Por considerarlo un artículo de gran interés para los amantes de visitar la Toscana, reproducimos apartes del reportaje de la periodista Brekke Fletcher, en el diario The Wall Street Journal, titulado El nido de “Il Pellicano”.
El hotel Il Pellicano está situado en la costa de la Toscana, y ha sido, por casi 50 años, un destino icónico, un nido de sofisticación y un escape maravilloso si quiere disfrutar de unas vacaciones excepcionales.
La fotografía del reportaje es sencillamente fantástica. En ellas se ve claramente el lente del fotógrafo Matthieu Salvaing.
En UNA TEMPLADA NOCHE de principios de octubre, sobre un acantilado en la costa toscana de Monte Argentario, cerca del pueblo de Porto Ercole, Italia, un grupo está reunido alrededor de la piscina del Hotel Il Pellicano. El veterano barman del hotel, Federico Morosi, sirve cócteles a los huéspedes, que están aquí para celebrar el final de la temporada estival bajo la luz de las velas en una terraza que se asoma al mar Tirreno. Podría ser una escena de cualquiera de las cinco décadas que ha estado abierto el hotel. Entre quienes saborean una polenta con pato servida desde un camión amarillo estilo años 50, estacionado en un patio de piedra, hay una mezcla cosmopolita: Margherita Maccapani Missoni, embajadora de la casa de moda de su familia, junto a su esposo, el corredor de autos Eugenio Amos; el actor Josh Hartnett y su novia, la actriz británica Tasmin Eggerton; la mecenas Ginevra Elkann, una de las herederas de Fiat, y la editora de libros Angelika Taschen. Y en el centro de todo está una bronceada mujer de pelo castaño, enfundada en un clásico vestido Yves Saint Laurent con estampado de leopardo, que saluda a cada uno de sus invitados con una calidez típicamente reservada para los familiares cercanos. Ella es Marie-Louise Sciò, de 37 años, directora creativa del Hotel Il Pellicano y quien, como hija del dueño, pasó muchos de los veranos de su infancia en este idílico lugar y hoy lo dirige con cariño y buen gusto.
“Il Pellicano es una casa, no un hotel”, dice Sciò. “Tenemos clientes que han estado viniendo aquí desde finales de los 60. Se sienten parte de la familia”.
Michael y Patricia Graham, los dueños originales, empezaron a construirlo en 1964 y lo abrieron al año siguiente. La pareja, una glamurosa combinación de un aviador y una heredera, llegó en 1962 a esta región, caracterizada por sus altos cipreses, sus calas ocultas y sus espumosas aguas azules, justo en una época en que se estaba volviendo popular con la presencia de figuras como Jacqueline Kennedy, su hermana Lee Radziwill y Gianni Agnelli, el líder de Fiat.
Los Graham encontraron una parcela que pertenecía a su amigo, el Príncipe Alessandro “Tinti” Borghese, y se la compraron. Inspirados por uno de sus hoteles favoritos, el San Ysidro Ranch, de Montecito, California, diseñaron el lugar para que tuviera reminiscencias de una casa de campo toscana, con 18 habitaciones y unas cuantas cabañas. Michael Graham financió la construcción persuadiendo a sus amigos famosos de que invirtieran en las cabañas a cambio de estadías sin costo. Il Pellicano se convirtió enseguida en un patio de juegos para la realeza europea, actores de Hollywood y figuras de la sociedad, incluyendo a Sophia Loren, la Reina Juliana de Holanda y su esposo, el Príncipe Bernhard, Charlie Chaplin y el diseñador Emilio Pucci, quienes se deleitaban con la privacidad y el ambiente de cómoda informalidad del hotel.
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