La exposición dedicada a Doris Salcedo en el Guggenheim en junio, una muestra temática para venta privada en Christie’s en mayo y la adquisición reciente por parte del MoMA de obras de Óscar Muñoz o Álvaro Barrios apuntan un “boom” del arte contemporáneo colombiano que se siente en Nueva York.
“Parece casualidad, pero es causalidad”, resume a Efe Oscar Roldán-Alzate, uno de los comisarios de “Colombia Narrada”, la exposición con la que la casa de subastas Christie’s ha decidido poner el arte contemporáneo del país suramericano en la mira de los coleccionistas neoyorquinos.
Según el comisario, los astros se han alineado: “El auge económico, una posibilidad real de alcanzar una paz en el país y acciones que se han dado por parte de unos agentes en Colombia entronizan con una atmósfera positiva para que el sistema del arte se active”, asegura Roldán-Alzate.
Viento a favor, entonces, tanto para los comisarios, teóricos y mediadores como para los coleccionistas y, desde luego, para los artistas. “Hay un arte de altísima calidad. No es un arte de alta calidad de ahora, es de siempre, pero no tenía los otros agentes”, insiste.
Un arte que va mucho más allá de la celebridad de Fernando Botero y que ya fue invitado, por ejemplo, en la última edición de la feria ARCO de Madrid.
Un arte que, además, tiene una peculiaridad: que cuenta historias. “Históricamente ha tendido la mano a una estrategia discursiva, que es la narrativa. Para el arte colombiano contar historias es un rasgo distintivo”, según Roldán-Alzate.
Esta idea la comparten en el Guggenheim, donde describen a Doris Salcedo como una artista que “ha creado esculturas e instalaciones que señalan la historia traumática de la Colombia moderna, así como el amplio legado de sufrimiento que tiene su raíz en el colonialismo, el racismo y otras formas de injusticia social en todo el mundo”.
Salcedo combinará la venta de Christie’s entre el 23 de mayo y el 30 de junio con la exposición del Guggenheim, del 26 de junio al 12 de octubre.
En el museo tendrá para ella sola el cartel, pero en Christie’s estará junto a otra veterana como Beatriz González, nombres más recientes como Monika Bravo, que se ha encargado del pabellón de El Vaticano en la Biennale de Venecia, o Miler Lagos, que empieza a lanzar internacionalmente sus proyectos.
“El abecedario del arte en Colombia no empieza por la A sino por la D de Doris Salcedo”, dice Roldán-Alzate.
Maria Fernanda Cardoso, Antonio Caro, Rafael Gómezbarros, Óscar Muñoz y Luis Fernando Roldán completan la selección de artistas que se podrán comprar en la famosa casa de subastas, con su sede al lado del Rockefeller Center.
“Hay un gran interés y están subiendo los precios”, explica Francine Birbragher-Rozencwaig, crítica e historiadora del arte, que también ha colaborado en la selección de artistas para Christie’s.
“Nueva York, desde la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en la capital del arte contemporáneo, especialmente en lo que se refiere al mercado. En Berlín quizá se lancen más proyectos, pero aquí los artistas se promocionan”, asegura a Efe.
Según los organizadores de la venta de Christie’s, “hay una tendencia muy marcada de una mirada hacia las periferias, hacia el arte latinoamericano, que ha sido rotativa: ha pasado por el arte mexicano, el arte argentino, el venezolano. Ahorita está en el mercado colombiano”.
Rubrican esta afirmación el hecho de que el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) haya adquirido piezas recientes de José Antonio Suárez Londoño, Óscar Muñoz o Álvaro Barrios y que una de las galerías más insignes de Nueva York, Nohra Haime, cuente con un amplio componente colombiano.
Pero, para Birbragher-Rozencwaig, quizá lo más importante es que “ninguno de estos artistas va en función del mercado. Es un arte serio, con el que han dedicado su obra a profundizar, a ahondar teórica y conceptualmente”, concluye. (EFE USA)
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