Por: Marjorie Eljach.
Hace tiempo venía planteándome esta disyuntiva. Pagar por una publicación en Facebook o dedicarle horas a compartirla, enviar mensajes privados para que conocidos me echaran una mano difundiéndola y mil monerías más de cara a que tuviera mayor visibilidad.
Con más de cuatro mil seguidores en una página, en muchas ocasiones las publicaciones no llegaban ni al diez por ciento de los mismos, un alcance muy bajo si se tienen en cuenta todos los esfuerzos para intentar llegar al total de la audiencia.
Reflexiono entonces sobre el coste beneficio y me pregunto si me compensa el tiempo que invierto en Facebook si no llego ni al diez por cien de la audiencia. La respuesta es un NO rotundo.
Acto seguido me decido a hacer el ejercicio de pagar por las publicaciones que me interesa que lleguen a todos mis seguidores y a sus amigos, pero antes redacto una, enlazo a la página que quiero que vean mis seguidores y lo publico: llega a 187 personas.
Al día siguiente promociono la publicación con 5 dólares y llega a 6280 personas, mis seguidores más los amigos que lo han visto en su perfil y sólo he gastado 3 de los 5 dólares invertidos. Muchos me gusta, muchos compartir y un aumento de 15 seguidores de la página.
Posteriormente y de acuerdo con el objetivo de la publicación, he invertido 5, 10 o 20 dólares y el retorno de la inversión es impactante si hablamos en términos de alcance de audiencia y tiempo de trabajo ganado.
Ahora bien, la cuestión es saber cuánto pagar y cuándo, y si el objetivo de la promoción justifica la inversión. Yo lo veo claro: sí lo justifica. Recuerdo cuando la gente se escandalizaba porque Facebook iba a empezar a cobrar. Yo lo encuentro apenas lógico, es un servicio y no todo puede ser gratis en esta vida. Si una plataforma nos da la opción de crear una página de negocio, divulgarla y promocionarla de forma gratuita, pero además por una pequeñísima inversión tener una mayor audiencia, ¿por qué no beneficiarnos de ello? Es para pensárselo.
Luego, y más allá del IOR, Impact of Relationship, que es como se mide el ROI en las redes sociales, está el ROI en si mismo. Entendemos que las redes nos dan visibilidad, que si no estamos en ellas es como si no existiéramos, pero esa visibilidad tiene y debe transformarse en ingresos, porque al final el objetivo de todo tiempo o dinero invertido en publicitar un producto o servicio es venderlo. Y este, a mi juicio, es el verdadero sentido de utilizar las redes sociales en el mundo de los negocios, así muchos community managers o social media managers se sientan ofendidos con lo que digo, la visibilidad y el número de fans no significan absolutamente nada si esos fans no se transforman en clientes o compradores.
La verdadera medición más allá del informe mensual que nos envía Facebook sobre quiénes están hablando de nuestro producto, cuántos fans nuevos tenemos y de dónde vienen, es saber si fulano o mengano llegaron vía Facebook, si compraron, se quedaron satisfechos y volvieron a comprar, porque no solo de e-reputation viven los negocios, y aunque tener una excelente reputación online es una maravilla y un plus, mejor incluso es que esa gran reputación online sea la causa del aumento de nuestro número de clientes y ventas de forma exponencial.
Es en este punto cuando la pregunta cambia, y ya no se trata de pagar o no pagar en las redes sociales, ahora la pregunta es ¿estamos siendo lo suficientemente vendedores en las redes para conseguir nuestros objetivos? Las redes sociales no son un canal de venta en sí mismas, pero son una herramienta de apoyo al plan de marketing, y como tal hemos de optimizar su uso al máximo, de cómo hacerlo hablaré en mi próximo artículo.
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