Por: Andrés Quintero Olmos.
Mi amigo francés, Nadir, de linaje musulmán y católico, pero hoy ateo, me hizo observar algo esta semana: históricamente pareciese que los conflictos existentes entre las diferentes ramas de una misma corriente religiosa (ej. cristianismo) fuesen igual o más mortíferos que los que propiamente son interreligiosos.
Hemos llegado a un absurdo tal de la humanidad y de absolutismo religioso versus relativismo religioso que si Nadir y yo creamos una herejía atea, sólo nos toca implorar para que los otros ateos, que no estén de acuerdo con nuestro ateísmo, no nos aniquilen. Pareciese que el humano fuese más proclive a ser intolerante con el que interpreta de manera diferente su mismo texto sagrado que con el que interpreta a otro.
Si comparamos las cruzadas, las agresivas evangelizaciones o las guerras entre musulmanes e hindús, entre otras, con las guerras entre calvinistas, luteranos, anglicanos, ortodoxos y católicos dentro del cristianismo, concluimos que todas estas violencias son equivalentes. Sin embargo, muchas veces olvidamos el hecho de que existan distintas interpretaciones de un mismo texto sagrado puede generar aún más tensiones. Hemos desdeñado que los imperios europeos no sólo se fragmentaron por sus culturas e ideologías sino, también, por tener disímiles interpretaciones del cristianismo. Quizás en muchas ocasiones el odio más feroz del fundamentalismo religioso viene de la supuesta corriente principal y de sus presumidas herejías.
En el Medio Oriente, los musulmanes llevan siglos matándose los unos a los otros. Las tensiones entre chiitas y los sunitas, dos corrientes del Islam que interpretan de manera distinta al profeta Mahoma, son las principales fuentes de violencia. Quedando claro que los múltiples líos entre Irán, Arabia Saudita, el Líbano, Siria, Jordania, los Emiratos, Egipto, Palestina e Irak descienden directamente de la rivalidad milenaria que existe entre las distintas corrientes del Islam en el seno de sus respectivos países.
Es a partir de esta dualidad de culto que, compenetrados por grupos fundamentalistas como el Hezbolá (chiita) o los salafistas del Estado Islámico (sunita), el Medio Oriente se desinstitucionaliza, desinhibiendo naturalmente al desestabilizador terrorismo contra el Occidente e Israel, que en cierta manera unifica y da pie a los extremistas ante una misma causa compartida. De ahí nace la geopolítica absolutista de Huntington, de choques interreligiosos, donde el relativismo religioso sólo existe bajo la regla del enemigo de mi enemigo es mi amigo.
Mi esquirla: Santos estuvo esta semana de visita oficial por Francia lo cual fue todo un acontecimiento para los medios nacionales. Sin embargo, revisando los titulares y los principales artículos de la prensa francesa (Lemonde y Lefigaro), no encontré trazabilidad alguna de la tal visita. Lo cual confirma que Colombia es todavía invisible para el mundo desarrollado; negarlo sería chauvinismo. Lo que sí está claro es que Miss Universo mojó más prensa internacional que Santos. Por lo cual todo es bien relativo desde el punto de vista por el cual se observa, pero con muchos absolutismos posibles.
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