Por: Marjorie Eljach.
¿Cuántas veces nos hemos encontrado con un cliente que rechaza una oferta de diseño web porque tiene un sobrino súper pilo que le hace gratis el trabajo? Infinitas
¿Cuántas veces nos hemos encontrado con un cliente que rechaza una oferta de campaña de marketing en redes sociales porque como eso nada más es meterse en Facebook, su esposa puede hacerlo perfectamente después de llevar los niños al colegio? Demasiadas
Las anécdotas de este tipo que tenemos que contar al respecto quienes trabajamos en este sector son muchas y muy variadas. El sobrino pilo, la esposa que no trabaja o el hijo inteligentísimo que “sabe mucho de Internet” y que “hace unas páginas webs bonitas” se han convertido en la competencia de estudios y de agencias.
Un cliente rechaza una oferta de precio estándar en el mercado porque se va a ahorrar un dinerillo sin apenas considerar que lo barato sale caro y que hacer una buena página web o una buena campaña en las redes sociales no se trata únicamente de hacer una página bonita o de sentarse a compartir memes en Facebook.
Las páginas web no sólo son para ser vistas y recibir palmaditas de amigos o comentarios en Facebook alabando lo bonitas que han quedado y las páginas de negocios en las redes sociales no son sólo para nuestros amigos les den un “me gusta” o se hagan seguidores. Estas herramientas son para vender un producto o servicio, y de eso no saben ni el sobrino pilo ni la sobrina desempleada ni la esposa desocupada, de eso saben los expertos.
Respecto a las páginas web, al mismo tiempo deben ser atractivas, navegables y usables. La información que se dé en ellas tiene que ser lo suficientemente clara y concisa para que el visitante encuentre a un click lo que está buscando y no se aburra con interminables cargas de imágenes en flash que lo único que consiguen es desesperarlo y que se largue.
Tan importante como lo anterior es el posicionamiento SEO ¿Ha hecho el sobrino búsquedas previas de palabras clave en las páginas de la competencia antes de incluir las suyas? Seguramente no. ¿Sabe su sobrino que una ristra de palabras clave es menos efectiva que cuatro o cinco? Me permito dudar al respecto.
El sobrino pilo también puede sugerir determinados servicios de alojamiento en los que le cobrarán por una plantilla web y su uso anual unos 300 dólares aproximadamente. Pero claro, cuando es necesario tener más funcionalidades que las estándar hay que pagar más y la caja registradora del proveedor del servicio web no se hace esperar al momento de facturar. A medio plazo ese cliente se encontrará pagando una suma mayor a la que se le hizo en la oferta, porque sumando el cobro anual por el uso de la plantilla, prácticamente se triplica el precio del presupuesto que le entregó la agencia.
Pero el diseño web no es la única habilidad del sobrino pilo, pues él también diseñará un logo bonito y hasta una imagen corporativa con mucha gracia.
Dado que todo está conectado y que la imagen de la empresa es un todo, surgen nuevas preguntas: ¿Sabe el sobrino lo que un logo debe comunicar? ¿Conoce el sobrino al menos mínimamente el significado del término “semiología”? La semiología de la imagen no es una clase de relleno o un tema que se trata a la ligera, es la base a partir de la cual se trabaja para diseñar un logo y una imagen corporativa. Los colores, las tipografías, las tarjetas, el logo, un dossier, todo aquello que se entrega y que se muestra al público debe ser uniforme y coherente con el producto o servicio y con el mercado al que usted se dirige. ¡Vaya con el sobrino! ¿Estará enterado?
Y bueno, de la esposa y la sobrina desempleadas que manejan las redes sociales mejor ni hablar, porque a no ser que la intención de tenerlas haciendo esa tarea sea que los amigos y familiares se conviertan en clientes, el que estén a cargo no tiene mucho sentido. Ahora bien, si las señoras saben de segmentación de mercados, análisis de audiencia y gestión de contenidos, todo irá de maravilla, pero como en el caso del sobrino, me permito dudarlo.
Mi conclusión es que, a no ser que tengan la formación específica, algunos miembros de la familia no sólo son un peligro para los profesionales del sector sino para el cliente, que no se detiene a pensar en el costo-beneficio de una inversión en imagen y comunicaciones, y en lo contraproducente que es no confiar en el experto por ahorrarse un dinero que a la larga acabará gastando tarde o temprano.
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