Si hay acuerdo, que no panda el cúnico

Por: Eduardo Lleras.

En tiempos no muy lejanos los sentimientos de angustia, la desolación y la tristeza se trataban de manera íntima en el círculo cerrado de los afectos cercanos. En estos círculos nos arropábamos, rumiábamos y soportábamos para sobrellevar la desolación que los hechos no deseados nos generaban.

Hoy en la día para bien y para mal contamos con canales de comunicación que nos permiten expresar los sentimientos de una manera más pública y abierta al mundo. Lo bueno la posibilidad de muchos para poderse expresar. Lo malo el efecto contaminante que las expresiones pueden generar cuando no nos damos un tiempo para pensar y reflexionar sobre los hechos contrarios a nuestro deseo, y las posibilidades que su aceptación ( de los hechos) nos abren.


Farc Acuerdo plebiscito

AFP PHOTO / GUILLERMO LEGARIA


Me he tomado mi tiempo para leer los medios nacionales e internacionales, así como las redes sociales de las que soy parte. Y poniendo a un lado la contaminación por lo que leo, quiero darle rienda suelta a mi sentimiento, mi intuición o para algunos mi simple inocencia sobre lo que percibo son los resultados del plebiscito

Podría llamarme un perdedor de la votación del pasado domingo ya que mi voto fue por el SI. Pero contrario a lo que muchos piensan, creo que lo sucedido es lo mejor que en este momento nos podía pasar y que los números que nos atormentan me dan más esperanza que desesperanza. Leo en la métrica un cambio importante en la posición del país. Me permito recordarme como los dos últimos Presidentes, en los últimos tres periodos de cuatro, han sido elegidos abrumadoramente con posiciones guerreristas de confrontación directa contra los grupos armados.

Leo en el resultado un cambio en la matemática a un 50-50, es decir la mitad de este país piensa algo distinto. Pero como quiero ser justo Con los que votaron por el NO y por qué además mi intuición e inocencia me lo demandan les creo a muchos de ellos que si quieren la paz (algunos minoritarios no la quieren) y porque les creo, me convenzo de que la alternativa negociada es ampliamente mayoritaria. El péndulo de las posiciones extremas está pasando por el centro y leemos polarización y aún en el peor de los casos esta polarización es más sana que la arista oscura de la guerra.

Ganaron los que votaron el NO pero no gano el NO. Mas bien, debiera decir no gano el NO que conocíamos, el NO guerrerista. Gano el nuevo NO, el NO que refleja una voluntad de paz sobre un acuerdo en el que no se sienten representados y esto colombianos y colombianas es válido y democrático.

Todos los acuerdos humanos y divinos deben poder representar a las mayorías y ante todo honrar los temores o dudas de las partes. Un acuerdo imperfecto (como son todos los acuerdos) que no es vinculante con la mitad de población es de difícil ejecución y nos sumiría en problemas mayores a los que tenemos. Macabro y oscuro el panorama si el SI que queríamos lo hubiéramos logrado con poco margen de diferencia.

No quiero entrar a discutir si las campañas del SI y el NO fueron mentirosas, pues más allá de lo que algunos manipularon, me quiero quedar con las múltiples conversaciones centradas y amorosas que mantuve con amigos a los cuales les honró y respeto sus posiciones, como ellos lo hicieron conmigo.

Que sea este el momento de nuestros líderes. Ojalá sepan leer, ojalá el analfabetismo de la conexión con el país se les pase y logren un gran acuerdo de paz. La arrogancia, la venganza y la oportunidad de amararse al poder no son buenas consejeras en estos días.

Como diría el gran Chapulín Colorado que no ¨panda el cúnico¨ pues si sin tetas si hay paraíso, sin acuerdo si hay acuerdo.


 

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