El millonario Donald Trump, popular entre los electores republicanos cuando faltan seis meses para el inicio de las primarias de cara a la elección presidencial de 2016, despreció este martes en un discurso a sus rivales partidario.
La escalada verbal es una continuación de sus palabras a propósito de los inmigrantes y del senador John McCain.
Primer acto de la polémica: en su discurso de lanzamiento de campaña el 16 de junio, Donald Trump declara que los inmigrantes clandestinos mexicanos traen drogras, delincuencia y violaciones a Estados Unidos.
Un mes más tarde, el sábado pasado, se la toma con John McCain, senador, expiloto y prisionero de guerra en Vietnam, y declara que que “no es un héroe”. “Yo quiero a la gente que no fue capturada”, sostiene.
Los dos comentarios suscitaron indignación, tanto en la izquierda como en la derecha, pero concitaron la atención de los medios, y el magnate inmobiliario está hoy a la cabeza de varios sondeos, lo que da un indicio de su popularidad entre los militantes.
Los severos reproches que le hicieron otros precandidatos republicanos, como el exgobernador de Texas Rick Perry y el senador Lindsey Graham, no lo llevaron a moderar sus intervenciones.
Lindsey Graham es “un peso pluma total”, dijo Donald Trump el martes en un discurso en Carolina del Sur. “En el sector privado nadie le daría trabajo… sería pobre”.
Trump reveló entonces que Lindsey Graham lo había llamado cuatro o cinco años antes para pedirle donaciones y que pronunciara su nombre en Fox News, la cadena de información conservadora. “¿Quién es este hombre?, ¿un mendigo?”, se preguntó. Y en una espectacular ruptura con todas las convenciones, dio a conocer el número de teléfono móvil del senador y llamó a los presentes a llamarlo.
También se mofó de Rick Perry, exgobernador de Texas, quien estimó que el multimillonario se había descalificado a sí mismo al atacar a un veterano de guerra.
“Está muy abajo en los sondeos, se pone gafas para hacer creer que es inteligente, pero eso no funciona. La gente lo percibe”, declaró Donald Trump. “Es muy malo”.
Aunque de forma menos hiriente, le reprochó a Jeb Bush, hermano menor e hijo de expresidentes, que no fuera un “buen negociador”, un buen empresario.
“¿A quién prefieren para negociar con China, a Trump o a Jeb?”, preguntó. “Trump o Hillary… Hillary también tiene un tono solemne”, concluyó. (AFP)
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