Aunque hace un tiempo parecía que el aceite de oliva era exclusivamente un tesoro de la cuenca mediterránea, Australia se ha hecho un hueco en este sector con un caldo de calidad, que seduce cada vez más tanto en este país austral como en el extranjero.
En España, primer productor mundial, la sequía redujo la producción a la mitad el pasado año, mientras que, en la región italiana de Apulia, una bacteria ha diezmado los olivos. A 18.000 kilómetros de allí, en Australia, la temporada de la cosecha se anuncia “buena”, explica a la AFP Lisa Rowntree, presidenta de la Asociación Australiana de la Oliva (AOA, por sus siglas en inglés).
La cosecha tiene lugar de finales de marzo a julio, según las regiones. Los inmigrantes italianos y griegos introdujeron el aceite de oliva en Australia en los años 30, pero su popularidad en el país llegó mucho más tarde, hace 20 años.
Actualmente, con 2,2 litros anuales por habitante, los australianos son los primeros consumidores de aceite de oliva per cápita, eso sí, fuera de la cuenca mediterránea. Si este jugo todavía se importa principalmente de Europa, la producción local es cada vez más solicitada.
Más del 40% del aceite consumido a día de hoy es australiano, se felicita Rob McGavin, presidente de Boundary Bend, el principal productor del país.
McGavin comenzó a producir en los años 90, en el Estado de Victoria (sureste). “El consumo aumentaba rápidamente, pero no había producción local”, explica el productor, cuyo grupo cuenta con 2,2 millones de olivos.
“Los olivos crecen muy fácilmente en el sur de Australia”, explica Lisa Rowntree. “Tenemos el mismo clima que en el Mediterráneo, pero en el hemisferio Sur”.
Todos los Estados en el sur de Australia producen aceite de oliva. En total, existen 700 productores y 23 millones de olivos en el país.
Un néctar ‘equilibrado y afrutado’:
En 2014, se produjeron 13.500 toneladas de aceite de oliva en Australia y las previsiones para este año abogan por 20.000 toneladas. Sin embargo, estas cifras son ínfimas si se comparan con el gigante español, que, a pesar de ser un año de crisis, debería producir 825.700 toneladas para la temporada 2014/2015. “Australia no busca competir con España en cantidad (…) Queremos ser reconocidos por la calidad”, subraya Lisa Rowntree, para quien el néctar australiano es “siempre equilibrado y afrutado”, máxime cuando la casi totalidad del aceite de oliva producido en el país austral cuenta con la clasificación “extra vírgen”.
Rob McGavin acusa a los productores europeos de exportar aceites de menor calidad. “Por supuesto que Europa produce aceites excelentes, pero estos no se envían a Australia (…) Los que encontramos aquí son económicos, pero de baja calidad”, critica.
“Hemos hecho un gran trabajo para educar a los consumidores”, explica el productor.
Según la presidenta de la AOA, “desde hace unos cuatro años, los australianos optan por un aceite producido en su país. Confían en este producto y quieren apoyar a los productores locales”. Y, todo ello, a pesar de que su coste es al menos un 20% más caro que el de la mayoría de aceites de importación. Los productores australianos deberían aprovechar la actual crisis de producción en Europa, que “ha provocado un aumento de los precios de los aceites españoles e italianos (…) y abre nuevos mercados” a los exportadores australianos, destaca Rowntree.
Asia, y en especial China (36% de las exportaciones), representa la prioridad. A pesar de la distancia, Estados Unidos también es un cliente, pero el caldo australiano escasea en Europa a causa de los impuestos para la importación. (AFP)
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