El liderazgo que Colombia necesita – Parte I

Por: Francisco Manrique.

En mis mis columnas recientes, he comentado los desafíos que enfrentan empresarios, académicos, juristas y militares, en la definición de su rol ante un muy probable escenario de acuerdos en la Habana. Si esto se entiende, tendremos una mejor oportunidad para la construcción de una nueva narrativa nacional donde la violencia no sea el pan de cada día ni se usen las armas para defender posturas políticas.

En esta oportunidad, me voy a referir al tipo de liderazgo que el país necesita, para lograr hacer la transición hacia adelante, y así tener una mayor posibilidad de sostener el proceso de cambio, que tendrá que experimentar la sociedad colombiana en los próximos años. Se que es un tema complejo que requiere de una lectura cuidadosa y algo de paciencia para digerir.

Y lo que hay que entender, es que estamos enfrentando grandes cambios hacia adelante, porque se está interviniendo un sistema complejo, como es el de la sociedad. Un sistema complejo está compuesto por varias partes ínter conectadas, cuyos vínculos crean dinámicas e información no visible para el observador. Cada parte, por pequeña que sea, puede influir en el comportamiento del conjunto. Todas sus partes son dependientes entre sí y mantienen una interacción reciproca.

El proceso histórico que hoy se vive en Colombia no está diseñado para que el sistema siga igual. Es la oportunidad de intervenir las causas raizales so pena de estar repitiendo la historia en pocos años. Y es complejo porque es un sistema de gran diversidad regional, las diferentes culturas, historias de su gente y realidades que ellos viven, todo lo cual se convierte en un reto de cómo proceder

Por las razones anteriores, me llamó mucho la atención un reciente artículo en Forbes sobre la necesidad de contar con “líderes sistémicos”, concepto que se ha venido desarrollando a partir del cuerpo de conocimiento trabajado por expertos como, Peter Senge, Ronald Heifetz, Adam Kahein, Jay Forester y Otto Scharmer.

El siglo XXI, se caracteriza cada vez mas por la complejidad de los desafíos sistémicos que hay que enfrentar, cuyo manejo está más allá de las capacidades de las instituciones y de sus estructuras jerárquicas tradicionales. También, de las capacidades de las personas que buscan intervenir los sistemas, que requieren cambios. En este entorno, la palabra colaboración adquiere una urgencia cada día mayor. Se necesitan unir visiones, esfuerzos y capacidades diferentes, para encarar con éxito todos estos desafíos.

Colombia enfrenta muchos de estos retos simultáneamente. La implementación de los acuerdos de la Habana, la disminución de la desigualdad creciente en nuestra sociedad, los problemas ambientales, la movilidad en las ciudades, etc., son apenas una pequeña muestra de la complejidad que tenemos adelante. Ante estas realidades, los esfuerzos individuales tienen muy poca posibilidad de lograr resultados. Se necesita cada vez mas un liderazgo colectivo, que promueva la colaboración entre diferentes actores de la sociedad. A partir de esta necesidad, es que ha venido emergiendo el concepto del “liderazgo sistémico”.

El gran reto que enfrenta este concepto es cultural, especialmente en el entorno latinoamericano, donde el imaginario está relacionado con el líder mítico y carismático. Chávez, Uribe y Correa son tres ejemplos que vienen a la mente como representantes de esta realidad.

En contraste, el caso de Mandela en Sur África, es un excelente ejemplo del liderazgo sistémico emergente. Fue una persona que fue capaz de cambiar las condiciones hacia un liderazgo colectivo, para enfrentar el cambio que implicaba la transición del poder de los blancos a los negros, después de muchos años del apartheid.

Aquí vale la pena recordar, que el verbo liderar, tiene su raiz indoeuropea en la palabra “lith”, que significa atreverse a dar un paso más allá de los límites, dejando atrás lo que impida avanzar.

Pero también, hay otro reto: aprender a manejar los cambios sistémicos a la escala de los desafíos, que enfrenta la sociedad contemporánea. Esta si que es una verdad de puño en el caso de la sociedad colombiana.

¿Qué tienen en común los líderes sistémicos?. De acuerdo a las investigaciones realizadas presentadas en el artículo de Forbes, estas personas se caracterizan por preocuparse por la salud del sistema como un todo, lo que también se irradia a otros. Igualmente, la capacidad de ver a través de los ojos de terceros, lo que les permite tener una mejor perspectiva, estar más abiertos, e invitar a otros a hacer lo mismo. Son capaces de construir relaciones desde la escucha, lo que les permite generar redes de confianza y colaboración.

Este tipo de líderes no esperan tener un plan perfecto, lo que les permite darles a otros la oportunidad de aprender en la acción. Desde su ignorancia, son capaces de formular las preguntas difíciles, y muchas veces obvias, que nadie mas se atreve a proponer.

Su comportamiento comprometido, y abierto al aprendizaje, motiva a otros a seguir su ejemplo facilitando grandes procesos de cambio en una comunidad. Lo que se veía como un problema inmanejable, en una situación polarizada, y con una visión de muy corto plazo, se ve desde la perspectiva de la oportunidad, el crecimiento colectivo, con una visión de mayor alcance hacia el futuro. Estas personas crean el contexto para que la gente pueda entender, que el éxito de su comunidad, depende cada vez mas de cuidar el bienestar del sistema total, dentro del cual están operando.

En el artículo de Forbes se hacen otras reflexiones relacionadas con el punto anterior. Para el cambio de sistemas complejos, mas que datos e información, se necesita de inteligencia y mucha sabiduría. La razón es muy sencilla. Jay Forrester, padre de la Dinámica de Sistemas, mencionaba que los sistemas complejos presentan comportamientos contra intuitivos. Esto se evidencia cuando se hacen intervenciones sobre los mismos, pero enfocadas en los síntomas y no en las causas raizales. El resultado: se logran mejoras de corto plazo pero agravando la situación en el largo plazo. La sabiduría consiste en distinguir los efectos que se producen en el tiempo y que no son evidentes a primera vista.


 

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