Por: José Claudio Linhares Pires.
El aumento de la productividad es considerado el único modo sostenible de mejorar las condiciones de vida a largo plazo: reduce el uso de recursos e incrementa la producción, lo que se traduce en un mayor producto interno bruto (PIB) per cápita y es una condición necesaria —aunque no siempre suficiente— para el aumento salarial. En América Latina y el Caribe, lamentablemente, la productividad no ha aumentado desde mediados de los años 70, y de hecho ha retrocedido en muchos países.
Entre las acciones puestas en marcha por los gobiernos para cambiar esta situación, una recurrente es la creación de programas de apoyo empresarial. Aunque el modelo varía según los sectores y países, el argumento de fondo es el mismo: las deficiencias del mercado impiden a las empresas alcanzar su potencial, y si esos obstáculos fueran eliminados la empresa podría funcionar de forma más eficiente y generar un mayor bienestar social derivado de la mayor competencia, innovación y acceso a mercados externos o mejor coordinación en las cadenas de valor.
Programas de apoyo a las empresas: el caso de Brasil
¿Pero son realmente efectivos este tipo de programas de apoyo a las empresas? Para dar respuesta a esta pregunta, un reciente estudio de la Oficina de Evaluación y Supervisión del BID se ha centrado en el caso de Brasil, donde cerca de 900 mil empresas recibieron más de 1,4 millones de subsidios públicos para apoyar sus actividades productivas entre 2002 y 2012.
En este periodo 5,4 millones de empresas, en promedio de tamaño pequeño (el 75% con menos de 10 empleados en 2012) operaban en el país, esencialmente en los sectores de comercio y servicios. De ellas, el 16,4% participó en al menos un programa de apoyo productivo, principalmente en forma de provisión de capital para inversiones.
Las empresas más grandes, que además ofrecían los mejores salarios y empleaban trabajadores con mayor nivel educativo, recibieron por lo general capacitación para la exportación y apoyo a la innovación. El apoyo en forma de capital de trabajo y, en menor grado, capital para inversión, benefició a empresas más pequeñas, con salarios más bajos y trabajadores con menor nivel educativo.
Los resultados: ¿qué podemos aprender de ellos?
Debido a la naturaleza entrelazada de los programas, es difícil vincular efectos e intervenciones, por lo que el estudio se concentra en las casi 600 mil empresas que solo participaron en un programa. Los resultados no son muy prometedores: ha habido pocos efectos sobre la productividad u otros indicadores.
Uno de los resultados positivos encontrados por el estudio es que la tasa de supervivencia de las empresas tratadas (90%) superó el promedio de las empresas brasileñas (67%). Sin embargo, en pocos casos fue posible asociar los tratamientos con aumentos de productividad. Los resultados, aunque mejores en programas de apoyo para empresas del sector industrial, raramente fueron positivos para los sectores de comercio y servicios. De hecho, las intervenciones tienden a asociarse con la disminución de los salarios y del empleo.
Estos resultados apuntan a la necesidad de redefinir el alcance, diseño y monitoreo de los programas de apoyo empresarial en Brasil y nos dejan desafíos clave para mejorar su eficacia en el futuro:
- Mejora de los incentivos: dado que la productividad no se define explícitamente en los programas como un resultado a buscar, los programas no tienen incentivos para inducir a las empresas a invertir en nuevas tecnologías y tomar medidas para aumentar la eficiencia.
- Coordinación de esfuerzos: aun cuando varios programas están diseñados para trabajar de forma conjunta con otros, o al menos en paralelo, los resultados sugieren la necesidad de optimizar los actuales mecanismos de coordinación entre organizaciones que trabajan juntos.
- Medición de los resultados: la dificultad para evaluar algunos de los programas destaca la importancia de incorporar mecanismos de monitoreo y evaluación en su diseño, lo que permitirá aprender de los resultados.
Comprender el efecto de los programas de desarrollo productivo en las empresas y la economía, más allá del caso brasileño, requiere de análisis complementarios, pero este estudio puede ser un punto de partida. Le invito a acceder a todos los datos aquí.
José Claudio Linhares es Economista Líder en la Oficina de Evaluación y Supervisión del BID y autor de varias evaluaciones sobre proyectos de desarrollo implementados por el Banco.
Posts relacionados:
Competitividad, productividad y digitalización
Impacto de la Productividad – Parte II
Impacto de la productividad – Parte I
Debes loguearte para poder agregar comentarios ingresa ahora