De manera espectacular y en la mitad de su segundo mandato, mediante reformas migratorias e iniciando una nueva política hacia Cuba, el presidente Barack Obama cumplió y dejó un legado en América Latina que pasará a la historia.
“El presidente está seriamente viendo las políticas estadounidenses y cómo impactan en América Latina, y ha tomado decisiones muy fuertes”, dijo a la AFP Eric Olson, del Wilson Center, un centro de estudios en Washington.
Con el anuncio del inicio del restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba después de más de 50 años de enemistad, Obama pasó a la la acción en los temas más candentes que abanderó durante su campaña electoral antes de llegar a la Casa Blanca en 2009.
El mandatario incluso sobrepasó todas las expectativas y se reposicionó en la región, cerrando el último resabio de la Guerra Fría en América Latina.
“Queda muy claro que cumplimos con algo que había sido deseado y empujado por muchos amigos en las Américas”, afirmó un funcionario estadounidense que pidió el anonimato.
La decisión sigue a otros pasos recientes de Washington celebrados en la región, como el alivio de deportación para más de cuatro millones de inmigrantes indocumentados, en su mayoría latinoamericanos.
Ambos ocurren después de la derrota del Partido Demócrata en las elecciones legislativas del 4 de noviembre, en las que los republicanos recuperaron el control de ambas cámaras. Obama parece tomar en cuenta la importancia del voto hispano.
Obama mira al sur
Pero el cambio de política hacia Cuba, anunciado el miércoles por Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, cambió la tonada a lo largo del continente, curtido por décadas del duelo ideológico entre Washington y La Habana durante la Guerra Fría.
“No hay duda de que son decisiones que mejorarán la relación de Estados Unidos con la región”, señaló Olson.
Incluso, el presidente señalado de “espiar” en Brasil o acusado en Venezuela de dirigir un “gobierno imperial”, ahora recibe los elogios de sus pares en la región.
El presidente venezolano Nicolás Maduro, conocido por su diatriba antiestadounidense, destacó la “valentía” de Obama. La medida “más importante” de sus dos mandatos, estimó la mandataria argentina, Cristina Kirchner.
“Si pasa a la historia, pasa por esto”, declaró Kirchner. Los elogios hacia Obama son bastante infrecuentes por parte de la mandataria, debido a la creciente tensión con Estados Unidos por el litigio de Argentina con fondos especulativos.
“Piedra en el zapato”
Para Peter Schechter, director para América Latina del Atlantic Council, el cambio hacia Cuba es “enormemente importante” para los lazos de Washington y las capitales latinoamericanas.
El camino hacia esa decisión está plagado de presiones por parte de varios líderes de la región a Obama y su antecesor George W Bush, instando a Washington a “arreglar” el histórico impasse con La Habana.
La confrontación de Washington contra Cuba era “la piedra en el zapato de las relaciones de Estados Unidos y Latinoamérica por mucho tiempo” y Obama “sacó la piedra”, señaló Schechter.
El cambio es también un desafío para Cuba que ya no tendrá ese chivo expiatorio al que cargar con todos sus problemas.
Y este viraje se escenificará durante la Cumbre de las Américas de abril próximo en Panamá, que por primera vez desde su creación hace dos décadas, podría contar con la histórica presencia de Obama (que confirmó) y el presidente cubano Raúl Castro.
Habrá una “vibra diferente” en la cumbre, dijo Julia E. Sweig, del Council on Foreign Relations, un centro de análisis en Washington.
Guantánamo y la OEA
Las medidas anunciadas por Obama pueden servir de catalizador para asuntos pendientes por años en la región.
“El tema pendiente es Guantánamo”, señaló Olson, evocando la promesa de Obama de cerrar esa cárcel, ubicada en una base estadounidense en Cuba.
Otra muestra de acercamiento con la región fue el reciente envío a Uruguay de seis prisioneros del controvertido centro de detención.
Cuba, por su parte, debe analizar si regresa a la Organización de Estados Americanos, que en 2009 dejó sin efecto la suspensión a la isla del organismo hemisférico en 1962.
No obstante, otras acciones de Washington pueden ser recibidas con el ceño fruncido en Latinoamérica.
A un día del anuncio de Cuba, Obama firmó una ley que sanciona a altos funcionarios venezolanos señalados de violación de derechos humanos contra opositores, una medida ampliamente rechazada por los líderes de la región.
Maduro rápidamente cuestionó que el mandatario estadounidense “por un lado reconoce el fracaso de las políticas de agresión y bloqueo contra nuestra hermana Cuba (…) Y por otro lado inicia la escalada de una nueva etapa de agresiones” contra Venezuela.
Y aún queda por resolver la piedra caliente con Cuba: más de cincuenta años de embargo.(AFP)
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