Desalinizar agua de mar a gran escala o captar humedad de la atmósfera son dos alternativas que pueden volverse realidad pronto, pero no resolverán la crisis global del agua potable, afirma Peter Thomson, enviado especial de la ONU para los océanos.
Thomson, un fiyiano que presidió la Asamblea General de la ONU y en sus tiempos de diplomático luchó contra el calentamiento global que amenaza a archipiélagos como su tierra natal, cree que esas alternativas que hoy suenan a teoría científica podrían ser parte de una solución más amplia si primero se detiene el cambio climático.
Las soluciones, las ideas, están todas ahí. Ahora se trata de trabajar para definir cuáles son financieramente viables y cuáles son científicamente viables. Pero hay soluciones para casi todos los problemas que se presentan. Al igual que la agricultura, la desalinización tiene sus problemas. ¿Qué hacer con el desecho de solución salina que se obtiene durante el proceso? o ¿cómo producir en forma sustentable para el medio ambiente? Si no los tuviera, estaríamos hablando de magia: Peter Thomson, durante el 8º Foro Mundial del Agua que se desarrolló en Brasilia.
Thomson, un defensor del acuerdo climático de París, ve la división entre agua dulce y marina como “artificial, porque todo está conectado: la tierra, el mar, el clima”.
Su trabajo en Brasilia es convencer a sus interlocutores de gobiernos, empresas y de la sociedad civil de que las metas de desarrollo sustentable de la ONU también lo están. En especial, las que se refieren al agua dulce limpia (la 6a) y a la vida marina (la 14a).
Sin un mar saludable no podrá pensarse en alternativas que ayuden a combatir la escasez de fuentes de agua segura que afecta a miles de millones de personas.
“Hemos puesto al mar en gran peligro y tenemos que entender esa conexión antes de avanzar”, sostuvo.
La sobrepesca, la contaminación plástica, los desechos urbanos, el calentamiento global y hasta el efecto de los residuos de bloqueador solar sobre los corales marinos son las obsesiones de Thomson.
“Los gases de efecto invernadero calientan los océanos y elevan su nivel. Además, lo desoxigenan, haciendo más difícil la vida en el mar”, dijo.
Pese a todo, es optimista. “Cuando me dicen que la próxima guerra será por el agua, yo respondo: ¡Basura! La oferta de agua en este planeta es infinita”.
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