El ser humano “mejorado”, con implantes en el cerebro contra el Parkinson o nanorobots en el cuerpo para comer insaciablemente sin engordar, fascina y angustia al mismo tiempo, pero según los transhumanistas nuestra supervivencia depende de la tecnología.
Es uno de los temas el primer coloquio internacional del transhumanismo en París, en el que neurocientíficos, especialistas en bioética, filósofos, antropólogos y sociólogos discuten sobre los progresos técnicos y el futuro de la humanidad. Entre otros temas se habla de interfaces hombre-máquina, estimulación craneana o prótesis para la memoria.
El transhumanismo es una corriente de pensamiento poco conocida, creada a principios de los años 1980 por futurólogos en California que defendían la idea de que el ser humano puede ser mejorado gracias a las tecnologías. Esta corriente intelectual, que tiene 5.000 adeptos en todo el mundo —la mitad en Estados Unidos— se interesa fundamentalmente por la lucha contra el envejecimiento, según su principal asociación, Humanity.
En Francia hay unos 200 transhumanistas, según la Asociación Francesa de Transhumanismo (ATF). Marina Maestrutti, una socióloga de la Universidad de París invitada al coloquio, está interesada en la idea de los “nanorobots” colocados en el cuerpo para comer y “gozar de los placeres de la vida sin sufrir las consecuencias”.
Aunque no es transhumanista, esta investigadora está interesada en una corriente cuyos representantes trabajan y son financiados por empresas como Google, Facebook o la agencia espacial estadounidense (NASA). “Está bien que quienes tiene mucho dinero escuchen lo que se dice desde hace años”, se felicita por su parte Aubrey De Grey, un transhumanista y director científico de Science Research Foundation.
Este laboratorio está especializado en la lucha contra el envejecimiento y ha recibido seis millones de dólares del fundador de PayPal, el gigante estadounidense de los pagos en línea.
De Grey, un biólogo especializado en medicina regenerativa, espera encontrar dentro de dos décadas un tratamiento que permita rejuvenecer 20 años a los que tienen 50.
Biotecnología en los garajes:
“Actualmente se practica la biotecnología en los garajes, exactamente como Wosniak [cofundador de Apple] hacía informática en su casa”, sostiene por su parte Guillaume Dumas, un neurocientífico que trabaja en el Instituto francés Pasteur.
Este científico se interesa por la estimulación del cerebro mediante ondas magnéticas o sobre los psicoestimulantes en el ejército estadounidense, que mejoran el rendimiento de los soldados en el teatro de operaciones y reparan las funciones cognitivas de los heridos.
El temor al “cíborg” o al “hombre mejorado” proviene sin embargo de un malentendido, según el estadounidense James Hugues, exdirector ejecutivo de Humanity. La gente tiene miedo “porque está vinculado al cerebro y a la inteligencia y porque no se da cuenta de que en realidad el ser humano ya es un cíborg”, asegura este especialista en bioética.
“En los años 1960 empezaron a implantarse electrodos en el oído interno para la sordera y desde los años 1990 se implantan marcapasos en el cerebro para la depresión”, recuerda.
Dentro de algunos años, las prótesis en el cerebro serán cada vez más sofisticadas, pronostica Hugues.
“La gente acepta las piernas biónicas para los amputados, pero se preocupa por la pérdida de las características humanas en el hombre. Sin embargo, se utilizarán esas tecnologías no sólo para tener mejor salud y vivir más tiempo, sino también para ser más humanos, más inteligentes, más sanos y felices”, asegura. (AFP)
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