos a tener nunca un mundo libre de alcohol o de cigarrillos. Pero sí podemos tener un mundo con un consumo mucho menos agresivo, más regulado. Hacia allá tenemos que dirigirnos. Ya hay estudios que miden cómo un millón de dólares en prevención son muchísimo más rentables que un millón de dólares en atacar la oferta de la droga.
En términos de salud pública, ¿prohibir o reducir el daño?
Es mejor reducirlo, es más rentable, es más efectivo. Porque esta actitud prohibicionista no ha funcionado. A un adicto no se le puede tratar como a un delincuente.
Estados Unidos ha sido un socio fundamental de Colombia en su lucha antidrogas. ¿Cómo ve el panorama con la salida del presidente Barack Obama?
Afortunadamente, Estados Unidos con Colombia, por ejemplo, a través del Plan Colombia, siempre ha sido bipartidista. Estuve en Estados Unidos hace unas semanas, invitado por el presidente Obama, pero también estuve con todos los republicanos. Yo esperaría que se mantuviera esa política, que ha sido contra las drogas y a favor de la paz. AFP
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