Niños wayúu recogen agua en La Guajira, Colombia. Foto: WFP/Mike Bloem
Este 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, y reflexiono en la importancia del vital líquido para el planeta y su preservación para las futuras generaciones, sobre todo en el contexto del cambio climático, el gran reto que enfrenta el planeta hoy, y en especial la región de América Latina y el Caribe:
77 millones de personas aún carecen de acceso a agua potable en América Latina y El Caribe.
La contaminación de agua subterránea, lagos y ríos continúa siendo un problema: en América del Sur, entre el 40 y el 60% del agua proviene de acuíferos afectados por la contaminación cada vez mayor debido a la minería excesiva y la agricultura. Lagos y cuencas fluviales importantes de América del Norte a América del Sur están siendo afectadas por la presión de una desmedida población creciente.
Para 2030, la intensa escasez de agua podría desplazar a 700 millones de personas en todo el mundo.
Estos números, más que reflejar una realidad alarmante, solo muestran que, a pesar de los logros alcanzados en las últimas décadas, aún existentes retos importantes.
El agua no es solamente una necesidad básica sino un derecho fundamental de todos. Es vital para la supervivencia y el desarrollo humano, la continuidad de las futuras generaciones y la preservación de ecosistemas saludables.
Ante los efectos del cambio climático, la disponibilidad de agua se vuelve cada vez menos predecible. El aumento de inundaciones y otros eventos climáticos extremos amenazan con destruir los sistemas de agua, contaminando las fuentes de agua, tan necesarias para todos.
Sequías más duras y más severas en el Corredor Seco
En el Corredor Seco de Centroamérica, las sequías son cada vez más severas y prolongadas agravando la escasez de agua, afectando la salud, la seguridad alimentaria de pequeños productores y sus hogares impactando sus medios de vida.
Esperanza Vigil, lideresa comunitaria de Joateca en El Salvador, empezó a notar los cambios en el clima hace cuatro años.
“Se ve el desequilibrio y ahora el clima está distorsionado” , dice Esperanza.
En una comunidad donde la gente vive día a día de lo que cosecha, se da cuenta que hay que proteger el medio ambiente para sobrevivir.
“Los árboles son útiles para captar agua, respirar aire puro y los frutales alimentan. Debemos amar al medio ambiente y cuidarlo porque de él vivimos” nos comenta.
Resiliencia al cambio climático
En Joateca, se plantan árboles maderables y frutales en un vivero comunitario, como parte de un proyecto de reforestación y resiliencia al cambio climático implementado por WFP gracias al apoyo de la Unión Europea y se trabaja para construir resiliencia y asegurar los medios de vida de cientos de miles de hogares a lo largo del Corredor Seco de Centroamérica y es que la seguridad alimentaria está estrechamente vinculada con el manejo y uso del agua.
Desde entonces, la floración de los árboles es diferente y hay más tormentas en su comunidad.
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