Después de empoderar a cientos de niñas y madres jóvenes de comunidades pobres en todo Río de Janeiro, el programa conjunto de ONU Mujeres y el Comité Olímpico Internacional ingresa en su segunda etapa.
El año pasado, cuando Dayane Santos, de 19 años, se sentó con su niña inquieta a escuchar a los facilitadores que presentaron un nuevo programa para empoderar a las madres jóvenes de su comunidad, sus ojos se iluminaron al darse cuenta de que era su boleto para regresar a las canchas de voleibol.
Santos había abandonado sus estudios y la práctica de este deporte después del nacimiento de su hija y sabía que tenía pocas oportunidades en Pedra de Guaratiba, una de las comunidades más pobres de la región oeste de Río de Janeiro. Prácticamente uno de cada cinco bebés son hijos o hijas de jóvenes brasileñas de 19 años o menos[1], lo que lleva a una tasa de deserción escolar extremadamente alta. Tres cuartos de las madres jóvenes de entre 15 y 17 años abandonaron la escuela en 2015[2].
Santos se inscribió en el programa ese mismo día.
El programa “One Win Leads to Another” (Una victoria lleva a la otra), dirigido de manera conjunta por ONU Mujeres, el Comité Olímpico Internacional, Women Win y la ONG brasileña Empodera, promueve la autoestima y el empoderamiento económico de las niñas y las jóvenes mediante actividades deportivas y de capacitación en habilidades útiles para la vida llevadas a cabo todas las semanas por facilitadoras capacitadas. Financiado por la Svenska Postkodstiftelsen (Fundación de la lotería postal de Suecia), se creó una versión adaptada del programa de estudios para incluir las necesidades específicas de las madres jóvenes, entre ellas, el cuidado infantil en el lugar durante las sesiones.
“En el programa, tuvimos la oportunidad de hablar con honestidad sobre la vida que llevamos actualmente, después de convertirnos en madres”, contó Santos. “Lo que más aprendí fue cómo volver a ser yo misma. Me di cuenta de que podía combinar la maternidad con los demás aspectos de mi vida, y de que no era necesario de que me quedara todo el tiempo en casa”.
Con franqueza y sin miedo, Santos ayudó a otras niñas a aprender los aspectos fundamentales del deporte y a decir lo que piensan. A raíz de su interés y cualidades de liderazgo, recibió la invitación para convertirse en una “defensora” y tuvo la posibilidad de cofacilitar sesiones en calidad de modelo para niñas más pequeñas.
Al año de estar en el programa, Santos ya terminó sus estudios secundarios, tiene un empleo a tiempo completo y puede negociar mejor con su pareja el tiempo que le dedica al cuidado de su hija y a las tareas domésticas. Juega al voleibol dos veces por semana en un centro comunitario y quiere estudiar radiología para convertirse en técnica de ultrasonido.
“El programa me dio la confianza necesaria para darme cuenta de que podía hacer todo lo que deseaba”, expresa.
La mayoría de las 850 niñas que participaron en el programa “One Win Leads to Another” en su etapa experimental (de 2015 a 2017) y cerca de una docena de madres jóvenes que se inscribieron en el programa el año pasado manifestaron haber experimentado cambios similares y significativos en sus vidas.
Raphaela Barbosa Lacerda, que se graduó del programa en 2016 y participó en las celebraciones por el Día Internacional de la Niña en las Naciones Unidas en 2017, hace poco fue contratada por una empresa internacional de cosméticos que opera en Brasil como parte de su equipo de investigación e innovación.
“Participar en el programa One Win Leads to Another me dio la madurez para afrontar mis problemas, el conocimiento para expresar mis ideas y el coraje para luchar por mis sueños. Fue una de las experiencias que más me ayudó a conseguir lo que quiero”, manifiesta Lacerda. Realiza trabajo voluntario en su comunidad con regularidad, coordinando reuniones para adolescentes de diferentes iglesias, donde da charlas sobre el empoderamiento de las niñas. “Intento demostrarles a las niñas que podemos hacer todo lo que nos propongamos y, a los niños, que no somos más débiles ni menos que ellos en nada”.
Lacerda aún encuentra tiempo para jugar al balonmano, deporte que practica dos veces por semana en una cancha comunitaria. Y planea hacer otras cosas. En su viaje de ida y vuelta del trabajo, que le lleva casi tres horas por día, estudia para los exámenes de ingreso a la universidad.
“El programa es muy eficaz para crear las oportunidades que, históricamente, se les negaron a las niñas”, comenta Jane Moura, presidenta de Empodera, la organización brasileña que colabora con la ejecución del programa en el país.
La próxima etapa del programa, de 2018 a 2020, se centrará en ampliar y diversificar las asociaciones, así como fortalecer la capacidad de diversas instituciones para impartir el programa de estudios. Nadine Gasman, representante de ONU Mujeres en Brasil, comenta que, en la segunda etapa, también se creará una Red de Género y Deportes compuesta por organizaciones con una estrategia común, indicadores, herramientas y sistemas de medición, para convertirse en un centro de conocimientos sobre programas de deportes para lograr la igualdad de género en Brasil. “Será la primera de su clase en Brasil y existen muchas posibilidades de que se implemente en otros países”, afirma.
Notas
[1] DATASUS (2016). Ministerio de Salud de Brasil http://tabnet.datasus.gov.br/cgi/tabcgi.exe?sinasc/cnv/nvuf.def
[2] Encuesta Nacional por Muestreo de Hogares (PNAD, por sus siglas en portugués) (2013). https://biblioteca.ibge.gov.br/visualizacao/livros/liv94414.pdf (como se cita en http://g1.globo.com/educacao/noticia/2015/03/no-brasil-75-das-adolescentes-que-tem-filhos-estao-fora-da-escola.html).
Nota publicada en ONU Mujeres, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: ONU Mujeres
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