Por: David Arturo Garcia Torres.
En una sociedad nada es más sensible que la percepción que se tiene sobre seguridad. Si bien, la seguridad física es un derecho inalienable, puede ser entendido no solo como el conjunto de acciones que garantizan, a través del estado y de manera propia, la tranquilidad y la confianza para que no nos afecte un hecho delictivo, también es la base del bienestar social. Existe una discusión latente sobre la criminalidad real y la percepción que se tiene sobre ella.
Hace unos días en Bogotá el alcalde expresó que la “errónea percepción de seguridad genera más violencia”. Es necesario tener cierta claridad conceptual sobre las causas objetivas y subjetivas de la criminalidad en nuestro país.
Si bien la tasa de homicidios, por cada 100 mil habitantes a nivel nacional ha disminuido, pasando del 30,33 durante el 2013 a 27,8 el año anterior; y los hurtos en ciertas modalidades han disminuido, es necesario preguntar: ¿por qué una reducción del delito no significa automáticamente una reducción en la percepción de inseguridad?
La Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana 2014 del DANE, señala que en Colombia la tasa de victimización es de 18,2, es decir que de cada cien personas al menos 18 han sido víctimas de un delito, y solo el 25% de los casos son denunciados, lo que refleja, entre múltiples razones, la falta de confianza que tienen los colombianos en las instituciones que administran justicia.
La percepción de inseguridad a nivel nacional es del 57,2%, y de las razones principales por las cuales las personas se sienten inseguras, el 97,2% considera que porque hay delincuencia, el 93,4% por información que ve en los medios o escucha en la calle, el 88% por poca presencia de la fuerza pública, el 76% porque familiares o amigos han sido víctimas y el 65% está relacionado a condiciones del entorno urbano.
La percepción es un termómetro del estado real de una sociedad, si bien esta puede parecer sobredimensionada, ninguna percepción es errónea, y muestra la sensación que poseemos los ciudadanos del miedo al crimen. Sin lugar a duda, la falta de confianza institucional, el entorno y los medios de comunicación, (sobre todo), tienen un alto impacto sobre la percepción en seguridad; el asunto no está en ser víctima de un delito.
Es necesario que las agendas de gobierno, enfrenten de manera estructural la criminalidad, no solo generando mayor inversión en fuerza pública y mejorando los entornos urbanos, también se necesita una administración de justicia más eficiente.
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