El profesor Einstein pone ojos de sorpresa, saca la lengua y da una explicación simple de la teoría de la relatividad. Con su “piel” de caucho y su bigote que parecen verdaderos, casi que se olvida de que es un robot.
Einstein forma parte de la decena de robots, preparados para hacerle compañía y cuidar a sus hijos, presentados en el salón anual de tecnología (CES) de Las Vegas, una vitrina de las últimas tendencias de la industria.
Los avances tecnológicos, en particular en el campo de la inteligencia artificial, permiten que hoy estos robots parezcan verdaderos miembros de la familia.
“Creamos robots que tienen personalidad”, afirma Andy Rifkin, el director tecnológico de la empresa de Hong Kong Hanson Robotics, que quiere comercializar a Einstein este año por 299 dólares.
Éste será el primer producto destinado al público de la empresa, conocida por sus robots humanoides como “Sophia”, capaz de crear expresiones realistas con la cara y con los ojos o mantener una conversación gracias a tecnologías de inteligencia artificial.
Einstein, que llega hasta las rodillas de un humano y responde a pedidos vocales, puede ayudar a los chicos a hacer sus deberes escolares, jugar con ellos o contestar a sus preguntas matemáticas y científicas.
“Es diferente a los otros robots”, asegura Rifkin, quien subraya que el “vínculo emocional” puede ser un elemento importante en el aprendizaje de los chicos.
Compañero o asistente
La mayoría de los robots del CES se parecen a esos objetos mecánicos de las películas de ciencia ficción, pero muchos de entre ellos tienen también personalidad.
El pequeño robot rodante Kuri es presentado como un compañero que puede divertir a los chicos y ayudar a los padres a vigilar lo que sucede en sus casas.
Es capaz de reconocer a los miembros de la familia y avisarle a su dueño, a través de una aplicación para celulares, cuando su hijo llega a la casa.
Mayfield Robotics, una novel empresa californiana filial del grupo alemán Bosch, prevé comenzar los envíos de aquí a fin de año para los consumidores estadounidenses, con un precio anunciado de 699 dólares.
“Debemos hacer un esfuerzo para darle personalidad y carácter a un robot. Si no, es demasiado frío”, comenta su director, Michael Beebe. “Kuri agrega un destello de vida a la casa”.
Kuri “habla solamente robot” -es decir, mucho por bip- pero también tiene una serie de expresiones emocionales como girar la cabeza y mover los ojos.
Puede también tocar instrumentos o emitir sonidos grabados, que Beebe dice usar para pedirle al robot que le diga a su perro de bajarse del sillón.
AvatarMind, una empresa con oficinas en China y en California, presenta también durante el CES un “robot social”, iPal, próximamente comercializado en China y luego en Estados Unidos. El iPal puede jugar, hablar en idioma natural, cantar y cuidar la casa. De poco menos de un metro, también puede dirigirse solo y usar sus brazos cuando canta o baila.
El dueño de AvatarMind, John Ostrem, dice que puede servir de compañía para niños o ancianos, y que también podría ser útil como asistente, para dar informaciones en centros comerciales u hospitales.
Para él, también hay “una aplicación interesante para los niños con necesidades especiales” porque el robot podría ayudar a un terapeuta a ocuparse de varios de ellos a la vez.
La compañía japonesa SoftBank Robotics ya anunció una asociación que va a permitirle a su robot humanoide Pepper informar en Francia a los usuarios de trenes.
Beebe afirma que los consumidores están listos para este tipo de robots en las casas y en las empresas. “De chicos, siempre quisimos tener un robot, y ahora tenemos uno”.
Para el fundador de Hanson Robotics, David Hanson, estos nuevos robots traen “una nueva dimensión” a las relaciones entre el hombre y la máquina. “Es una manera nueva y natural de interactuar con nuestras computadores”. AFP
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