Capacidad de aceleración propia de un caza, interiores a medida y precios de siete cifras: el salón del automóvil de Ginebra es un terreno fértil para los “supercoches”, entre los que destaca uno de los más emblemáticos, el Bugatti Veyron.
Bugatti (grupo Volkswagen) anunció el mes pasado que había vendido su último ejemplar de este modelo, el número 450, el coche de todos los superlativos que con un motor de 16 cilindros tiene hasta 1.200 caballos.
El último Veyron, bautizado “La Finale”, preside el stand de la marca en el salón de Ginebra, que abrió sus puertas al público el jueves.
“Con el Veyron, hemos creado un icono moderno y este salón es la ocasión de poner el coche en un pedestal, de decir gracias a todos los que han participado y de pasar página”, explica a la AFP Stefan Brungs, director de ventas de la marca.
Pero desde que el Veyron fue presentado a finales de los años 2000, le han surgido rivales en la prohibitiva esfera de vehículos reservados a los “ultrarricos”.
Es el caso de Koenigsegg, que presenta en Ginebra su Regera, un coche dotado de un grupo motopropulsor híbrido (gasolina y electricidad) con una potencia combinada de 1.500 caballos, capaz de acelerar de 0 a 400 kilómetros por hora en 20 segundos, según el constructor.
“En la actualidad, parece bastante normal tener casi 1.000 caballos” bajo el capó, subraya Jens Sverdrup, responsable de ventas de la marca sueca que se jacta de construir, no “supercoches” ni “hipercoches”, sino “megacoches”.
Del Regera ya se han vendido varios ejemplares por unos dos millones de euros antes de su presentación en el salón.
El mismo precio exige el constructor británico McLaren por ceder las llaves de su P1 GTR. Al igual que el Aston Martin Vulcan, otra espectacular novedad de este año, se trata de un vehículo para uso exclusivo en circuito y la compra incluye lecciones de pilotaje.
‘Selfies’, pósters y modelos:
Pero cuidado, advierte Dave Eden, responsable de comunicación de la marca célebre por su palmarés en Fórmula 1: el P1 GTR estará reservado a los propietarios del P1 de carretera, un supercoche híbrido presentado en 2012, que ya suponía una inversión de más de un millón de euros.
Para el GTR, “hemos previsto limitar los pedidos a 40 coches”, una cifra que ya ha sido prácticamente alcanzada, explica Eden. “La gente viene del mundo entero para ver nuestros coches” en Ginebra, asegura.
Contrariamente a los stands generalistas, abiertos a todo el mundo, los de los constructores de supercoches están rodeados de barreras de cristal y su acceso está custodiado por guardaespaldas.
Es el caso de marcas italianas emblemáticas, como Ferrari y Lamborghini, ante las cuales se agolpa una multitud masculina en busca de “selfies” y de fotos con las modelos que posan junto a las carrocerías.
Algunos expositores, como los italianos de Pagani, se compadecen de aquellos que jamás tendrán los medios para comprarse uno de los superbólidos expuestos y les regalan… pósters. (AFP)
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