Por: Oralia Ruano Lima.
“Cuando me pican, me recuerdan de lo fuerte que soy”
Mi día arranca antes de que salga el sol, cuando tomo un gran sorbo de café negro y me alisto para mi primera jornada trabajo como maestra de primer a tercer grado primaria. La segunda jornada empieza a las 3 p.m., cuando atravieso el bosque y sigo el zumbido creciente de las abejas. ¡Si hace tres años me hubiera dicho que sería tan feliz enseñando a niños en la mañana y cuidando a bichos por la tarde, nunca lo hubiera creído!
Cuando en 2014 mi aldea organizó el primer emprendimiento de solo mujeres, me uní sin dudarlo por un instante. Quería generar mis propios ingresos.
En total, 29 mujeres de 18 años hasta 85 años se inscribieron a la iniciativa. Integrantes que reunían una variedad amplia de conocimientos, habilidades y experiencias. Emprendimos en la producción de miel al ya cultivar flores que las abejas podrían polinizar y contar con participantes con experiencia en apicultura.
En un inicio, cuando adquirimos las primeras 42 colmenas, tuvimos varios contratiempos; no producíamos suficientes ganancias y algunas de nuestras integrantes abandonaron el proyecto. Sin embargo, mejoramos de manera paulatina, capacitamos integrantes nuevas y mejoramos nuestra técnica constantemente. A la fecha, casi un año más tarde, contamos con 53 colmenas que producen 150 botellas de piel en temporadas altas. Incluso ofrecemos apoyo a proyectos similares en la región, a manera de que ellos puedan mejorar con nuestra experiencia.
La mejor parte de la iniciativa fue notar un cambio de actitud en lo que se espera de una mujer de Urlanta. Antes, se esperaba que las mujeres se quedaran en casa y tuvieras bebes, mientras los hombres ganaban dinero y tomaban todas las decisiones, esto ya no es así. Ahora las mujeres tienen una voz en las reuniones de la comunidad, son ellas quienes generan nuevas fuentes de ingresos, nuevos trabajos y más atención mediática.
Son usualmente las 4.pm cuando llego a nuestras colmenas. Mientras me encuentro rodeada de las abejas, pienso en todo lo que hemos logrado juntas. Cuando me pican, me recuerdan lo fuerte que soy”.
Oralia Ruano Lima, 29 años, es la tesorera del colectivo de mujeres Asociación Comunitaria Integral Productiva, de Urlanta una aldea en la región suroeste de Guatemala, a 30 minutos de la cabecera municipal de Jalapa.
Oralia fue una de las primeras mujeres que se unió a un emprendimiento de apicultura en su comunidad indígena. Hoy las mujeres apicultoras de Urlanta, una aldea en la región suroeste de Guatemala, ofrecen trabajos sostenibles e ingresos a sus comunidades rurales, y desafían los prejuicios y actitudes que afectan a las mujeres de su país.
Ella también es una de las fundadoras de la organización guatemalteca “Mujeres para Generar el Éxito Rural” (MUGER). La asociación recibió fondos para iniciar una empresa de apicultura a través del programa Ampliando las Oportunidades Económicas para las Mujeres Rurales Emprendedoras en América Latina una iniciativa de ONU Mujeres y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
El programa capacitó a integrantes de la Asociación en temas de derechos humanos, administración de empresas, ventas y redes de distribución. El trabajo diario de la Srta. Lima refleja el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 8, el cual promueve el empleo productivo y el trabajo decente para todos, así como la gestión de empleos dignos y emprendimiento.
El proyecto también consiguió que más mujeres participaran activamente en reuniones de la aldea de Urlanta y que exigieran igualdad de derechos. Estas acciones resuenan el ODS 5, que promueve el liderazgo y la participación de la mujer a todo nivel.
Nota publicada en ONU Mujeres, reproducida en PCNPost con autorización
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SOURCE: ONU Mujeres
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