Por: Carlos Javier Velásquez.
Mientras escribo este documento, miles de colombianos se toman las plazas de las principales ciudades clamando por un pronto acuerdo que nos lleve a la Paz, estable y duradera. Me sumo al clamor ciudadano y espero en breve acompañarlo, por lo pronto, desde la intimidad de mi hogar, con este escrito intento aportar.
“No hay mal que por bien no venga” dice el adagio popular, y me parece que, como consecuencia de lo ocurrido el domingo, están pasando cosas positivas. En particular, hay dos que destacaría, la una, no menos importante que la otra:
Lo primero es que está despertando la ciudadanía. La gente que no votó el domingo está haciendo su acto de contrición; ese tufillo de irresponsabilidad que les quedó, lo están destilando hoy con una actitud mucho más activa y clamorosa. Por fin estamos asumiendo el rol que nos corresponde, tirar todos hacia el mismo lado por la paz; no nos podemos dar el lujo de bajar la guardia, de renunciar a que los acuerdos se hagan realidad.
En particular hay que animar a los jóvenes. Se dice que las nuevas generaciones, millennials y generación Z, son unos despreocupados, apáticos, indiferentes; que la vida les pasa por encima y ni cuenta se dan. Hay que demostrar que no es así y que, en este país, las grandes transformaciones políticas, sociales, culturales; han sido gracias al activismo de la juventud.
Por otro lado, me alegra saber que estamos recuperando el proceso de las manos de los políticos, lo cual no debió pasar. Los políticos tienen el rabo entre las piernas; por estar pensando en sus intereses político electorales les “salió el tiro por la culata”. La ciudadanía les exige hoy actuar con prontitud, de forma decidida y contundente, con transparencia y de cara al pueblo. No vamos a permitir que nos arrastren de nuevo a su juego torpe y repugnante; quien dijo que Santos y Uribe son los dueños de la paz, los colombianos merecemos un destino diferente.
Así como los pueblos árabes tuvieron su primavera, creo que ha llegado el momento de declarar, no obstante Colombia carece de estaciones definidas, el Otoño Colombiano.
Hay que exigir claridad en torno al proceso, hay que salir a las calles, hay que abarrotar las plazas y parques, hay que reclamar responsabilidad y decisiones con prontitud. Bienvenido sea el OTOÑO COLOMBIANO.
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