Curar los males de la guerra de Colombia a través de las palabras

Para dar vuelta la página del conflicto armado, Colombia deberá verbalizar los males privilegiando la educación y la cultura. Si no, necesitará “tres generaciones” para superarlo, advierte el célebre psiquiatra Boris Cyrulnik.

Desgarrada por más de 50 años de guerra fratricida, Colombia sufre de “traumatismo crónico”. “Nos dimos cuenta de que”, cuando nada es hecho en esos “casos de trauma colectivo, eran necesarias tres generaciones, es decir 70 años, para enjugar el traumatismo”, explica este especialista de la resiliencia, él mismo sobreviviente del horror nazi.

Los colombianos tuvieron que aprender a vivir con la muerte, con el peligro. Cuando el traumatismo es provocado por alguien cercano, lo que sucede en el caso de una guerra civil, la recuperación es mucho más difícil porque, no sólo fuimos asesinados y agredidos, sino que fue por alguien que se parece a nosotros, que habla nuestro idiomapermanente: Cyrulnik, 79 años, de paso por Bogotá luego del Hay Festival de Cartagena de Indias, en el norte del país.

“Por suerte esta tragedia promete terminar” gracias a la paz firmada con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los diálogos anunciados con la otra guerrilla, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Pero quedan las “secuelas”, y la “reconstrucción” psicológica de la sociedad sólo se hará con la puesta en práctica de procesos de resiliencia.


Paz Farc

Diciembre 12, 2016.Bogotá, Colombia. AFP PHOTO / Guillermo LEGARIA


No transmitir la desgracia

La resiliencia, que Cyrulnik define como “la reanudación de un nuevo desarrollo después de una agonía psíquica traumática”, que “permite arreglar los daños y no transmitir la desgracia”.

Por sus tradiciones de “solidaridad y amabilidad”, los colombianos ya “pusieron en marcha factores de protección”. Pero, en lo que respecta la resiliencia, tienen “que hacer un esfuerzo adicional” para lograr vivir “con aquéllos que mataron (a sus) padres, abuelos, vecinos del pueblo de al lado, etc..”

“No es el traumatismo el que se transmite, sino la desgracia de los padres”, su tristeza, y hasta su odio. Sobre este punto, la cultura, las organizaciones sociales y lo aprendido en la primera infancia “tendrán un papel determinante”.

Este psiquiatra que ejerce en Tolón, sudeste de Francia, no es sólo un teórico: su familia judía de origen ucraniano murió en los campos de concentración. A los seis años, escapó por poco de los soldados alemanes deslizándose debajo de un cadáver que era evacuado de la sinagoga de Burdeos (sudoeste), en ese entonces transformada en prisión.

A pesar del sufrimiento, pudo recuperarse, como lo cuenta en su libro “Un merveilleux malheur”.

Amante de Colombia, donde participa regularmente en actividades universitarias, Cyrulnik se alegra de que con la paz “los colombianos se reencontrarán con una gran parte de libertad”, aunque se interroga: “¿Van a conservar el odio, y por ende la guerra? ¿Van a callar, y por ende ser prisioneros del pasado?”.

La cultura para hablar de la guerra

“A aquéllos que sufren del síndrome psico-traumático, que tuvieron un muerto en la familia, que fueron rehenes, etc.. hay que apoyarlos psicológicamente y, a veces, médicamente”.

“Colombia necesita psicólogos, pero no sólo eso”, dice, y recomienda “lugares de encuentro” entre “nuevos colombianos y exguerrilleros o paramilitares” para que aprendan a vivir juntos.

Para “activar un proceso de resiliencia, hay que darle la palabra a alguien alejado, por fuera de la familia. De allí la importancia de los artistas, creativos, cineastas”, dice, citando el teatro griego que exponía los problemas de la ciudad y donde los espectadores luego debatían.

Colombia tiene una “cultura para inventar (…), una cultura de la reconstrucción”, y ello pasa por los “fabricantes de palabras”, artistas e intelectuales que promueven debates más “soportables cuando son generados por una película, un libro, un ensayo filosófico, etc..”

Este psiquiatra, que desde hace treinta años colabora con María Villalobos -psicóloga colombiana creadora del método canguro para llevar a los bebés prematuros piel con piel y favorecer el crecimiento- también llama a “desarrollar los oficios de la primera infancia, dar acceso a la escuela a todo el mundo,En todos los países (…) donde la escuela pública fracasa y la escuela privada tiene éxito, aunque reservada sólo para ricos, se genera una brecha en la sociedad y es fuente de conflictos graves”.

El dinero consagrado a la guerra debería ir ahora a “la educación, a la cultura, a los hospitales, etc..” “La paz va a costar caro, ¡pero costará menos que la guerra!”, lanza sonriendo Cyrulnik.  AFP


 

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