La Compañía de Danza de la brasileña Deborah Colker estrenará mañana en Bogotá una versión de “Eugenio Oneguin”, el clásico de la literatura rusa de Aleksandr Pushkin, una novela con un mensaje universal y trasladable al siglo XXI que cautivó a la coreógrafa carioca.
“Este libro tiene palabras perfectas y yo no tenía este lenguaje de las palabras, tenía el vocabulario del cuerpo”, explicó Colker sobre su adaptación del clásico de Pushkin que tituló “Tatyana” en homenaje a uno de los protagonistas de la obra.
La Compañía de Danza de la brasileña Deborah Colker estrena en Bogotá una versión de “Eugenio Oneguin”, el clásico de la literatura rusa de Aleksandr Pushkin, una novela con un mensaje universal y trasladable al siglo XXI que cautivó a la coreógrafa carioca.
“Este libro tiene palabras perfectas y yo no tenía este lenguaje de las palabras, tenía el vocabulario del cuerpo”, explicó Colker sobre su adaptación del clásico de Pushkin que tituló “Tatyana” en homenaje a uno de los protagonistas de la obra.
La pieza de danza, que estará en el Teatro Colón de Bogotá hasta el 19 de septiembre, se basa en un “romance escrito en versos”, lo que facilitó el trabajo de Colker porque “la danza y la poesía son hermanas porque son alimentadas por metáforas”. “La palabra puede abrir muchas ideas, muchos sentidos, muchos sentimientos, eso es bueno, pero es impresionante que ‘Oneguin’ inspirara a tanta gente”, señaló Colker en referencia a las operas y filmes que se han basado en la obra de Pushkin.
La coreógrafa, nacida en Río de Janeiro en una familia de ascendencia rusa, destacó que cuando comenzó a trabajar en la pieza pensó que todas esas versiones existen porque “Eugenio Oneguin” es una obra “vibrante con la energía del ser humano, del sentimiento de las acciones”.
Para su adaptación al lenguaje de la danza, Colker hubo de “tomar una decisión importante” a la hora de seleccionar el tipo de versión que iba a inspirar Pushkin, y finalmente concluyó que “no nos importaba la narrativa paso a paso como una novela”.
En “Tatyana” quiso mostrar “las fuerzas, lo que mueve cada personaje y lo que mueve esa historia ahora”, en pleno siglo XXI. En opinión de la bailarina, que comenzó su carrera en el año 80 de la mano de la uruguaya Graciela Figueiroa, la novela de Pushkin, que fue escrita entre 1823 y 1831, tiene hoy en día “mucho sentido”.
Su vigencia le hizo a ella y su equipo jugar “con la idea de intentar buscar” a los personajes entre ciudadanos contemporáneos. “Creo que Pushkin sintetizó cualidades y defectos en cada personaje que son importantes para comprender la historia y el mundo”, comentó.
En la versión de Colker hay cinco personajes que incluyen al propio Pushkin en una mezcla de danza clásica y contemporánea en la que no tiene miedo a cruzar la línea que separa ambas tradiciones, lo que se muestra incluso en el diseño del vestuario.
Así, por el escenario viajan unos personajes que son interpretados por cuatro bailarines sobre un escenario parco en el que la figura de un gran árbol acompaña la danza.
Todo ello en un ejercicio de “respeto pero con creatividad” puesto que “hacer algo de literatura con danza no tiene por qué ser narrativo y tener una lectura”, afirmó la brasileña.
En esa recreación no importa tanto el personaje de Tatyana “como es, sino la fuerza” que tiene. Sin embargo sí respetó escrupulosamente la partitura musical de la época, en la que destacan compositores como Serguéi Rajmáninov, Igor Stravinski o Serguéi Prokófiev.
Compositores todos ellos de una Rusia decimonónica en la que “estaba pasando de todo” en las artes plásticas, la música, el teatro o la poesía. No en vano, para Colker esa Rusia es una de las tres grandes épocas creativas en la historia de la humanidad y sentó buena parte de las bases de lo que hoy es el arte.
Además, “para ella no es difícil relacionar el mundo contemporáneo” con la Rusia del XIX.
Preguntada por la traslación a la América Latina del siglo XXI de esa sociedad en la que creció y escribió Pushkin, Colker recordó que sus cuatro abuelos eran rusos y considera que ambas regiones “son hermanas”. “Somos calientes, intensos, nos gusta beber, besar y tocar”, concluyó.
La obra cuenta con la dirección ejecutiva de Joao Elias, con Gringo Cardia al frente de la escenografía y tiene a Berna Ceppas en la selección musical. (EFE)
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora