Por: Rosa Cañete.
Coordinadora de la campaña “Iguales” contra la desigualdad en América Latina y el Caribe de Oxfam.
Nunca pensé que hablar de desigualdad extrema generaría tanto revuelo. Es una clara muestra de que hablar de desigualdad es hablar de intereses y de la necesidad de equilibrarlos, y eso parece que no gusta.
Economistas reconocidos como el autor del Índice de Competitividad Global se han rasgado las vestiduras para cuestionar “técnicamente” los datos utilizados por Oxfam. Es muy extraño que nunca lo hicieran cuando Credit Suisse los publicó o cuando la OCDE recomendó su uso. Si bien sus críticas delinean algunos límites de la medición, obvian que estos límites existen también porque la desigualdad de riqueza ha sido un asunto ignorado o silenciado durante demasiado tiempo.
Por un lado, los gobiernos no levantan información sobre riqueza y además limitan, en muchos casos, el acceso a los datos, incluso a sus propias autoridades tributarias, gracias al “secreto bancario” que ya sabemos a quienes acaba protegiendo. También ocurre esto desde ciertos sectores de la academia que en vez de aportar a que podamos medir la riqueza mejor se deshacen en cuestionar a los que denunciamos la necesidad de tener mejor información o a quienes hacen su mejor esfuerzo por conseguirla y mejorarla dentro de las limitaciones existentes.
Es necesario entender que estas posiciones críticas no son asépticas, puras, independientes y técnicamente innegables, son también decisiones de los gobiernos y la academia que implican una posición.
Por ejemplo, está más que aceptado que gobiernos y academia utilicemos los datos de las encuestas de ingresos y gastos de los hogares sin ninguna crítica y definamos políticas y recomendaciones con base en ellas.
Todos los expertos en esta área sabemos que esos datos lanzan información que no captura el ingreso de los más ricos y tampoco el de los más pobres. Es decir, cuando se hace una encuesta de hogares nadie va con su formulario a entrevistar a Carlos Slim o a cualquiera de los hogares de los súper ricos de un país. Por lo tanto, esta información no nos permite diseñar políticas que ayuden a reducir los niveles de concentración extrema de ingreso, ya que los datos del 10% más rico de la población son en realidad datos de gente de clase media, no de súper ricos. Pero no he visto a estos reputados economistas salir a cuestionar los datos y a decir que son falsos.
Aclaraciones sobre el informe de Oxfam:
Las principales críticas levantadas al informe de Oxfam ya se han respondido desde el ámbito técnico:
- ¿Se dedican los multimillonarios a gastar sus miles de millones en comprar tacos, empanadas o pupusas o hamburguesas? Tipo de cambio nominal vs tipo de cambio de paridad de poder adquisitivo. Credit Suisse utiliza el T/C nominal porque plantea que la mayoría de la riqueza se concentra en pocas personas y que estas personas tienen capitales y patrimonios globales. Es decir, pensar que un mega millonario latinoamericano gasta su fortuna en mercados nacionales comprando hamburguesas o tacos sería también un error. Utilizan su riqueza principalmente en comprar bienes de capital los cuales son en general valorados e intercambiados en mercados internacionales. Aún así, en estimaciones alternativas realizadas por los autores del informe de Credit Suisse, la desigualdad de riqueza evaluada, de acuerdo con la paridad de poder adquisitivo y no con el tipo de cambio nominal, disminuye muy levemente.
- ¿Estamos diciendo que un estudiante de Harvard con deudas es más pobre que un agricultor africano sin deudas? Claro que no, pero la gente con deudas de los países ricos que cae entre la población más pobre del mundo no es mucha y no es representativa de ese colectivo. La verdad es que los estudiantes de Harvard son tan pocos comparados con los pobres de India o China que no representan un problema para los datos levantados. La gran mayoría de la gente entre la mitad más pobre de la humanidad son personas muy pobres que están luchando por sobrevivir no personas endeudadas del primer mundo. Solo 1% de la mitad más pobre del mundo vive en EE.UU y 8% en Europa. Gracias a las críticas recibidas recalculamos el valor de la riqueza de la mitad más pobre de la humanidad excluyendo a todas las personas con deuda neta –y recordemos que esto excluiría a los graduados de universidades privadas con importantes préstamos estudiantiles, además de a otras muchas personas muy pobres-. El resultado es que “tan sólo” necesitaríamos a 56 de las personas más ricas del mundo para igualar la riqueza de la mitad más pobre de la humanidad.
- La riqueza de los pobres en bienes duraderos no se cuenta suficientemente y esto hace que se subvalore la riqueza de los más pobres. Se están mejorando estos datos pero la verdad es que tener una cabra no es comparable con los millones de miles de dólares que tiene los multimillonarios del mundo. Tener una televisión, un carro, una moto es algo esencial en la vida de las personas más pobres, lamentablemente esta información no está levantada en algunos países que cubre la base de datos de Credit Suisse y esto penaliza las estimaciones de riqueza de los países más pobres. Por esta razón, el informe de Credit Suisse de este año incluye información de China, India e Indonesia que sí incluye estos bienes en sus encuestas. Estos tres países suman juntos más del 40% de la población mundial.
- Las cifras hablan pero sus interpretaciones varían. Dicen que la desigualdad de ingresos se ha reducido. Bueno, esto depende de que medición utilicemos. El mismo Banco Mundial nos dice si bien la desigualdad global ha bajado en los últimos años también nos dice que la desigualdad a lo interno de los países es ahora la más alta de los últimos 25 años. Hemos de entender que estos datos se construyen con base en las encuestas de ingresos o consumo que no son capaces de levantar datos ni de los súper ricos ni de los súper pobres y que se aceptan como válidas acríticamente por la mayoría de la academia y los gobiernos sin plantear que también nos pueden llevar a resultados falsos. Por otro lado, es necesario enfatizar también que los datos que usamos de riqueza no calculan los ingentes volúmenes de dinero escondidos en paraísos fiscales que tienen las personas más ricas y las grandes empresas, los cuales si estuvieran al descubierto profundizarían las mediciones de desigualdad.
- La pobreza ha caído y han habido avances en los últimas décadas. Oxfam felicita estos avances a nivel mundial en su informe pero también plantea que las mejoras podrían haber sido muy superiores si los gobiernos protegieran los intereses de las mayorías frente a los intereses de unos privilegiados.Es decir, si protegieran el pago de salarios dignos o si hicieran los acuerdos necesarios para eliminar la existencia de paraísos fiscales, o hicieran pagar al menos iguales impuestos a las rentas del capital como a las rentas del trabajo. Pero ahora entidades como el Banco Mundial están advirtiendo que este progreso está amenazado por la extrema desigualdad.
Debatir enriquece
El Banco Mundial declaró claramente en su informe más reciente que no podemos poner fin a la pobreza si no terminamos con la crisis de la desigualdad. En América Latina ya estamos viendo el resultado de lo que ocurre en las crisis cuando no se protege a los más desfavorecidos.
En el 2015, América Latina y el Caribe ha experimentado el mayor aumento de las tasas de pobreza desde finales de la década de 1980, 7 millones de personas se volvieron pobres y 5 millones indigentes. Y esto no es solo desaceleración, es también el resultado de decisiones sobre políticas públicas que no han modificado la estructura productiva y la estructura de reparto de la riqueza y el poder.
El debate académico es esencial para el avance de las sociedades. Sería un gran aporte profundizar el análisis, por ejemplo, de la desigualdad extrema en la competitividad de los países y las sociedades, o buscar soluciones a las mediciones que utilizamos. Los límites a la hora de medir son un reto constante en las ciencias sociales y la credibilidad intelectual está en reconocer los límites de cada enfoque o medición y en aportar soluciones.
Esperamos que el debate levantado por los datos que Oxfam ha publicado impulsen a academia y gobiernos a profundizar este análisis y mejorar las formas de medir la desigualdad extrema, sería maravilloso que sus resultados fueran más halagüeños y las políticas públicas para enfrentar este fenómeno más determinadas, aunque afecten los intereses de algunos pocos privilegiados.
Nota publicada en Oxfam, reproducida en PCNPost con autorización
SOURCE: Oxfam
One Response to "Desigualdad extrema: del debate a las propuestas"
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