La industria del turismo es una de las más grandes del mundo, en particular, en términos de empleo. Esta industria genera uno de cada 11 empleos en el mundo, representa el 10% del producto interno bruto (PIB) mundial y el 7% de las exportaciones, según la Organización Mundial del Turismo. Los arribos internacionales alrededor del mundo pasaron de 25 millones en 1950 a más de 1.000 millones en los últimos años, período en el cual los arribos a países en vías en desarrollo superaron a aquellos de países desarrollados.
Pero ¿cuáles son las características del empleo en esta industria? ¿Por qué se requieren inversiones público-privadas coordinadas? ¿Cómo podemos medir el impacto de una inversión en turismo en empleo? La inversión en turismo, ¿genera siempre efectos positivos en empleo?
Turismo y empleo:
Una de las razones principales por las que los países de desarrollo están tan interesados en la industria del turismo es por su potencial para crear puestos de trabajo. La expansión de la industria turística genera empleos directos, indirectos e inducidos. Además, es un sector diverso e intensivo en mano de obra, y por ende un generador efectivo de una amplia gama de oportunidades de trabajo.
El turismo emplea más mujeres, jóvenes, y personas con bajo nivel educativo que la mayoría de las industrias, promoviendo un ambiente de inclusión y empoderamiento para grupos vulnerables. Adicionalmente, dada sus bajas barreras a la entrada, esta industria provee oportunidades de inversión a emprendedores para iniciar negocios a pequeña escala y contratar trabajadores.
La necesidad de inversiones público-privado coordinadas:
Habitualmente, los beneficios económicos del turismo no alcanzan su nivel (social) óptimo solo con inversiones aisladas del sector privado. La concentración geográfica –dependencia de atracciones naturales y/o culturales– y las complementariedades en productos y servicios que caracterizan a esta industria hacen que factores como los efectos de aglomeración económica, efectos derrame y externalidades sean muy relevantes. En este contexto, las decisiones de inversión se interrelacionan, así el beneficio potencial de una inversión especifica depende de la complementariedad de otras inversiones. Por ende, sin una coordinación adecuada entre los inversores, el mercado falla en asignar recursos de manera óptima.
Por ejemplo, los dueños de hoteles pueden sub-invertir en capacidad hotelera, ya que sus retornos dependen de las decisiones de inversión de los dueños de restaurantes y otros inversores en actividades recreativas y culturales. Del mismo modo, la inversión pública en infraestructura de transporte y para el turismo —como rutas, alumbrado, restauración de patrimonio histórico y cultural, entre otras inversiones— se ve limitada por falta de coordinación con el sector privado, para generar, por ejemplo, un flujo adecuado de turistas.
Una experiencia reciente en América Latina y el Caribe:
Entre 2003 y 2010 el Gobierno de la Provincia de Salta implementó un conjunto de intervenciones para generar un cambio estructural en la industria de turismo y generar empleo tras la crisis del 2001 en Argentina. Estas inversiones requirieron un alto grado de coordinación y marcos de colaboración, para fomentar asociaciones público-privadas (APP). Además, la iniciativa estuvo apoyada por un préstamo del Grupo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La Política de Desarrollo de Turismo (PDT) se basó en tres pilares: 1) la construcción y modernización de la infraestructura de transporte y turismo, 2) incentivos fiscales para la construcción, expansión y remodelación de hoteles y otros tipos de alojamiento, y 3) el fortalecimiento institucional de entidades de turismo y una campaña integral y sostenida de publicidad nacional e internacional.
¿Cómo evaluamos su impacto en empleo y que resultados encontramos?:
En un estudio reciente realizado por el Grupo BID, evaluamos el impacto de la PDT en el empleo utilizando una metodología conocida como Método de Control Sintético. Específicamente, usamos una combinación ponderada de otras provincias argentinas para construir una “Salta sintética” que reproduce lo que hubiese ocurrido con el empleo en ausencia de dicha política. ¿Qué resultados principales encontramos?
- La PDT generó 1.376 nuevos puestos de trabajo en la cadena de valor de turismo de la provincia de Salta, entre 2003 y 2013. El 50% de este crecimiento fue liderado por el sector de hoteles y alojamiento.
- La PDT no desplazó empleo en otras industrias, por el contrario, generó efectos derrame y externalidades de empleo positivas. Por cada empleo generado en la cadena de valor del turismo, un nuevo empleo fue creado en el resto de la economía. Es decir, un total de 3.750 nuevos puestos de trabajo en la economía de Salta.
Entonces, ¿toda inversión en turismo puede tener un fuerte impacto positivo en empleo?
No necesariamente. Si bien un aumento en la demanda y oferta de servicios de turismo puede beneficiar otras industrias, tanto a través del gasto directo e indirecto como vía efectos multiplicadores, también puede generar efectos de desplazamiento (“crowding-out”). Estos últimos son efectos negativos que pueden ocurrir en otros sectores, debido la presencia de restricciones en la oferta de trabajo, capital o tierra.
En empleo, el efecto puede ser negativo si el incremento en la demanda de trabajo resulta en salarios mayores y captura mano de obra de otros sectores. Es decir, si el empleo en turismo crece a expensas de una reducción de empleo en otras industrias. Esto no ocurrió en el caso de Salta, debido a la regulación de salario mínimo en todas las industrias y el alto nivel de desempleo que caracterizaban a la provincia en dicho período.
De manera similar, no se esperaban efectos negativos debido a la presión en el precio de otros insumos (costo de capital y tierra), o a la reducción en la competitividad de mercados exportadores o importadores a través de una apreciación del tipo de cambio. Esto era esperable para Salta dada la baja intensidad de capital en sus industrias, alta disponibilidad de tierra, y su baja influencia en el tipo de cambio, sumado al contexto devaluatorio por el que estaba atravesando Argentina.
Debido a las características y contexto específico de la provincia de Salta y al enfoque integral público-privado de la PDT, los efectos multiplicadores positivos de las inversiones en turismo más que compensaron aquellos efectos negativos, traduciéndose en un incremento significativo en el empleo total, por encima y más allá de la industria del turismo.
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