Corbyn, el regreso del viejo laborista

Jeremy Corbyn, nuevo líder laborista británico, septiembre 12, 2015. AFP PHOTO / BEN STANSALL

Jeremy Corbyn, nuevo líder laborista británico, septiembre 12, 2015. AFP PHOTO / BEN STANSALL


El nuevo líder laborista británico, Jeremy Corbyn, es un político comprometido con Latinoamérica, las causas sociales y los sindicatos, un hombre de la vieja escuela que parecía muerta después de Tony Blair.

“Queremos una sociedad en la que no se ignore a la gente que ha quedado al margen”, dijo Corbyn en sus primeras palabras tras el anuncio de su elección, este sábado en Londres.

Tiene 66 años, una barba canosa bien recortada, voz suave y oratoria pausada, viste relajadamente y es diputado por el barrio londinense de Islington, en el norte de la ciudad, desde 1983.

El histórico líder laborista Tony Benn lo llamaba “camarada Corbyn”, según recordó este último. Aborrece la austeridad presupuestaria, lideró la oposición a la guerra de Irak y quiere eliminar las armas nucleares, defiende los servicios públicos y pretende renacionalizar algunos, como los ferrocarriles, símbolo de las privatizaciones de la era de Margaret Thatcher.

“La mayoría de las infraestructuras de electricidad, gas, agua y ferrocarriles fueron construidas con inversiones públicas desde la Segunda Guerra Mundial, y luego privatizadas a precio de saldo” por “Thatcher y los gobiernos conservadores”, lamentó.

Corbyn nunca ha ostentado ningún cargo importante y trabajó para los sindicatos antes de ser elegido al parlamento. No fue a la universidad, y prefirió irse a Jamaica a trabajar para una organización caritativa.

El otrora primer ministro conservador John Major, que tampoco tenía una licenciatura universitaria, solía bromear con él porque el laborista logró mejores notas en la educación secundaria. Major “me decía que yo estaba más cualificado que él”, explicó a The Guardian, antes de justificar que no fuera a la universidad: “me gustaba leer, estudiar a mi ritmo”.

Vínculos latinoamericanos:

Corbyn nació en Chippenham, en el sur de Inglaterra, el 26 de mayo de 1949, y tiene tres hermanos, todos varones.  Empezó su militancia política en el mundo sindical y en 1983 entró en el Parlamento ostentando un escaño, el de Islington Norte, que ha defendido con éxito en ocho elecciones generales.

Su aspecto de viejo lobo de mar rompe con el estereotipo “blairista”, aseado y de trajes de Savile Row.

Como buen izquierdista británico, en una tradición que se remonta a George Orwell, tiene su conexión con la Guerra civil española: sus padres eran activistas que se conocieron durante el conflicto.

Corbyn es padre de tres hijos y se ha casado tres veces. Su primera esposa era Jane Chapman. Su segunda, la madre de sus tres hijos, es una chilena que se llama Claudia Bracchitta, de la que se divorció porque él quería que los niños fueran a una escuela de barrio normal y ella a una más selecta académicamente.

Su tercera y actual esposa, con la que se casó hace un par de años en México, según explicó su hermano a la prensa, es la mexicana Laura Álvarez, que se dedica a la importación de café según las pautas del comercio justo.

“Está en paz consigo mismo. No le importa lo que digan los otros, no se desvía de su camino”, dijo de él su amiga Emily Thornberry, diputada laborista.

En la legislatura 2010-2015, fue presidente del comité parlamentario para México y lideró una visita de diputados británicos al país latinoamericano, que visita regularmente por su esposa.

En enero de 2015, pronunció en el Parlamento un discurso sobre derechos humanos en ese país, en el que afirmó que “México es un país con la historia más extraordinaria, diversidad y contrastes, pero es también un lugar de gran tristeza”.

“Un fin de semana, mi mujer y yo estábamos en Cuernavaca, una bonita ciudad no muy lejos de México capital. Al llegar, oímos que habían colgado 12 cadáveres de un puente, y que habían dejado las cabezas en una cuneta”, prosiguió,

“Era un mensaje para alguien: ese es el grado de las violaciones de derechos humanos, amenazas y miedo en México”, concluyó, en un discurso en el que recordó a los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos en Iguala y que se teme que estén muertos. (AFP)

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