Es posible que el contenido de esta columna sea repetitivo frente a lo que se ha publicado hasta ahora sobre la situación de la Costa, su industria y sus habitantes por causa o con ocasión de los próximos precios que tendrá el gas natural. Pero cuando se trata de defender y proteger el empleo, la industria, la competitividad de la región y el bolsillo de los ciudadanos de la Costa Caribe, nada es suficiente y todo es necesario.
Una de las razones que ahora se nos dice es que habrá escasez de gas, virtual o real y esta se paga, tal como lo manifestó Ecopetrol hace algunos días, cuando dijo que el problema no son los precios, sino que hay uno más grave y es el de la oferta, ya que el año entrante, así se baje la demanda por las térmicas y así no exportemos, no tendremos la misma disponibilidad de gas para el 2014, porque ya hay desabastecimiento en la Costa y en el 2018 será en todo el país. Por ello se requiere que la exploración de gas sea exitosa, o que importemos de Venezuela o que haya una planta de regasificación para la industria, tal como lo señalé en mi columna del día 20 de julio de 2014.
Por su parte el Ministerio de Minas y la Creg han manifestado recientemente que no se pueden modificar los contratos de compra de gas natural de largo plazo, ni la fórmula de actualización bajo la cual fueron firmados. Igualmente, que cualquier fórmula que se acoja o se acuerde en estos momentos aplicaría solo para los nuevos contratos que se firmen del 2015 en adelante.
Lo anterior sería válido, si no existiera en dichos contratos una cláusula para la actualización del precio del gas, que hasta donde entiendo permite uno nuevo, como resultado de aplicar una nueva fórmula que, una vez aprobada, modifica, adiciona, deroga o sustituye la establecida en uno de los anexos de la Resolución Creg 089 de 2013.
Seguir insistiendo en que las reglas de juego no pueden ser modificadas, es considerar que el Estado renuncia a la facultad y al deber de regular e intervenir un mercado cuando se presentan situaciones que a todas luces permiten que los precios que se formen sean irracionales y además se configuren abusos de posición dominante.
Ejemplo de esa irracionalidad es que no es posible que las térmicas puedan comprar gas natural a cualquier precio ya que, de todos modos, se les remunera por el mercado eléctrico, tal como lo permite la Resolución Creg 034 del 2001. Todo, con el fin de mantener la estabilidad del sistema eléctrico colombiano, lo que hace necesario un mínimo de generación térmica permanente (generación por seguridad) que se da en la Costa.
Otro elemento que hace necesaria la intervención es que el 85% de la producción nacional de gas está en cabeza de un solo agente, lo que en la práctica configura un monopolio, y en esencia los monopolios son sujetos de regulación.
A la falta de intervención obedece lo que no se entiende, y es que mientras en el mundo entero los hidrocarburos, incluido el gas natural, están a la baja –y en el interior del país el gas sigue bajando– en la Costa Caribe los precios del gas presenten fuertes incrementos, si no se modifica pronto la Resolución Creg 089 de 2013, incluso para permitir el famoso aumento del 8% para el gas domiciliario.
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