Conminada por el papa, la Iglesia española enfrenta la pederastia

La Iglesia católica española, acusada de un conservadurismo que durante años permitió acallar escándalos de pederastia, empieza a mostrarse firme contra los abusos sexuales conminada por el papa Francisco, que se implicó personalmente.

Diez religiosos y dos laicos fueron imputados por un juez de Granada, en el sur del país, como autores o cómplices de abusos sexuales a raíz de la denuncia de un exmonaguillo, miembro del Opus Dei y ahora de 25 años, que antes había relatado por carta al pontífice el infierno que asegura haber vivido cuando era menor.

La investigación dejó al descubierto los escabrosos detalles del caso, el más grave conocido en España. El joven denunciante “no pensaba en modo alguno que fuese a tener la relevancia que está teniendo el asunto; si no hubiera sido por la intervención del papa, habría sido un asunto importante pero un asunto más”, asegura a la AFP su abogado, Jorge Aguilera González.

Fue precisamente la iniciativa del pontífice, que desde su llegada al Vaticano aboga por la tolerancia cero contra la pederastia, la que, según varios expertos, hizo avanzar las cosas.

En una España profundamente influida por la religión durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), durante décadas las víctimas habían preferido no denunciar los abusos debido a “la presión social, al poder de la Iglesia”, afirma José Manuel Vidal, director de la web de información católica Religión Digital.

Así, a diferencia de países como Estados Unidos, México, Irlanda o Alemania, no habían salido aún a la luz grandes casos.

Sin embargo, éstos existieron, según un estudio realizado en 1994 por Félix López, catedrático de Psicología de la Sexualidad en la Universidad de Salamanca, para el ministerio de Asuntos Sociales.

El 9% de los abusos contra niños varones habían sido cometidos por religiosos, afirmaba. Muchos de ellos, entre 1950 y 1970, en internados como el que mostraba el cineasta Pedro Almodóvar en su película de 2004 “La mala educación”.

Cambio social:

En las últimas décadas la sociedad se fue secularizando: un 61% de los 33 millones de españoles que se declaran católicos afirma no ser practicante, señalaba en noviembre un sondeo del estatal Centro de Investigaciones Sociológicas.

No obstante, algunos sectores de la Iglesia siguen siendo muy conservadores, precisa Vidal.

“Ahora algunos obispos han cambiado, han virado ya hacia la primavera de Francisco”, pero otros “van a remolque de lo que está pidiendo el papa, total y absoluta trasparencia y que la pederastia sea considerada por los propios obispos no sólo como un pecado, como hasta ahora, sino como un delito”, afirma.

“En el año 2004 nos dirigimos al cardenal Rouco Varela, que era entonces el presidente de la conferencia episcopal española, mostrándole nuestro pesar porque la iglesia no estaba reaccionando ante los casos de pederastia”, recuerda Juan Pedro Oliver, presidente de la asociación de defensa de los niños Prodeni.

Pero el cambio se vislumbra: si hasta hace poco los curas denunciados seguían en sus puestos, en Granada el arzobispado Francisco Javier Martínez suspendió a varios sacerdotes en cuanto saltó el escándalo.

Eso no impidió sin embargo que se alzaran voces, incluso en el seno de la iglesia, pidiendo su partida.

“Dado que cada día se extiende más ampliamente la opinión de que ha actuado como encubridor de los supuestos pederastas, pensamos que debería ser destituido”, afirman las Comunidades Cristianas Populares de Andalucía, pese a que la diócesis de Granada negó todo ocultamiento y los sospechosos proclaman su inocencia.

Tras este escándalo surgieron otras denuncias y los obispos respondieron con firmeza. A finales de noviembre un hombre de 45 años denunció haber sido víctima de abusos sexuales cuando en 1982, con 11 años, estaba interno en un seminario de Tarragona, en el este del país. Tras vivir toda su vida con el secreto, afirmó haberse visto animado por el caso de Granada.

Inmediatamente, el arzobispado de Tarragona inició una investigación, informó al Vaticano y animó a todas las víctimas a acudir a la justicia.

Un mes después, el obispado de Tui-Vigo suprimía una orden religiosa cuyo fundador fue enviado a prisión provisional por presuntos abusos sexuales, entre otros cargos. “Las cosas están cambiando”, reconoce Oliver. “Pero es por la actitud del papa, yo creo que si fuera por la actitud de la jerarquía eclesiástica española esto no sería así”, afirma escéptico. (AFP)


 

Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora