El poeta sueco Tomas Tranströmer, galardonado con el premio Nobel de Literatura en 2011, falleció con 83 años, según informaron desde su editorial, Bonniers, el viernes.
Tranströmer, víctima de un derrame cerebral en 1990 que afectó a su capacidad para hablar, murió el jueves, precisó la Fundación Nobel. “Estamos tristes al conocer la muerte del poeta sueco Tomas Tranströmer ayer”, publicó la fundación en Twitter. “Triste noticia. El poeta sueco y ganador del premio Nobel Tomas Tranströmer nos ha dejado, pero sus palabras no morirán nunca”, indicó también en Twitter el ministerio de Relaciones exteriores sueco.
El anuncio del Premio Nobel para Tomas Tranströmer en 2011 sorprendió, pues el hombre era poco conocido fuera de los círculos poéticos. Fue el séptimo sueco galardonado con un Nobel de Literatura. Los anteriores suecos ganadores del Nobel de Literatura fueron Eyvind Johnson y Harry Martinson en 1974.
Tranströmer fue el primer poeta premiado desde la polaca Wislawa Szymborska, en 1996 y fue traducido a más de 60 lenguas. Estuvo en la lista de candidatos considerados por la Academia desde 1993, y desde entonces siempre estuvo presente entre los favoritos hasta obtener el galardón.
“Agradecemos por toda la riqueza que nos dio Tomas Tranströmer. Vivirá”, afirmó en Twitter el ex Primer ministro (1991-1994) Carl Bildt.
“Es un tesoro nacional para nosotros de alguna manera. Su importancia para la poesía sueca no puede ser exagerada”, declaró a la agencia de prensa TT la poeta sueca Eva Ström.
Nacido el 15 de abril de 1931 en Estocholmo, Tomas Tranströmer fue criado por su madre luego del divorcio de sus padres cuando era niño. Desde temprano mostró una gran atracción por la literatura, y se nutrió de la naturaleza que rodea a la capital sueca.
Luego girará hacia motivos más sombríos, personales y metafísicos, en busca de la trascendencia y la comprensión de lo indecible.
Graduado en psicología en 1956, trabajó en el Instituto psicotécnico de la universidad de Estocolmo, antes de ocuparse en 1960 de jóvenes delincuentes en un instituto especializado. Al mismo tiempo que atendía a personas discapacitadas, condenados o toxicómanos, escribía poesía. Era un apasionado del piano y tuvo dos hijas.
Consideraba que el examen poético de la naturaleza hace posible sumergirse en las profundidades de la identidad humana y de su dimensión espiritual.
“La existencia de un ser humano no acaba allí donde acaban sus dedos”, declaró un crítico sueco en referencia a los poemas de Tranströmer, a los que describe como “oraciones laicas”.
La fama de Tranströmer en el mundo anglófono debe mucho a su amistad con el poeta estadounidense Robert Bly, que tradujo al inglés buena parte de su obra.
En los poemas de Tranströmer abundan las metáforas y las imágenes. Ilustran escenas simples de la vida cotidiana y de la naturaleza. Su estilo introspectivo, descrito por la revista Publisher Weekly como “místico, versátil y triste”, desentona con la vida misma del poeta, comprometido en la lucha por un mundo mejor y no únicamente a través de sus poemas. Con 23 años, todavía estudiante, publicó su primera antología “17 poemas”, en una de las mayores editoriales suecas, Bonniers, con la que seguirá a lo largo de toda su carrera.
Para su editor, la poesía de Tranströmer es “un análisis permanente del enigma de la identidad individual frente a la diversidad laberíntica del mundo”.
En 1966, recibió el prestigioso premio Bellman. Seguirán numerosas recompensas, como el Neustadt International Prize (Estados Unidos, 1990).
En 1997, la ciudad obrera de Västeraas, donde vivió 30 años antes de volver a Estocolmo en los años 90, creó el premio Tranströmer.
Su primera obra tras el ataque de apoplejía, seis años después, fue una antología titulada “Góndola fúnebre”, de la que se vendieron 30.000 ejemplares, una buena cifra para el género de la poesía. Después de este éxito, Tranströmer no publicó nada durante ocho años, salvo su correspondencia con Bly.
En 2004 publicó “El gran enigma”, una antología de 45 haikus. (AFP)
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