En el mundo de hoy, cerca de 1.000 millones de personas viven en la pobreza extrema y más de 800 millones padecen hambre y malnutrición. Sin embargo, la pobreza no se mide solamente por la insuficiencia de ingresos; se manifiesta en el acceso restringido a la salud, la educación y otros servicios esenciales y, con demasiada frecuencia, en la denegación o el abuso de otros derechos humanos fundamentales.
Así lo expresó el Secretario General de la ONU en su mensaje con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, que se celebra cada 17 de octubre.
Ban Ki-moon enfatizó que la humillación y la exclusión son importantes causas de malestar social además de que, en casos extremos, provocan el extremismo violento que afecta a muchas partes de nuestro mundo.
“La pobreza es a la vez causa y consecuencia de la marginación y la exclusión social. Para cumplir la promesa de la Agenda 2030 de asegurar que nadie se quede atrás debemos hacer frente a la humillación y la exclusión de las personas que viven en la pobreza”, apuntó Ban.
Recordó que todos los Gobiernos y sociedades tienen la obligación de abordar las desigualdades socioeconómicas sistémicas y facilitar la participación de todas las personas que viven en la pobreza extrema para que puedan construir un futuro más equitativo, sostenible y próspero para todos.
Ban llamó a escuchar las voces de quienes viven en la pobreza, a respetar y defender sus derechos humanos y a poner fin a la humillación y la exclusión social que padecen, apoyando la Agenda de Desarrollo y todas las iniciativas que buscan acabar con ese flagelo de una vez por todas. Centro de Noticias ONU
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