Por: Paola Sosa.
Mis padres me enseñaron que la vida era de esfuerzos, disciplina y constancia. Que debía estudiar y conseguir mis logros para ser alguien exitoso. Hoy digo: ¡soy exitoso pero no soy feliz!
Entonces entendí que quiero ser feliz, que es más importante que mi éxito. Porque no quiero perder más años de mi vida siento este vacío que no me deja estar tranquilo.
¿Para qué quiero ser exitoso? ¿Para complacer a mis padres? ¿Para demostrarle a los demás de lo que soy capaz? Aja ¿y mi felicidad?
Me la pasé de esfuerzo en esfuerzo, sacrificando tantas cosas que realmente me llenaban sólo por creer que ser exitoso era lo primero en mi vida. Ya sé lo que no quiero; ahora ¿qué si quiero? Quiero hacer lo que me hace feliz. Cantar, aprender a pintar, salir a la calle sin arreglarme porque fue eso lo que me provocó, renunciar a este puesto de trabajo, decirle al mundo que no me importa lo que piense de mí, tomar fotos y venderlas, arreglar el jardín! Quiero llenarme de mi realidad, no del deseo de otros. Quiero ser yo, quiero creer que siendo feliz seré realmente exitoso.
Gracias padres por enseñarme que lo primero que debo enseñarle a mis hijos es ser feliz y que en el camino ellos se darán cuenta que haciendo lo que los llena, serán seres exitosos y muy felices. Haré que el trabajo se convierta en una parte de mi vida, no que sea mi vida, que disfrutar de lo más simple, sean mis prioridades. No quiero gastar todo el dinero que conseguí con tanto esfuerzo, curando las enfermedades que me dejó tanto sacrificio. Hoy quiero vivir plenamente mi vida con equilibrio, tranquilidad y paz interior.
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