El Maestro Francisco Zumaqué recuerda al Maestro José Barros – I Parte

El músico, compositor, arreglista, director y productor musical  Francisco Zumaqué, recuerda algunos aspectos del  juglar de El Banco, de quien se cumplieron 100 años de su natalicio el sábado 21 de marzo.


Testigo de excepción de parte de la génesis de La Piragua –quizá la canción más emblemática que compusiera José Barros entre sus más de 800 composiciones-, el notable compositor cordobés (Cereté, 18 de julio de 1945) es el artífice del primero de los arreglos orquestales que se hicieran a partir de la obra del ilustre compositor banqueño. “Yo vivía en París –acababa de concluir estudios con Nadia Boulanger-, y tuve la oportunidad de conocer al Embajador de Colombia en España de esa época, doctor Belisario Betancur, quien sería uno de los gestores de la creación de la Orquesta Filarmónica junto a Raúl García, y me invita a Bogotá con el fin de dar inicio a una serie de composiciones y arreglos orquestales de nuestra música colombiana, junto a los maestros Blas Emilio Atehortúa y Jesús Pinzón Urrea.

“Allí surge la idea de hacer un homenaje a los grandes compositores colombianos, entre ellos José Barros, Lucho Bermúdez y Pacho Galán”, recuerda el compositor quien además tuvo la oportunidad de trabajar al lado del Maestro José Barros.

¿Cuál es la importancia del legado de José Barros para la música colombiana?

Indudablemente José Barros se inscribe en la gran tradición de los compositores de la Costa Atlántica, porque logra encontrar una fuente de inspiración en las tradiciones de la música ribereña, y toda esa música ancestral de la Cumbia y la tambora, típica de la región.

El Maestro Barros se da cuenta de todo ese entorno y lo transforma rápidamente como creador natural que es desde su niñez, porque él comienza a moverse en ese entorno desde esa época, a través de múltiples presentaciones en fiestas, bailes e incluso hasta parrandas.

¿Por qué hacer un homenaje para recordar el legado musical del Maestro José Barros?

Los países requieren tener una fisonomía, un rostro para mostrarle al mundo, y ese rostro no puede darlo la Política o la Economía: ese rostro está en la Cultura y las Artes, de tal manera que la tarea de nosotros, como artistas, es la de proyectar lo que somos ante el mundo: nuestra Música, nuestra Literatura, nuestra Pintura.

Sin desconocer otras culturas y el legado que dejaron compositores como Beethoven, Mozart, Brahms, Stravinski o Bartók; así como The Beatles o Madonna, es necesario que los estamentos culturales apoyen y preserven legados como el que nos dejó el Maestro José Barros. Lo contrario es llevar a la desaparición de nuestro país como cultura; negarnos a entender que somos parte de un conjunto de pueblos que canta, escribe y se expresa diferente.

¿Qué razones pudo tener el Maestro Barros para querer salir de El Banco tan joven?

Su condición humilde lo obliga a salir de El banco a buscar nuevas líneas de trabajo, e indudablemente estos nuevos conocimientos y experiencias a esa edad tan temprana lo llevan a recorrer todo el país, y un poco más tarde a Panamá, México y Argentina, entre otros muchos países.

Eso es algo, que digamos, hace parte de la esencia de todo músico; de tal manera que él se adapta a todas esas culturas para terminar componiendo en un sinfín de géneros: tangos, rancheras y valses -por nombrar solo algunos de ellos-, debido a que es el medio el que lo demanda.

¿Podríamos definirlo como una especie de “camaleón musical”?

A casi todos los compositores nos toca un poco así, porque digamos que la demanda determina, por lo menos una parte de nuestra producción. Me explico: un compositor de música popular no suele tener la libertad de ponerse a componer polcas, valses franceses, o canciones napolitanas a menos que estén de moda o lo contraten para hacerlo.

A José Barros, desde luego, le resultaba natural hacer tamboras, cumbias, paseos, o merecumbés, que en esa época era más o menos lo que estaba sonando gracias al éxito de Pacho Galán, Lucho Bermúdez y otros artistas, de tal manera que al llegar a Bogotá él tiene que entrar a ese mercado, que también hacía parte de su tradición musical.

Si bien no podemos hablar de un “camaleón” porque él lo hubiera querido, diría que él debió mimetizarse porque así lo requería el ambiente de la época.

¿Qué circunstancias determinaron ese auge de la música del Caribe al interior del país?

La música del Caribe entró por Medellín al interior del país, porque Medellín llegó a ser en un momento dado el centro absoluto de la música tropical, gracias a que la producción discográfica –y sobre todo a la actividad desplegada por casas disqueras como Discos Fuentes, Codiscos, Discos Zeida, Sonolux, con unas orquestas maravillosas como las que dirigía Juancho Vargas, Antonio María Peñalosa y Guillermo González.

Lucho Bermúdez también estaba allá, y todo eso determinó que las agrupaciones de la Costa Atlántica decidieran ir a Medellín; peregrinaje que trazó el empresario Antonio Fuentes desde sus inicios en Cartagena, y que incluso estuvo acompañado por algunos trabajos de campo a partir de grabaciones que adelantaban con una grabadora Nagra portátil de la época. Eran los tiempos de agrupaciones como Los Corraleros de Majagual, la Orquesta A Número 1, la Sonora Cordobesa, en incluso con una agrupación que dirigía mi padre: Francisco Zumaqué y los Macumberos del Sinú. Fruto de todo ello fue esa ola de música tropical y bailable que sedujo a todo el país.

Viene un poco después, todo ese movimiento de las grandes orquestas que acompañaban las fiestas en Bogotá… 

Lucho Bermúdez se traslada a Bogotá, y la capital pasa a ser también un epicentro musical de gran influencia, donde están ya dadas todas las condiciones para que la música tropical del Caribe se asiente en el espíritu de la cultura andina.

Incluso unos años antes, José Barros se embarca como polizón con la intención de llegar a Bogotá, pero como lo descubren durante el trayecto, termina en Barrancabermeja y ahí se gana la vida cantando acompañado de su guitarra, para luego proseguir su viaje y terminar trabajando durante algún tiempo como minero en Antioquia.

Una vida muy azarosa la del músico de esa época…

En ese momento el mundo musical estaba dominado por el tango, los bambucos y los pasillos; mientras que el género tropical apenas comenzaba a abrirse camino, precisamente cuando Toño Fuentes decide emprender esa aventura tan extraordinaria que concluye con su masificación en todo el país.

José Barros fue un compositor muy prolífico que pudo componer más de 800 canciones a lo largo de toda su carrera. ¿Hay alguna explicación para este otro aspecto tan llamativo de su legado?

José Barros tenía toda una disciplina de trabajo, como buen hombre ordenado, que además tenía la necesidad de producir constantemente en virtud a las demandas de un mercado en el que o produces o pereces, ¡Así de sencillo! Porque el no solo tenía pedidos de las disqueras de acá, sino también de México y Argentina.


Prensa, Ministerio de Cultura

Textos: Juan Carlos Millán Guzmán

Fotografía: Milton Ramírez


El Maestro Francisco Zumaqué recuerda al Maestro José Barros


 

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