El hallazgo de fósiles de dinosaurios y flora prehistórica en la Patagonia chilena refuerza la teoría de que especies prehistóricas de América y la Antártida migraron hace millones de años por puentes que los unían, señalan investigadores de Chile y Brasil.
Una expedición de científicos encontró en el cerro Guido -una inhóspita zona de la Patagonia 3.000 Km al sur de Santiago- un yacimiento de fósiles de dinosaurios y de restos de flora y hojas fosilizadas cuya antigüedad bordearía los 68 millones de años, cerca del fin de la era de los dinosaurios.
En la Antártida, se han encontrado restos de huesos de dinosaurios típicos de las zonas continentales (América), los cuales habrían cruzado por puentes formados entre Sudamérica y la Antártida: Marcelo Leppe, jefe de la expedición y del Departamento Científico del Instituto Antártico Chileno (Inach).
Leppe cree que todo empezó con una brusca caída de la temperatura.
Ello “produjo caída de nieve que se acumuló como hielo y provocó el descenso de los océanos entre 25 y 200 metros, permitiendo la emergencia a la superficie de porciones de tierra que estaban bajo el mar, formándose los puentes”, asegura este paleontólogo, quien fue responsable de la base que tienen la Inach en la Antártida.
Entre los fósiles descubiertos en el continente blanco se encuentran el Saurópodo, el dinosaurio más grande y austral encontrado en Chile en 2014 y que llegó a medir 30 metros de longitud y pesar 35 toneladas, y también el Hadrosaurios, un herbívoro que alcanzaba los 10 metros de largo y llegaba a pesar 20 toneladas.
Ambas especies fueron encontradas en el yacimiento de fósiles de cerro Guido, cuya extensión alcanzaría los siete kilómetros.
En este yacimiento, uno de los más grandes de América, los dinosaurios vivieron millones de años antes de llegar a la Antártida hace 68 millones de años.
Los científicos hicieron extensas caminatas y ascendieron un cerro de más de mil metros de altitud para encontrar estos fósiles. Durante la expedición, que duró dos semanas, durmieron en carpas en un campamento montado a unos tres kilómetros de distancia de todo contacto humano, soportando un intenso frío y los fuertes vientos patagónicos.
Vegetación desde la Antártida:
En el yacimiento de cerro Guido, los científicos también han encontrado hojas fosilizadas de nothofagus, una especie arbórea típica del hemisferio sur y cuya antigüedad alcanza los 68 millones de años.
Según los investigadores, estas hojas son las mismas que se han descubierto en la Antártida, aunque datarían desde hace 80 millones de años. Son mucho más antiguas que las de Patagonia, lo que indicaría que son originarias del continente blanco cuando éste tenía vegetación.
“Algunos fósiles de flores, hojas de árboles y plantas encontrados en el yacimiento tenían como procedencia la Antártida, lo cual refuerza la teoría de que estas habrían migrado por puentes que se formaron entre el continente blanco y el americano”, cree Leppe.
El investigador indica que en la Antártida se han encontrado fósiles de especies como canelos, mirtasias, eucaliptos, araucarias, mañíos, que en la actualidad son típicos de los bosques del sur chileno, y que también migraron por estos puentes gracias al viento, lluvias y al rodado de tierra.
Podemos decir que los bosques de estas regiones chilenas son registros de lo que fue la vegetación en la Antártida hace unos 70 millones de años: Thiers Wilberger, paleobotánico brasileño.
Las plantas más antiguas de Sudamérica están en Brasil con más de 120 millones de años, mientras que en Argentina hay registros de fósiles de plantas de 80 millones de años, asegura Wilberger.
El especialista brasileño destacó el buen nivel de preservación de los restos de hojas, flores y huesos de dinosaurios encontrados en Cerro Guido, en la frontera con Argentina y al que se puede acceder a pie o en un tractor sorteando cerros y cruzando ríos.
En el yacimiento también se ha hallado polen, algo realmente poco común debido a su fragilidad.
Wilberger afirma que algunas especies como las araucarias -un árbol hoy típico del sur de Chile- migraron hasta Brasil y otras hasta Nueva Zelanda y Nueva Caledonia.
“Pese a no tener una frontera en la actualidad, la conexión entre Chile y Brasil, gracias a esta migración de la flora, es muy cercana”, indicó el brasileño.
Desde 2013, los científicos viajan a esta remota región un par de semanas durante el verano austral, ya que el resto del año la zona está cubierta de nieve y las temperaturas son cercanas a los cero grados. AFP
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