Por: Andrés Quintero Olmos.
Se nos fue Crispín Villazón De Armas. Murió el que será inmortal para el Cesar.
Su partida nos llena de tristeza y añoranzas. Nostalgias de épocas de políticos que irrigaban al Cesar de progreso y alta representación como él lo hacía; tiempos en los cuales la política se hacía con meritocracia, discurso, talento y, sobre todo, honradez.
Los actuales políticos del Caribe colombiano deberían estudiar la trayectoria política de Villazón. En ella aprenderán cómo tener toda una vida pública sin comprar un solo voto y sin robarse un solo peso. Mi generación hoy no tiene modelos políticos ejemplarizantes: estamos encarcelados en esta cuasi democracia donde juegan los Gnecco, Ñoños, Name, etc. y en la cual en vez nosotros vivir de sus obras políticas, son ellos los que viven de nosotros, de nuestros impuestos y subdesarrollo.
Ya no existen políticos como Villazón. Ya nadie tiene su elocuencia, probidad, conocimiento y, más que todo, ya nadie tiene su liderazgo. Y eso era Villazón, un líder, y realmente nuestro último catón.
Ocupó todos los puestos políticos en nombre del Cesar: concejal, congresista, alcalde y gobernador. También fue ministro de Estado, juez y embajador. De la mano de mi abuelo Clemente Quintero y de José Antonio Murgas y de muchos otros, creó el Departamento del Cesar emancipando su tierra natal del gran Magdalena y del centralismo samario, con el fin último de fortalecerla frente a Bogotá.
En sus últimos años nunca dejó de trabajar. Regresó a su Pueblo Bello, a su finca La Carolina, logrando desarrollar sus cafetales de la Sierra Nevada e instaurar a nivel nacional, y a partir de su representación gremial cafetera, que “La Costa también es café”. Un incansable adalid de las causas de la región.
El artista Efraín “el Mono” Quintero exaltó, en una espectacular e inédita composición vallenata intitulada “El viejo Crespo”, al perspicaz dirigente cesarense (ojalá su hijo, el gallo fino, Ivan Villazón, un día interprete esta canción):
“Crispín no pensaba que iba a terminar de Mamo,
Cuando de Pastrana su Ministro fue el mejor,
Ahora representa y se la pasa trabajando
Por los cafeteros socios de Federación,
Eso de ser Mamo no le ha sido tan difícil
Es un zorro viejo que no se deja engañar
A Rojas Pinilla lo puso contra el banquillo
Cuando era estudiante joven en la Capital
(…)
Es que el viejo Crespo tiene el don de la palabra
Por eso apunta, dispara y nunca falla”
El único que debe de estar contento con esta ida al cielo de Crispín, es Clemente Quintero, su gran amigo. Lo debe de estar esperando en el más allá para reorganizar sus tertulias políticas con Aníbal Martínez, a las cuales seguramente llegaran Alfonso Araujo, Hernando Molina, Andrés Becerra, Roberto Pavajeau y hasta los mismos Pedro Castro y Jorge Dangond que fueron sus admirados adversarios políticos. Todos volverán al ruedo desde este panteón cesarense, donde Escalona animará los alargues, y donde Gabo y Alvaro Cepeda pasarán de visita, y los objetivos siempre serán los mismos: El Cesar antes que cualquier cosa.
Hasta luego viejo Crespo, nos harás mucha falta a mí y a toda mi generación.
Imagen tomada de: www.elpilon.com.co
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